domingo, 28 de junio de 2009

“El marqués de Anaon 5: La Cámara de Kéops” de Vehlmann y Bonhomme


Le tenía muchas ganas a esta nueva entrega de “El marqués de Anaon” ya que tras la lectura del último álbum me había parecido percibir cierto síntomas de acomodamiento por parte del equipo artístico en una fórmula de éxito pero de la que pocas sorpresas se podía esperar. Curiosidad por comprobar si nos íbamos a encontrar con un cómic aseadito o un tebeo realmente currado y que mereciese gastarse los catorce euros del ejemplar en la edición de Norma Editorial. Bien, pueden estar tranquilos, porque tras leer “La Cámara de Kéops” les adelanto que estamos ante una de las mejores entregas de la serie que es sin duda el mejor cómic de época que se está publicando actualmente en el país vecino. Les cuento.

¿Qué haces si repentinamente recibes de un generoso benefactor que no conoces de nada en herencia una fortuna? Probablemente, sonreír, dar las gracias y disfrutar de tu buena suerte. Sin embargo, si el agraciado es el curioso señor de Poulain, popularmente conocido como Marqués de Anaon, la herencia no se convierte más que en el cebo para resolver el misterio que envuelve a la figura de Umberto Leone. Un misterio que trasladará a Jean Baptiste al misterioso y exótico Egipto del siglo XVIII siguiendo los pasos de Leone y le convertirá en el centro de un mar de intrigas del que le costará salir con vida. ¿Descubrirá Jean Baptiste el tesoro de Keops?¿Descubrirá el secreto que llevó a Leone a abandonarlo todo para viajar a Egipto?¿Encontrará el amor? Tendrán que leerse el tebeo, amigos.
El guionista Fabien Vehlmann y da un paso adelante al cambiar completamente el escenario en el que se desarrollan las historias de la serie. Si hasta ahora, todas las aventuras habían tenido lugar en Francia (o en el mar) en esta ocasión la acción se traslada al misterioso Egipto del siglo XVIII en una historia plagada de misterios perfectamente dosificados para que el lector no pueda dejar de leer hasta el final del álbum. Creo que Vehlmann se ha liberado del peso que le suponía en anteriores entregas explicar datos del pasado del protagonista de modo que ha contado con más espacio para desarrollar una historia más rica y compleja que, salvando las distancias, me ha recordado a las protagonizadas por “Tintin”. Y es que, en cierta medida, Jean Baptiste Poulliere es un Tintin del siglo XVIII y en la posibilidad de ir haciendo viajar al personaje por el mundo -como hizo Hergé con Tintin- va a radicar en mi opinión el éxito de los próximos álbumes. Vehlmann escribe una historia muy entretenida a la que no le falta de nada y a la intriga y los supuestos elementos sobrenaturales marca de la serie sabe añadirles los toques de humor y erotismo justos para hacer la historia sea apta y atractiva para el más exigente lector.

Pero si Vehlmann realiza en este álbum uno de sus mejores trabajos lo mismo se puede decir del que es para mí el máximo atractivo de la serie, el dibujante Mattieu Bonnhomme, quien supera el ya alto nivel mostrado hasta el momento, recreando el encanto y misterio que se le supone al Egipto antiguo. Se nota que Bonnhomme se ha encontrado muy cómodo ante el reto de describir este ambiente exótico y demuestra un cuidado estudio de la época que se plasma en la cantidad de detalles que incorpora en cada viñeta. Sin embargo, Bonhomme en ningún momento recarga sus composiciones y se muestra muy consciente de mantener el hilo narrativo de la historia en todo momento. Para un guionista debe ser una delicia trabajar con un dibujante como él ya que le permite centrarse únicamente en los diálogos de la historia sin necesidad de caer en redundancias explicativas de ningún tipo. En el aspecto gráfico, no hay que olvidar tampcoo la labor de Delf quien maneja perfectamente la paleta de colores para dar en todo momento con el matiz justo que los cambios de ambientación requieren en la historia, complementando estupendamente el dibujo de Bonhomme.

En definitiva, los que ya seán fieles seguidores de las andanzas de “El marqués de Anaon” se van a encontrar con el mejor álbum de la serie. Y los que todavía no hayan disfrutado de sus aventuras no deberían dejar pasar la oportunidad de disfrutar de una estupenda aventura autoconclusiva de una de las mejores parejas artísticas del actual cómic europeo. La edición de Norma correcta.

Otras entradas de El lector impaciente dedicadas a “El Marqués de Anaon”:

La isla de Brac
La virgen negra
La providencia
La Bestia

7 comentarios:

Jaime Sirvent dijo...

Tiene una pinta cojonuda este tebeo. Te quería hacer una consulta, ¿cuál es el orden de lectura de la saga del Gavilán de Cothias y Juillard?, ¿sería 1ºMasquerouge, 2º Las 7 vidas del Gavilán y 3º Pluma al viento?, es para saber en que orden tengo que comprarlas, gracias y un saludo.

Angux dijo...

Pues estupendo.
Que ganas, ya mismo voy a ir a por él.
Me tienes tomada la delantera amigo.
Un saludo.

Ernesto dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ernesto dijo...

CONTIENE SPOILERS

Yo también le tenía muchas ganas a este tebeo, pero sin embargo, me ha decepcionado bastante. La premisa es buena, el comienzo promete, la puesta en escena es brutal, pero en mi humilde opinión, se pierde por el camino.

A mí me funciona hasta que el Marqués decide escaquearse de la vigilancia de la comunidad francesa para desentrañar el secreto de Leoni, a partir de ahí comienzan los bandazos en una peripecia muy poco emocionante para un cómic de aventuras. Vehlmann gasta demasiadas páginas en el vagabundeo del protagonista por las calles de El Cairo, que después traslada a las márgenes del Nilo, pero olvida que la atmósfera de una historia no sólo se consigue con la peripecia, también hace falta armar un buen plantel de secundarios que den brillo, no sólo al protagonista, sino al fondo de lo que se cuenta, y aquí, cuando el tono más amable del comienzo (donde el guionista se maneja muy bien) va dejando paso a tintes más dramáticos, las idas y venidas de nuestro héroe, a parte de deslabazadas, no encuentran una réplica a la altura de su propósito, ya no hay personajes, sólo unos cuantos tipos a caballo que corren y disparan como locos (que nos han dicho que son los malos), un barquero que no habla, y una chica negra entregada a los placeres de la carne…hay autores que con dos frases han creado un personaje, Vehlmann no es de esos, tú mismo has hablado del lastre que ha supuesto para la serie “el explicar datos del pasado del protagonista”, pero para mí, el lastre no está en ese “explicar”, sino en el cómo se explican.

El final tiene su gracia, y puede perdonarse la intervención a lo deux in machina del sheik árabe (aunque se parece mucho a la intervención final de ese otro sheik que ya dibujó Jacobs), pero yo ya llegué un poco cansado.

Tampoco me ayudó la sensación de constante “deja vu” que me iba asaltando durante la lectura del álbum (los franceses en el barco negrero de Los Pasajeros del Viento, El sheik del Misterio de la Gran Pirámide, los exóticos amores de Arno en la serie de Julliard, etc).

David. dijo...

¿Crees Pablo que va a ser una serie tan larga como Tintín con muchos números y comenzando a enlazar historias? Yo siempre pensé que sería una serie corta, de pocos números...

Saludos.

PAblo dijo...

Jaime,

"Masquerouge" es anterior a "Las siete vidas del Gavilán" pero en el orden de lectura las historias se incluirían en medio de "Las siete vidas del Gavilán" y, finalizado este, vendrían "Pluma al viento". Yo te recomiendo que no te ciñas al orden de lectura y empieces por "Las siete vidas del Gavilán", sigas con "Pluma al Viento" y completes con "Masquerouge".

Ernesto,

Hilas muy fino en tu referencias, amigo y tienes tu parte de razón en lo que comentas. Sin embargo, a mi esa ambientación por El Cairo es precisamente una de las cosas que más me ha gustado de la historia y me parece que Vehlmann resuelve mejor la historia que en otras ocasiones. El tránsito por el Nilo me parece necesario ya que el prota está siguiendo los pasos del desaparecido Leone y es obligatorio mostrar las localizaciones de Egipto que tienen su protagonismo en la historia y permiten el lucimiento de Bonhomme.

Quizás lo que me chirríe de la historia es cuando la historia cae en la autoreferncia como esa necesidad de mostrar en todos los álbumes un romance del marqués que, en muchos casos, me resultan difíciles de creer y que son un tanto gratuitos y predecibles. Sin embargo, creo la historia es la que mejor funciona de las cinco que hasta ahora se han publicado la más trabajada por Vehlmann junto a "La Providencia".
Eso sí, para mí esta serie destaca sobre todo por Bonhomme que me parece un gran dibujante.

David,

No tengo ni idea. Supongo que dependerá de las ventas y las ganas de los autores de continuar. En alguna otra entrada, he comentado que en mi opinión la serie puede funcionar mejor conforme vaya introduciendo tramas más complejas porque el modelo que sigue hasta ahora de aventura autonconclusiva me da la sensación que más pronto que tarde me da la sensación que se va a agotar. Le vendría bien ampliar la galeria de personajes y las localizaciones como parece que es el caso.

Impacientes Saludos.

Jaime Sirvent dijo...

Muy bien,PAblo, muchas gracias, saludos.