La Cúpula ha publicado este mes
“Buen Perro”, la opera prima de Graham Chaffee, un tatuador de escasa
trayectoria en el mundo del cómic pero que ha llamado la atención a propios y
extraños con este título en el nos muestra las andanzas de un perro vagabundo.
Iván es un perro sin dueño
que sufre pesadillas en las que es acosado por gallinas y conejos mientras en
sus vigilias trata de sobrevivir al tiempo que busca un buen amo que le quiera.
En su deambular, Iván acabará formando una manada de perros vagabundos
orgullosos de su libertad que pondrá en tela de juicio sus deseos y creencias.
Chaffee se marca una fábula
moral en torno a la alienación del desubicado y necesidad de encontrar nuestro
lugar en el mundo explicando las experiencias perrunas de su perdido
protagonista en una historia entretenida y de agradecida lectura inspirada en
clásicos de un género que no suele defraudar. Más allá de títulos clásicos como
“La colina de Watership” o “Rebelión en la granja” impregnados de épica y/o
crítica política “Buen perro” está más cercano al costumbrismo norteamericano
del “Tombuctú” austeriano o películas Disney como “Bambi” o “La Dama y el
Vagabundo”.
Chaffee contextualiza la historia en una
pequeña ciudad norteamericana de los años cincuenta que muestra a través del
deambular del perro logrando una cuidada ambientación que es uno de los puentes
fuertes del cómic a través de las diversas localizaciones que describe con
detalle, desde las calles comerciales y parques frecuentados por blancos hasta
los barrios deprimidos en los que habitan negros y alcohólicos lo que hace
suponer que la historia se sitúa en algún lugar del Sur del país.
Por otro lado, Chaffee se
muestra como un narrador ágil que sin demasiados aspavientos ni recursos
narrativos desarrolla la historia permitiéndose solo incorporar al tratamiento
realista de la historia alguna licencia más expresiva al plasmar las pesadillas
que sufre el can protagonista. Chaffee muestra una fuerte influencia de autores
clásicos como Eisner y modernos como los Hernandez Bros, siendo quizás la
presencia de Beto y su “Palomar” la más evidente.
“Buen Perro” es una obra más
que satisfactoria a pesar de su sencillez gracias sobre todo al tono amable y predecible en el que está
desarrollada, aun cuando quizás por la poca experiencia del protagonista
determinadas situaciones hubieran requerido de un mayor aporte dramático, resuelta
con un agradecido final abierto que será del gusto de la mayoría de lectores.
Es de esperar que en el
futuro Chaffee nos sorprenda con obras más ambiciosas. Mientras llegan este "Buen Perro" es una más que correcta presentación.