jueves, 20 de mayo de 2010

“Lobezno: Los hombres de adamántium”, de Jason Aaron y Ron Garney.

Ya sabéis los habituales de El lector impaciente que Jason Aaron es de la última hornada de guionistas uno de los que más me gusta. Sigo con entusiasmo esa joyita que es “Scalped” y me gustó mucho “El otro bando”. Por ese motivo, tenía curiosidad por medirle en un cómic superheroico puro y duro y ver de qué era capaz el de Alabama en un género más convencional y rígido que otorga menos autonomía a los autores para desarrollar su creatividad que el sello Vertigo de DC en el que un Aaron encaja perfectamente. La solución la he encontrado en esta primera entrega de la nueva colección de Lobezno, “Wolverine, weapon X” que Panini recopiló hace unos meses en un apañado tomito que recoge los primeros cinco episodios de la colección. Mi conclusión es que el Aaron superheroico cumple, pero no es la mejor versión de Aaron.

En este primer arco titulado “Los hombres de Adamantium”, Logan está decidido a evitar que la multinacional Roxxon, que se ha hecho con la documentación para reproducir el proceso por el que le implantaron su esqueleto de adamantium que le convirtió en el mejor en su oficio, firme con el gobierno norteamericano un contrato para crear un ejército de nuevas armas X. Para lograrlo, Lobezno cuenta con aliados como una perspicaz periodista dispuesta a destapar los trapicheos de Roxxon en Colombia y con su antiguo compinche, Maverick. Sin embargo, Logan y sus aliados tendrán que enfrentarse con todo un pelotón de hombres X dispuestos a evitar que alcancen su objetivo.

Los hombres de adamántium” es un cómic entretenido sin más, en el que Aaron lejos de innovar ofrece un cómic de acción trepidante que se limita a cumplir sus objetivos de evasión sin profundizar demasiado ni en la psicología de los personajes ni en una historia cuya única finalidad no va más allá que hacer pasar el rato sin, eso sí, insultar la inteligencia del lector. Aaron ofrece una versión bastante arquetípica de los personajes sacando partido del carismático protagonista aun cuanto el enfrentamiento con los hombres de adamántium resulta un tanto descompensado dada la falta de entidad como villanos de estos.
Con todo, y aun tratándose de una historia tan tópica, Aaron es capaz de sacarla adelante con oficio gracias a su habilidad como dialoguista y las hábiles chinitas que convierten el tebeo en una lectura superior a la media dentro del géero superheroico como la critica subrepticia a los cuerpos de seguridad paralelos al ejército tan de moda en el momento de publicación de la obra en Estados Unidos (las similitudes entre Blackguard y Blackwater no es baladí) o las referencias literarias que perlan la obra y demuestran que es un autor despierto a otros medios más allá de la mera autoreferencia superheroica que otros autores tanto gustan de explotar y tanto limitan al género.

En el aspecto gráfico, Ron Garney demuestra que es un dibujante molón con un uso aceptable de la narrativa como ya demostrara en su etapa en “Capitán América” aunque no acabe de convencerme demasiado su visión de Lobezno (¿Es necesario que desde las películas todos los dibujantes pretendan sacarle a Logan parecido a Hugh Jackman?) ya que su personaje es demasiado pesado e hipermusculado.

En definitiva, “Los hombres de Adamantium” es un divertimento ligero que no insulta la inteligencia de lector y debe permitirle a Aaron pagar las facturas al tiempo que se divierte pero realmente se encuentra bastante alejado del nivel mostrado en obras anteriores por el autor y es de esperar que en entregas posteriores la cosa mejore. Calidad tiene para ello.

2 comentarios:

Etrigan dijo...

A mí no me gustó nada. Soy admirador de Aaron, pero me parece que enestos cómics de superhéroes pasa bastante.

PAblo dijo...

Etrigan,

Yo creo que algo se puede rescatar pero está bastante alejado de sus mejores obras.

Lo que está claro es que Aaron en sus cómics de superhéroes no está demasiado interesado en innovar y se limita si acaso a practicar cierto desapego irónico hacia el género que puede dejar bastante fríaldad en el lector habitual de superhéroes.

Impacientes Saludos.