Cinco años son muchos años…Un lustro, exactamente. Y un lustro es lo que llevaban Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales sin ofrecer una nueva entrega de su exitosa y multipremiada serie “Blacksad”. Tantos años que más de uno creíamos que ya la cosa iba a quedar aparcada definitivamente embarcados los autores en distintos proyectos por separado. Y, sin embargo, como no hay quinto malo Guarnido y Díaz Canales acaban de publicar la cuarta entrega de la serie del gato detective, “El infierno, el silencio”, con el que quizás sea el álbum más ambicioso de toda la serie.
En “El infierno, el silencio”, Blacksad y su amigo Weekly se trasladan al bullicioso Nueva Orleáns, la cuna del Carnaval, el vudú y el Jazz para investigar a instancias, Faustus LaChapelle, un moribundo representante musical, la desaparición de “Little Hand” Fletcherd, el músico estrella de su compañía adicto a la heroína. En el transcurso de su investigación, Blacksad irá descubriendo los oscuros y turbios vínculos que unen los destinos de Fletcherd y sus viejos colegas con la familia LaChapelle al tiempo que su búsqueda del músico se convierte en una carrera contrarreloj para salvarle la vida. ¿Lo conseguirá? Tendréis que leer el tebeo para saberlo.
Sin abandonar las entretenidas y clásicas claves de género negro que son características de la serie, existe una voluntad por parte del equipo creativo para afrontar nuevos retos en esta entrega a través de un guión más complejo que el de entregas precedentes en el que la trama se muestra desordenada para que sólo al final el lector encaje todas las piezas. Para ello, Díaz Canales y Guarnido abundan en las elipsis temporales y las sutiles referencias que orientan al lector en una lectura en la que al principio por fuerza se ha de sentir un tanto perdido hasta que aprende las reglas del juego propuesto por los autores bajo la solo aparente, en esta ocasión, evolución lineal de la historia a la que nos tenían acostumbrados. Cuando el final el lector organiza en su cabeza la trama esta se muestra bastante sencilla aunque magistralmente resuelta a través de un inteligente recurso que permite al mismo tiempo restar peso en la acción al en otras entregas omnipresente Blacksad mostrando un elenco de secundarios mayor que en anteriores entregas–soberbiamente caracterizados cada uno de ellos, como es habitual- con lo que estamos ante un álbum igual de entretenido que los anteriores pero mucho más complejo y ambicioso.
En el aspecto gráfico, Guarnido vuelve a dejar buena muestra de su sorprendente habilidad para la personificación de animales atreviéndose con nuevas especies a las que no había recurrido hasta ahora – hipopótamos, monos, camellos…- haciendo gala de su dominio de los recursos exclusivos del cómic para caracterizar y transmitir información al lector (no es casualidad que los traficantes de heroína sean un camello y un caballo o los encantamientos vudus los realice una mona). Guarnido desarrolla la mayor parte de la narración a través de un ritmo pausado con una composición de página muy clásica que se rompe sólo para introducir elegantes transiciones a través de los viajes alucinados de Little Hand y se acelera en las viñetas de acción gracias a su insultante dominio de la figura humana para reproducir las más complejas figuras y posiciones y otorgarles la ilusión de movimiento merced a sus conocimientos de animación. Además, si al tebeo le añadimos la habitual carga de detalle con la que Guarnido trata cada viñeta y las novedosas localizaciones, la historia se convierte en una delicia que invita a varias relecturas pausadas para demorarse y no perderse detalle. Por otro lado, Guarnido juega además con el color de un modo mucho más atrevido que en anteriores entregas no sólo para recrear atmósferas sino también para establecer separaciones narrativas entre distintos lapsos temporales de la historia entre el pasado y el presente ofreciendo mayores registros en su tratamiento que en anteriores entregas. No hay duda que Juanjo Guarnido es uno de los mejores dibujantes patrios que realizan cómics en la actualidad.
En definitiva, los cinco años –el lustro- de espera han merecido la pena y creo que estamos ante uno de los mejores tebeos del año y la mejor entrega de lo publicado hasta ahora dentro de una serie que a pesar del tiempo transcurrido mantiene sino supera su altísimo nivel. Quedo a la espera del quinto álbum para cuando los autores quieran (que ya se sabe que no hay quinto malo…).
Más “Blacksad” en El lector impaciente:
- “Un lugar entre las sombras”.
- “Artic Nation”.
- “Alma Roja”.
En “El infierno, el silencio”, Blacksad y su amigo Weekly se trasladan al bullicioso Nueva Orleáns, la cuna del Carnaval, el vudú y el Jazz para investigar a instancias, Faustus LaChapelle, un moribundo representante musical, la desaparición de “Little Hand” Fletcherd, el músico estrella de su compañía adicto a la heroína. En el transcurso de su investigación, Blacksad irá descubriendo los oscuros y turbios vínculos que unen los destinos de Fletcherd y sus viejos colegas con la familia LaChapelle al tiempo que su búsqueda del músico se convierte en una carrera contrarreloj para salvarle la vida. ¿Lo conseguirá? Tendréis que leer el tebeo para saberlo.
Sin abandonar las entretenidas y clásicas claves de género negro que son características de la serie, existe una voluntad por parte del equipo creativo para afrontar nuevos retos en esta entrega a través de un guión más complejo que el de entregas precedentes en el que la trama se muestra desordenada para que sólo al final el lector encaje todas las piezas. Para ello, Díaz Canales y Guarnido abundan en las elipsis temporales y las sutiles referencias que orientan al lector en una lectura en la que al principio por fuerza se ha de sentir un tanto perdido hasta que aprende las reglas del juego propuesto por los autores bajo la solo aparente, en esta ocasión, evolución lineal de la historia a la que nos tenían acostumbrados. Cuando el final el lector organiza en su cabeza la trama esta se muestra bastante sencilla aunque magistralmente resuelta a través de un inteligente recurso que permite al mismo tiempo restar peso en la acción al en otras entregas omnipresente Blacksad mostrando un elenco de secundarios mayor que en anteriores entregas–soberbiamente caracterizados cada uno de ellos, como es habitual- con lo que estamos ante un álbum igual de entretenido que los anteriores pero mucho más complejo y ambicioso.
En el aspecto gráfico, Guarnido vuelve a dejar buena muestra de su sorprendente habilidad para la personificación de animales atreviéndose con nuevas especies a las que no había recurrido hasta ahora – hipopótamos, monos, camellos…- haciendo gala de su dominio de los recursos exclusivos del cómic para caracterizar y transmitir información al lector (no es casualidad que los traficantes de heroína sean un camello y un caballo o los encantamientos vudus los realice una mona). Guarnido desarrolla la mayor parte de la narración a través de un ritmo pausado con una composición de página muy clásica que se rompe sólo para introducir elegantes transiciones a través de los viajes alucinados de Little Hand y se acelera en las viñetas de acción gracias a su insultante dominio de la figura humana para reproducir las más complejas figuras y posiciones y otorgarles la ilusión de movimiento merced a sus conocimientos de animación. Además, si al tebeo le añadimos la habitual carga de detalle con la que Guarnido trata cada viñeta y las novedosas localizaciones, la historia se convierte en una delicia que invita a varias relecturas pausadas para demorarse y no perderse detalle. Por otro lado, Guarnido juega además con el color de un modo mucho más atrevido que en anteriores entregas no sólo para recrear atmósferas sino también para establecer separaciones narrativas entre distintos lapsos temporales de la historia entre el pasado y el presente ofreciendo mayores registros en su tratamiento que en anteriores entregas. No hay duda que Juanjo Guarnido es uno de los mejores dibujantes patrios que realizan cómics en la actualidad.
En definitiva, los cinco años –el lustro- de espera han merecido la pena y creo que estamos ante uno de los mejores tebeos del año y la mejor entrega de lo publicado hasta ahora dentro de una serie que a pesar del tiempo transcurrido mantiene sino supera su altísimo nivel. Quedo a la espera del quinto álbum para cuando los autores quieran (que ya se sabe que no hay quinto malo…).
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- “Un lugar entre las sombras”.
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