

A pesar de ser una obra pensada para su publicación seriada es perfectamente admisible su clasificación como “novela gráfica” dada su condición unitaria, estando dividida en capítulos en los que Mizuki narra la vida de Hitler desde su juventud como “pintor artístico” y héroe de guerra en La Gran Guerra, pormenorizando los pasos que le llevaron a convertirse en el Fuhrer de Alemania en el período de Entreguerras y su cénit y declive durante la II Guerra Mundial que acabarían con su muerte. Una labor enormemente compleja y delicada para lograr sintetizar en apenas 276 páginas el retrato del dictador galvanizador de masas con el que estamos todos familiarizados con el de la persona menos conocida del artista frustrado y megalomaniaco, enamorado de su sobrina, junto al complejo contexto histórico que propició su liderazgo. Mizuki, como buen biografo, no obvia tampoco su propia valoración subjetiva del sujeto sin entrar en valoraciones personales a través de su caracterización mediante un dibujo enormemente expresivo, a pesar de su esquematismo, con el que retrata con bastante exactitud el perfil psicológico de Hitler frente al realismo con el que refleja las consecuencias de sus decisiones que contrasta con el estilo neutro con el que describe los hechos en los cuadros de apoyo. Mizuki, que en el epílogo de la obra confiesa su fascinación por Hitler durante su juventud, se muestra como un narrador notable en la estela del gran maestro Osamu Tezuka al contraponer su versión caricaturesca de los personajes con unos fondos más elaborados inspirados en la documentación gráfica de la época con el que el impacto dramático de la obra se reduce en favor de una mayor agilidad narrativa, debiendo tener en cuenta, además, a la hora de valorar su dibujo el hecho de que Mizuki perdió su brazo izquierdo (era zurdo) durante la II GM y se vio obligado a aprender a dibujar con el brazo derecho lo que da a sus creaciones además una extraña ingenuidad naif .
En definitiva, “Hitler: la novela gráfica” permite un acercamiento entretenido, rápido y global a una figura enormemente compleja sin caer por ello en la simplicidad y demuestra el enorme potencial didáctico del cómic como herramienta a la hora de trasmitir conocimientos (si fuera profesor obligaría a leer este tebeo a todos mis alumnos). La edición de Glénat es bastante correcta incluyendo, aparte del epílogo mencionado, un glosario de los principales personajes realizado por el autor, una cronología, un mapa explicativo y la bibliografía utilizada por el autor.
Otros cómics sobre Hitler en El lector impaciente:
-"Yo maté a Adolf Hitler" de Jason.
- "Berlín: ciudad de piedras" de Jason Lutes.