Sigo repasando tebeos antiguos y le ha tocado turno a “Zoo-Las aventuras de Tristán Karma”, álbum editado hace ya muchos añitos por Norma Editorial recopilando las aventuras protagonizadas por Tristán Karma aparecidas en la revista “Cimoc” y que merecería una reedición similar a la que hace poco ha disfrutado otra obra del mismo autor “Versus”.
Tristán Karma se desenvuelve en un mundo futurista peculiar de línea clara en el que se convierte en testigo mudo –el personaje no habla- de originales aventuras en las que un Beroy en solitario e inspirado mezcla distintos elementos de ecologismo atemperado, cinematofagia, ciencia ficción y terror.
Historias protagonizadas por panteras que se convierten en mujeres cuando pierden su suave abrigo e historias de científicos que descubren cómo comunicarse con las ballenas a través de oscuras leyendas vikingas, leyendas urbanas de desperdicios tóxicos abandonados que provocan terribles mutaciones y representaciones de titiritero sobre las que sobrevuela el pájaro de la muerte.
Beroy se mueve como un pez en el agua en este ecléctico álbum en el que mezcla todo tipo de referencias y lugares con habilidad y que hunden sus raíces en la fascinación por películas como “La Mujer Pantera” de Jacques Tourneaur o los entrañables títulos de Serie B norteamericana de los Cincuenta con sus insectos gigantes mutados por la radioactividad.
Precisamente, al igual que el cine de Tourneur, el dibujo de Beroy sintetiza muchas de sus características con un marcado gusto por la concisión narrativa centrándose en los hechos principales y en la expresividad y vitalismo con que retrata a los personajes desarrollando unas historias fluidas, vistosas y llenas de matices.
Beroy en este álbum muestra su conocimiento de grandes autores de la línea clara, como Chaland, o su compañero de generación Daniel Torres con su “Roco Vargas” pero Beroy es capaz de no emular a nadie a la hora de ambientar su propio mundo retro y futurista en el que la ambientación y el personaje protagonista, Tristán Karma, mero testigo u oyente de las historias en las que no tiene una participación directa, no es más que una excusa para dar hilazón al conjunto de las seis historias fantásticas que recoge el álbum y experimentar con nuevos estilos y matices logrando resultados más plásticos y fantasiosos como en la aventura de el cuervo.
En definitiva, la relectura de “Zoo-Las aventuras de Tristán Karma" sigue siendo tan agradable como hace años y su vigencia se mantiene tan intacta como en el momento de su primera publicación en revista. Esperemos que merced a una pronta reedición estas historias no se pierdan y continúen siendo plenamente accesibles a nuevos lectores o que Beroy decida darle una continuación pasados los años (aunque leyendo sobre sus malas experiencias pasadas quizás no le apetezca). Ojalá se anime porque estoy seguro que Beroy tiene todavía mucho que ofrecernos.
Otros tebeos de J.M Beroy comentados en El lector impaciente:
“Versus”.