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“Bokko” sufre los mismos males que tantos otros tebeos en los que priman criterios empresariales antes que los artísticos. Parte de un planteamiento y un escenario interesante para a continuación ver como la trama es artificiosamente extendida hasta que la serie ya no da más de sí y se cierra de cualquier manera o con un punto de precipitación.
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A partir de un determinado momento, (en este caso, bastante claro, el cuarto volumen) la serie inicia un lento pero constante declive repitiendo situaciones una y otra vez. A partir de ese cuarto volumen, buena parte de lo que Mori nos cuenta en “Bokko” nos suena ha ya leído. Ge Li vuelve a encontrarse en una ciudad sitiada, vuelve a tener dificultades para hacerse con el mando de la ciudad y se enfrenta a las tácticas que ponen en práctica los invasores para intentar invadirles hasta donde puede o le dejan. Es cierto que el autor intenta añadir alguna otra trama que renueve el interés como la investigación de los verdaderos motivos que llevan al emperador de Qin a invadir Zhao, las nuevas tácticas desarrolladas por los Mo Zhe con la Unidad de Insectos o la introducción de nuevos personajes como Niang o Lan Zhu, pero la fórmula realmente está agotada y por suerte Mori opta por terminar la serie de una manera digna aunque en mi opinión algo precipitada.
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En definitiva, “Bokko” es un buen producto de entretenimiento, excelente incluso en sus primeros volúmenes, que no llega a colmar las expectativas creadas pero que se lee con agrado a pesar de sus limitaciones.
Para leer más sobre “Bokko” en El lector impaciente pinchad aquí.