Les hablaba por
aquí hace unas semanas de las cualidades (y defectos) de esta serie cuando
Planeta acaba de publicar el último álbum aparecido en Francia titulado “La sangre de las bestias” que da un salto adelante tanto argumental como estilísticamente, mejorando si cabe los resultados de los álbumes anteriores.
En este álbum
Dufaux y
Delaby abordan una historia más ambiciosa en una trama cargada de abundantes "cliffhangers" que rompe con la linealidad argumental que se notaba en otros álbumes de la serie y hacen madurar y retomar el protagonismo de Lucio Murena, el personaje que le da título, que, sobre todo, durante el primer ciclo de la misma estaba bastante difuminado en detrimento de otros personajes. En este álbum nos encontramos con un Murena que ha madurado y está dispuesto a enfrentarse abiertamente a las conjuras de
Popea y
Nerón para alejarle de Acté, la esclava de la que está enamorado. Precisamente, a la búsqueda de Acté, Murena parte hacia las Galias acompañado del gladiador Balba, obsesionado en vengar a su amo
Británico, y la misteriosa Evix, lo que permite a los autores ampliar las localizaciones habituales de la Roma urbana, que monopolizaba los anteriores álbumes, por la de unas Galias salvajes y revueltas en la que los galos se encontraban en constante rebelión y los protagonistas deben enfrentarse al druida rebelde Cervarix. Finalmente, Murena encontrará a Acté pero quizás demasiado tarde para salvarla. Mientras, en Roma, un Nerón cada vez más desequilibrado y obsesionado con la divinidad se va convirtiendo progresivamente en una marioneta a manos de Popea y el resto de los cortesanos mientras sus amigos le abandonan o caen en desgracia.
Este álbum aumenta notablemente el nivel de la serie respecto a sus precedentes en lo que es una apuesta clara por parte de
Dufaux, un guionista especializado en tramas históricas, en complicar una historia rica en intrigas y traiciones lo que provoca por un lado que el lector se “enganche”a una historia ya de por sí muy atractiva pero que provoca cierta confusión, en ocasiones, al faltar espacio al autor para caracterizar a algunos de los nuevos personajes que van apareciendo a lo largo de la historia. No tanto los históricos como
Tigelino o
Popea, que a quién más o a quién menos sonarán, pero si a los de creación propia como el de la misteriosa Evix cuyas motivaciones y pasado se resuelven en unas pocas líneas. En el aspecto gráfico,
Delaby sigue realizando una excelente labor, mejorando incluso la calidad de su dibujo, recreando con solvencia y verosimilitud – algo fundamental en una serie de estas características- las nuevas localizaciones a las que se traslada la historia. Asimismo, es una buena noticia comprobar como el colorista
Petiqueux le ha cogido el aire a la serie mejorando respecto a la anterior entrega, dando unos tonos mucho más naturales a los personajes algo que se notó demasiado en “
La diosa oscura” el anterior tomo de la serie.
El próximo álbum promete emociones fuertes con el incendio de Roma y el regreso a la Ciudad Eterna del nuevo y cada vez más oscuro Murena dispuesto a todo. Lástima que vayamos a tener que esperar bastante para leerlo puesto que todavía no se ha publicado en Francia. Yo, desde luego, procuraré no perdérmelo.