Este sábado mi mujer y yo hemos podido salir juntos un sábado noche para cenar e ir al teatro merced al contubernio familiar de nuestras respectivas hermanas (nuevas gracias a M. por las entradas y a S. por la logística) para acudir al Maravillas a ver el montaje que Tamzin Towsend ha realizado de esta maravillosa comedia de Woody Allen que la mayoría de nosotros conocimos a partir de la adaptación cinematográfica de Herbert Ross protagonizada por el propio Allen, “Sueños de un seductor”.
Allan es un patético crítico de cine al que acaba de dejar su mujer y hundido en la autocompasión se dedica a ver “Casablanca” y establecer conversaciones imaginarias con su gran ídolo, Humphrey Bogart, hasta que sus dos únicos amigos, el ocupadísimo Frank y la soñadora Linda, acuden en su ayuda para intentar sacarle de la depresión.
A partir de un montaje sutil e inteligente de Tamzin Towsend que no encorseta y ensalza a los actores, se despliega una obra inteligente y divertida como pocas que cuenta con la dificultad añadida de hacer frente a lo conocido de la obra original siendo el principal atractivo comprobar si un actor con un físico tan alejado al de Allen es capaz de hacer suyo el personaje de Allan. Luis Merlo lo consigue tirando de oficio, con una acertada interpretación en la que sin lograr hacernos olvidar del todo a Woody, realiza una actuación más que digna aunque, en mi opinión, la que luce realmente en esta obra es una gran Maria Barranco –una de las actrices más desaprovecfhadas de su generación- quién demuestra sus grandes dotes interpretativas con una magnífica Linda que nada tiene que envidiar a Diane Keaton. El resto del reparto –Javier Martín, José Luis Alcobendas y Beatriz Santana- también realizan una estupenda labor complementaria de los dos actores que llevan el peso principal de la obra durante la hora y media de función.
En definitiva, “Tócala otra vez, Sam” es un excelente plan para pasar un sábado noche entretenido rememorando una de las más inspiradas obras de Allen.