Prometía el último arco argumental publicado en la serie regular del “Capitán América” (números 6 a 9 de la edición de Panini y 611 al 615 de la numeración yanqui) pero el resultado no pasa de correcto. Quizás sea porque tengo unas expectativas demasiado elevadas respecto a Brubaker y mi nivel de exigencia es más alto que con otros guionistas o quizás porque las tramas procesales siempre me han atraído especialmente y la que en estos números desarrolla está bastante desdibujada pero me da la sensación que Brubaker despacha con premura una historia que podría haber dado más de sí que los cinco números en que se desarrolla. Os cuento.
El gobierno de los Estados Unidos pretende procesar a Bucky –actual Capitán América- tras la filtración de los crímenes que perpetró durante la Guerra Fría cuando era el Soldado de Invierno. Sin embargo, sus superamigos están dispuestos a demostrar la inocencia de Bucky aunque tengan que recurrir hasta al Doctor Fausto para que testifique al tiempo que evitan los atentados que la cada vez más peligrosa y pirada Veneno planea con la ayuda del Hombre Maestro tras su fuga.
La cosa así contada promete mucho más de lo que al final resulta, ya que Brubaker pasa de puntillas del tema del juicio para centrarse más en el desarrollo de los planes de Veneno y el Hombre Maestro que se mantienen siempre un par de pasos por delante de los superamigos (hasta que la serie no recupere un protagonismo claro por parte del Capi creo que la voy a llamar los superamigos o los nuevos vengadores secretos, podéis ayudarme a decidir) de Bucky.
Y es una pena, porque Brubaker plantea elementos interesantes como la recuperación de otro de los secundarios con solera de la rica biografía del Capi, Bernie Rosenthal, quien debutara como novia durante la etapa de Byrne y Stern, pero luego resuelve el juicio de forma poco creíble y embarullada para…embarcar a Bucky rumbo a Rusia y presumiblemente un nuevo juicio que será mateira del próximo arco, con lo que es posible que lo mejor esté todavía por llegar.
Es admirable la cohesión y el manejo de tantos personajes como realiza Bru y la serie, aunque haya perdido buena parte de la intensidad del principio sigue entreteniendo tras tantos años gracias a la recuperación de tantos antiguos personajes y las tramas cargads de intriga que pergeña pero, en ocasiones como esta, da la sensación que Brubaker no puede –o no lo dejan obligado a ajustarse a los dichosos megaeventos – desarrollar plenamente todo el potencial de sus ideas. Así que, a pesar de sus defectos, sigue siendo una de las series más interesantes del panorama mainstream.
De todos modos, el gran handicap que hemos sufrido Brubaker y los lectores es la ausencia durante estos números de un dibujante fijo en la serie. Tras la marcha de Epting, la consolidación del veterano Butch Guice es bastante lenta y creo que su etapa actual en “Capitán América” no va a ser precisamente uno de sus trabajos más recordados, necesitando además la ayuda de otros dibujantes. Así, aparte de Mitch Breitweiser, de uno de los episodios se encarga el murciano Daniel Acuña quién cumple con oficio con el encargo.
Completa el número 9 de la edición de Panini el número 615.1, un invento del Departamento de Marketing de Marvel que afectó a varias colecciones para captar nuevos lectores con historias autoconclusivas que recontaban el origen de los personajes o los que los guionistas quisiesen. Pues eso, episodio de relleno dibujado por el meritorio Mitch Breitweiser que Bru con honradez aprovecha para introducir una nueva trama que retomará más adelante. Y van…
El gobierno de los Estados Unidos pretende procesar a Bucky –actual Capitán América- tras la filtración de los crímenes que perpetró durante la Guerra Fría cuando era el Soldado de Invierno. Sin embargo, sus superamigos están dispuestos a demostrar la inocencia de Bucky aunque tengan que recurrir hasta al Doctor Fausto para que testifique al tiempo que evitan los atentados que la cada vez más peligrosa y pirada Veneno planea con la ayuda del Hombre Maestro tras su fuga.
La cosa así contada promete mucho más de lo que al final resulta, ya que Brubaker pasa de puntillas del tema del juicio para centrarse más en el desarrollo de los planes de Veneno y el Hombre Maestro que se mantienen siempre un par de pasos por delante de los superamigos (hasta que la serie no recupere un protagonismo claro por parte del Capi creo que la voy a llamar los superamigos o los nuevos vengadores secretos, podéis ayudarme a decidir) de Bucky.
Y es una pena, porque Brubaker plantea elementos interesantes como la recuperación de otro de los secundarios con solera de la rica biografía del Capi, Bernie Rosenthal, quien debutara como novia durante la etapa de Byrne y Stern, pero luego resuelve el juicio de forma poco creíble y embarullada para…embarcar a Bucky rumbo a Rusia y presumiblemente un nuevo juicio que será mateira del próximo arco, con lo que es posible que lo mejor esté todavía por llegar.
Es admirable la cohesión y el manejo de tantos personajes como realiza Bru y la serie, aunque haya perdido buena parte de la intensidad del principio sigue entreteniendo tras tantos años gracias a la recuperación de tantos antiguos personajes y las tramas cargads de intriga que pergeña pero, en ocasiones como esta, da la sensación que Brubaker no puede –o no lo dejan obligado a ajustarse a los dichosos megaeventos – desarrollar plenamente todo el potencial de sus ideas. Así que, a pesar de sus defectos, sigue siendo una de las series más interesantes del panorama mainstream.
De todos modos, el gran handicap que hemos sufrido Brubaker y los lectores es la ausencia durante estos números de un dibujante fijo en la serie. Tras la marcha de Epting, la consolidación del veterano Butch Guice es bastante lenta y creo que su etapa actual en “Capitán América” no va a ser precisamente uno de sus trabajos más recordados, necesitando además la ayuda de otros dibujantes. Así, aparte de Mitch Breitweiser, de uno de los episodios se encarga el murciano Daniel Acuña quién cumple con oficio con el encargo.
Completa el número 9 de la edición de Panini el número 615.1, un invento del Departamento de Marketing de Marvel que afectó a varias colecciones para captar nuevos lectores con historias autoconclusivas que recontaban el origen de los personajes o los que los guionistas quisiesen. Pues eso, episodio de relleno dibujado por el meritorio Mitch Breitweiser que Bru con honradez aprovecha para introducir una nueva trama que retomará más adelante. Y van…