¡Ha costado más que un parto pero por fin se ha estrenado en salas la película que causó sensación en el pasado Festival de Sitges y el Festival de Cine Fantástico de Austin (consiguió el premio a la mejor película en ambos)! Y la verdad es que la espera ha valido la pena porque Nacho Vigalondo demuestra en su primer largo que el talento no está reñido con la escasez de medios y con cuatro duros se marca una película entretenida y con cabeza, destinada a convertirse en pieza de culto entre los friquis de pro del cine fantástico nacional (¿?) y que, desgraciadamente, imagino provocará la indiferencia del visitante habitual a las salas comerciales hasta que vea dentro de unos añitos el remake simplón de turno producido por Tom Cruise.
Poco se debe adelantar de la película para no desvelar la trama. A modo de piezas de un puzzle, Vigalondo va entrecruzando los elementos de una película aparentemente sencilla pero que se sustenta en un gran guión.
Héctor es un tipo anodino y normal que lleva una existencia tranquila junto a su esposa en un chálet apartado. Curioseando con unos prismáticos, contempla el asesinato de una joven y al ir a investigar se verá acosado por un extraño personaje envuelto en vendas de color rosa que le ataca con unas tijeras. Huyendo despavorido, Héctor se refugia en un centro científico y, sin comerlo ni beberlo, se convierte en el primer viajero temporal y la clave de un misterio cuyas piezas sólo él puede encajar. Y su resolución, cambiará su existencia.
Vigalondo confirma en su primera película su capacidad para sorprender al espectador y ofrecer propuestas novedosas, como ya había hecho en su producción en el cortometraje. Partiendo de la exploración de las paradojas del viaje en el tiempo, construye un
thriller sólido que por momentos coquetea con las películas de casquería de la más casposa y terrorífica serie B para sorprender al minuto siguiente con un
gag más propio de una comedia negra de
Berlanga, en una mezcolanza de géneros saludable y vigorizante para una cinta que suple su carencia de medios y limitaciones económicas con la capacidad de un grupo de actores convincentes en sus actuaciones y entre los que sobresalen un
Karra Elejalde sensacional en su complicado protagonista y una
Bárbara Goenaga que borda su papel de victima propiciatoria y está llamada a mayores empresas en nuestro cine.
La película está llena de referencias cinéfilas que harán las delicias de los aficionados al cine de género que van desde “
La Ventana Indiscreta” a “
La Matanza de Texas” pasando por “
Atrapados en el tiempo” en un
tour de force frenético que requiere de la atenta atención del espectador durante todo el visionado para no perderse en la esquizofrénica y delirante trama que propone el científico loco interpretado por
Vigalondo -mejor director que actor- y no perderse en sus consecuencias para poder disfrutar de la lógica con la que sale airoso de las trampas que el mismo tiende sin caer en ningún momento en los errores de
raccord que en este tipo de películas abundan.
En definitiva, “
Los Cronocrímenes” es la propuesta más imaginativa, interesante y original que la cartelera va a ofrecer este verano frente a la saturación del efectismo despilfarrador de la industria norteamericana y demuestra que la pequeña aldea del fantástico español todavía resiste. Sólo hace falta saber hasta cuando.