
En esta segunda entrega, cambia el escenario respecto a la primera entrega “La isla de Brac” y nos encontramos al joven marqués acudiendo a un pueblo aislado a investigar las extrañas muertes de muchachas jóvenes donde desde hace años cerca del santuario de la Virgen Negra de Puy Marie a la que acude en romería una tribu gitana todos los años. El joven Jean Baptiste intenta vencer el recelo de los lugareños, el señor y el cura del lugar cuando un nuevo asesinato provocará las iras del pueblo contra los gitanos y sólo el marqués será capaz de encontrar el verdadero culpable.
Este segundo álbum de “El marqués de Anaon” confirma las expectativas generadas por el anterior y sigue sin sorpresas las líneas generales esbozadas por sus autores sin estridencias ni sorpresas pero convirtiéndose en una agradable lectura por lo bien hilvanada que está toda la trama.

En el aspecto gráfico, este segundo álbum permite comprobar de nuevo el buen hacer de Matthieu Bonhomme quién con un dibujo aparentemente sencillo se pone al servicio del guión de Vehlmann para caracterizar perfectamente la historia y crear la atmósfera de tensión que se precisa. Bonhomme es un dibujante aparentemente poco espectacular pero que domina completamente la narrativa y potencia los guiones de Vehlmann en lo que es un equipo bien compenetrado y en que cada una de las partes potencia y mejora a la otra.

En definitiva, una historia muy entretenida y que deja con ganas de seguir disfrutando de las aventuras del señor marqués y comprobar como tanto la historia como sus creadores evolucionan. ¡Qué suerte que todavía me quedan un par de álbumes más!
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