Lo ha vuelto a hacer. Paco
Roca nos ha vuelto a colar un gol por toda la escuadra. Cuando quién más quién
menos creía que el valenciano había tocado techo y, cuan estrellita
mediática, tras el éxito de sus obras anteriores relajaría el músculo creativo y
echaría barriguita, Roca se ha colado en plena forma por la banda como una
flecha, nos ha pillado con la defensa a por uvas y ha soltado un pepinazo en
forma de cómic imparable e inapelable. Y es que "Los Surcos del Azar" está llamado a convertirse en el cómic del
año, la década o lo que vosotros queráis, que permitirá exteriorizar y vocear
las excelencias del Noveno Arte patrio nacional e internacionalmente más allá del estrecho guetto en el que
nos movemos los convencidos.
Si “Arrugas” fue un cómic visceral
que tocaba en lo más hondo la sensibilidad del más templado y “El invierno del
dibujante” una necesaria reivindicación y denuncia de uno de los capítulos
menos bonitos de la historia de su oficio, en “Los Surcos del Azar”, publicado hace nada por Astiberri, Roca acomete su obra más ambiciosa y sofisticada para
narrar la aventura de algunos de los héroes olvidados de la Historia, los
republicanos españoles derrotados y exiliados tras la Guerra Civil Española que liberaron París formando parte de la
mítica Compañía La Nueve del capitán Dronne perteneciente a la División
Blindada del General LeClerc en la II Guerra Mundial. Y para ello, Roca ha construido
un exquisito tebeo que está llamado a ser en el Cómic lo que fue “Soldados
de Salamina” en la Literatura patria hace unos años (la peli ni la comento
porque no está a la latura de esas dos
obras), una llamada de atención y una reflexión sobre figuras y hechos
históricos que todavía hoy se pretenden ignorar.
En este cómic, Paco Roca nos
muestra su investigación de la historia de la Nueve a través de sus entrevistas
con Miguel Ruiz, un viejo republicano español, que nonagenario vive su soledad
en Francia. A través de las conversaciones con el viejo Rúiz, el autor conocerá
de primera mano la peripecia vital de cientos de republicanos derrotados que
huyeron de España a través del puerto de Alicante a bordo del Stanbrook para
ser maltratados durante años en los duros campos de trabajo de la Francia
vichista en Argel hasta que se enrolaron en el ejército de la Francia Libre del
general De Gaulle para participar en la Guerra del Desierto y acabar liberando
París con la ilusión siempre de poder regresa y liberar igualmente España de
Franco.
Paco Rocapuede sentirse más que
orgulloso de "Los Surcos del Azar", pues estamos ante su obra más redonda y conseguida, en lo que es una extensa,
apasionante y entretenida novela histórica en la que la documentación ha sido
cuidada con minuciosidad para no dejar ningún elemento al azar más allá del
título. Roca hilvana con aparente sencillez un
elaborado artificio argumental compuesto por diversas tramas que se van
concatenando para ofrecer un resultado coherente y fluido que el lector no
nota mientras lee. Por tanto, no existe ningún brusco ni artificioso giro argumental
en el cómic gracias al cuidado con el que se producen las transiciones a partir
de las conversaciones de los personajes entre los diversos lapsos temporales
en el que transcurre la historia, el momento presente que avanza linealmente, día a día, y los diversos
momentos del pasado del protagonista escogidos a lo largo de casi una década de su vida.
Los dos grandes lapsos temporales, Roca los diferencia incluso
formalmente mediante un elegante recurso consistente en variar el tratamiento del color y el estilo plasmándose
la historia en el “presente” en un elegante bitono gris y un trazo más
esquemático mientras que las partes de la historia que transcurren en el
pasado protagonizadas por el joven
Miguel Rúiz son a todo color y con un estilo más elaborado y detallista en las
que son probablemente las mejores páginas que Roca ha dibujado hasta la fecha.
Como suele suceder en muchas
ocasiones en este tipo de historias que se desarrollan en dos épocas muy
alejadas, podría pensare que una fuese un mero recurso del guionista para destacar
más la otra quedando aquella como mero prólogo para centrarse en lo que
realmente le interesa al autor. Y sin embargo, Roca se ha cuidado mucho de caer
en ese error, logrando un equilibrio para que las dos épocas en que se
desarrolla la historia de Miguel Ruiz resulten atractivas al lector y se
retroalimente para formar un conjunto unitario.
Para ello, en la historia del “presente”, con
un tratamiento mucho más costumbrista, el autor ha puesto especial cuidado en crear
subtramas accesorias a través de personajes secundarios como Albert y sus hijos
cuyas vivencias cotidianas, conexas con las del protagonista, acaban resultando
tan interesantes como la de este y sirven de contrapunto a las mismas.
Asimismo, en la parte de la historia en la que se relatan los episodios
bélicos Roca, sin evitar los momentos puramente de acción – que más de uno
asociará indefectiblemente con el imaginario que nos han implantado las
películas y series de Spielberg, “Salvar al Soldado Ryan” o “Hermanos de
Sangre”- , se ha preocupado mucho de evitar reducirlo todo el desarrollo de un
cómic de acción bélica estereotipado tributario de “Los Violentos de Kelly” -como
el propio autor señala que estuvo barajando en un momento- cuidando para ello de dotar de identidad y
humanidad a los personajes que aparecen
en esta parte de la historia especialmente en la introducción de los personajes
históricos reales que aparecen como secundarios (llega a presentar incluso
figuras como Machado o Hemingway) sin que la trama se resienta y otorgan un plus extra de verosimilitud a
los elementos de ficción, con lo que hacen aún más difícilmente distinguibles
unos de otros y la obra adquiere por momentos un tono más coral y es que, Roca otorga importancia a todos los personajes y se preocupa porque el destino de
ninguno quede en el alero alimentado y robusteciendo el conjunto. Además,
es en esta segunda parte en la que Roca se suelta como dibujante presentado diversas localizaciones y lugares de lo más alejados así como
poniendo un especial cuidado en la descripción del armamento o los uniformes de
los personajes y ampliando el registro compositivo y narrativo de la historia
para ofrecer episodios bélicos creíbles, primorosamente presentados, sí…pero al servicio
de una historia mucho más interesante.
Por otro lado, no hay que negar que la sombra de
“Maus” y Spieguelman son alargadas y se nota la influencia de esa obra maestra
en el punto de partida formal de “Los surcos del azar”. Pero, sin embargo,
cualquier parecido termina ahí y Roca maneja con maestría los hilos para
mantener atrapado al lector de la primera a la última página con sus propias
armas y medios, comprometido con la obra hasta convertirse en un personaje más
de la misma, para ofrecer finalmente un tebeo con personalidad propia en el que ha
volcado todo lo aprendido en sus obras anteriores y que sin estridencias supone
un escalón más en su progresión autoral.
Con lo que hay que quedarse, en definitiva, es que “Los surcos del
azar” es un tebeo magnífico y una historia conmovedora sobre un episodio poco
conocido de la Historia en el que Paco Roca ha volcado toda su ilusión y saber.
El resultado sin duda estará a la altura de cualquier expectativa. Muy
recomendable.