martes, 15 de julio de 2008

“Luna de Guerra” de Hermann y Van Hamme.


A Hermann Huppen se le suele considerar como un autor de series ya que han sido estas las que le han proporcionado mayor popularidad y reconocimiento entre los aficionados. Pero, aparte, Hermann ha desarrollado una intensa producción de historias limitadas a un único álbum –novelas gráficas, “one-shot”, llámenlos como quieran, etc- en colaboración, o no, con otros guionistas (generalmente, su hijo Yves). De este grupo de obras, destacan algunas tan interesantes como “Wild Bill ha muerto”, “Caatinga” o “Sarajevo-Tango” que el amigo Angux ha comentado con motivo del homenaje a Hermann en su excelente La Caraviñeta, pero si hay alguna que llama la atención tanto por su calidad como por distintos motivos, esa es “Luna de Sangre”.

Luna de Sangre” se publicó en el año 2000 (en España por Norma Editorial), como consecuencia de la insistencia durante años de Jean Van Hamme (“Thorgal”, XIII”, “Largo Winch”) por colaborar con Hermann para quién tenía un argumento reservado desde hacía años. Hermann, poco dado a colaboraciones, se mostró reacio durante años a la idea hasta que finalmente aceptó. Y, creo que todos podemos felicitarnos por su decisión ya que nos encontramos ante uno de sus mejores álbumes.

Partiendo de la exageración de una anécdota anodina, -la discusión entre los invitados de una boda y los dueños del restaurante sobre la calidad del menú contratado- Van Hamme pergeña un relato de violencia creciente que es al tiempo crítica irónica de la pequeña burguesía y parábola con la que poner en entredicho las convenciones sociales de este invento que llamamos civilización.

Todo parece desarrollarse perfectamente en el banquete de bodas de los jóvenes Jerôme y Dominique en una unión que satisfacía a las dos familias. Sin embargo, un incidente con uno de los platos del menú da lugar a una discusión entre los invitados y los dueños del mesón que se niegan a pagar quienes, liderados por el padre del novio, el señor Maillard, deciden irse sin pagar. Desesperado, por ver volar su cuenta, el dueño del mesón encierra a la novia y a la mujer de Maillard ofreciéndose sólo a liberarlas a cambio del pago del banquete. A partir de este punto, se inicia el sitio por parte de Maillard y su familia del mesón en una situación cuya tensión va creciendo por momentos hasta acabar en un paroxismo de violencia y sangre. En esa absurda situación, se ponen de manifiesto todos los bajos instintos de los personajes, salvándose únicamente de la locura colectiva los más jóvenes.

Nos encontramos ante un excelente y sorprendente Hermann que pone toda su prodigiosa técnica al servicio del guión de Van Hamme para conseguir un álbum redondo poniendo en práctica la técnica de color directo que pusiera en práctica a partir de “Sarajevo-Tango”. Alejado de las ambientaciones exóticas, de los grandes y profundos encuadres que acostumbra y los géneros que domina, Hermann se desenvuelve como pez en el agua en una ambientación costumbrista y contemporánea caracterizando perfectamente a todos y cada uno de los numerosos personajes ideados por Van Hamme sin que en ningún momento la historia resulte confusa. Hermann opta por una composición de página clásica, alejado de las grandes viñetas que acostumbra, y prescindiendo de cuadros de texto engorrosos sobre su dibujo recae el peso de la narración dando lugar a un relato sorprendentemente cargado de mala leche y personajes oscuros e hipócritas bajo su aparente normalidad superficial. Los detalles de la historia son explicados a través de los bocadillos pergeñados por un Van Hamme cuya mejor virtud es dejar hacer a Hermann que demuestra su capacidad para retratar cualquier tipo de situaciones, desde la contención inicial de las primeras páginas del álbum hasta la locura final.

En definitiva, un excelente álbum que demuestra por si alguien lo dudaba la capacidad de Hermann para adaptarse a cualquier historia y el trabajo en equipo. Después de leer “Luna de Guerra” sin estar pensando en casarse revisarán dos veces el menú, no vaya a acabar la cosa como el rosario de la aurora.