lunes, 1 de marzo de 2010

“Elric: Portadora de Tormentas”, de P.Craig Russell.

Vaya por delante que no soy demasiado aficionado a la obra de Michael Moorcock ni por extensión a su creación más famosa Elric de Melniboné. Tras descubrir al personaje en las páginas de “Conan El Bárbaro” en una rara historia escrita por Roy Thomas y dibujada por el gran Barry Windsor Smith, leí varias de sus novelas en mi adolescencia y me pareció que era un personaje con muchas posibilidades en manos de un escritor bastante mediocre, opinión que los años y más libros no me han hecho cambiar (de lo que he tenido ocasión de leer, las novelas de Moorcock de las que guardo mejor recuerdo son las de “El Bastón Rúnico” protagonizadas por Dorian Hawkmoon). Por ese motivo la adaptación al cómic que Planeta acaba de publicar de la novela que cierra el ciclo de Elric, “Portadora de Tormentas” no hubiera llamado mi atención sino fuese porque el autor no es otro que el gran Philip Craig Russell, un autor cuyos cómics nos llegan a España a cuentagotas dejando en cada uno de ellos muestras de su enorme calidad.

Elric de Melniboné es un príncipe hechicero del antiguo reino de Melniboné, reino que el mismo ayudó a destruir. Elric, nigromante y guerrero, es un albino enfermizo que sobrevive gracias a la energía que le proporciona su espada maldita, Portadora de Tormentas, cuando absorbe las almas de sus enemigos (o sus amigos si se da el caso). Cuando Zarozinia, la mujer de Elric, es secuestrada por unos demonios nadie sospecha que ese es el primer paso del enfrentamiento definitivo en la batalla entre los Señores del Orden y del Caos por el dominio de la Tierra, batalla en la que Elric y su espada maldita están predestinados a jugar un papel principal. Si quieren saber más tendrán que leer el tebeo.

Gigantes tristes, demonios, engendros innombrables, dragones, espadas malditas, escudos mágicos, asesinatos, batallas épicas…Todo eso y mucho más despliega Michael Moorcock en la última novela de una serie no apta para los alérgicos a la Fantasía y única que no cuenta con Roy Thomas firmando los guiones de la adaptación, realizada esta totalmente por un inspirado Craig Russell que fue capaz de trasladar al lenguaje del cómic toda su espectacularidad, en una obra anterior cronológicamente a la famosa "El anillo del nibelungo", dejando ya buena muestra de su talento para adaptar historias cargadas de épica y fantasía en esta miniserie para Dark Horse y Topps Comics.


La obra cuenta con la curiosidad de que P. Craig Russell, dado su lento ritmo de trabajo, decidió empezar a elaborarla por el final para evitar que las editoriales empezaran a publicarla antes de tenerla totalmente acabada. Con esta decisión, el autor consiguió mantener el control de su obra y dotarla de un tono uniforme que permite se disfrute como una obra unitaria más allá de los cambios de diseño que Russell introdujo en las portadas originales, portadas que aparecen reproducidas al final en el volumen publicado por Planeta.

Al igual que Barry Windsor Smith, Craig Russell es un autor influenciado por la pintura prerrafaelista y romántica lo que se muestra en el diseño recargado sus composiciones y lo estilizado de sus personajes (en el diseño de alguno de ellos recuerda al “Flash Gordon” de Alex Raymond), pero, al tiempo, es un autor muy versátil capaz de cambiar de estilo sin estridencias de la mera caricatura apenas esbozada a las más elaboradas y realistas composiciones clásicas dentro de la misma página a través de elegantes transiciones. Craig Russel juega constantemente con el diseño de página entendida esta siempre como un todo unitario en el que ordenar pulcramente la narración manteniendo constante la atención del lector y desplegando para ello una amplia gama de recursos técnicos que van desde la eliminación de las retículas a considerar los textos explicativos como un elemento compositivo más o la hábil utilización de las onomatopeyas reforzado por el cambio de orientación de las viñetas. Probablemente, el tebeo haga rechinar los dientes a aquellos que no les guste la fantasía heroica pero Craig Russell da una lección sobre cómo conjugar elegantemente imagen y texto en un todo fluido que debiera ser de obligado aprendizaje para todo aquél que quiera dedicarse a hacer tebeos y que ha influido en autores posteriores de éxito como Mark Buckingham.

Completa la edición de Planeta, la preciosa historia “Una Vida” guionizada por Neil Gaiman sobre un joven internado en un colegio que utiliza la obra de Moorcock como vía de escape de la realidad que le rodea y que confirma una vez más que Gaiman se maneja mejor cuanto más corta es la historia. Por otro lado, señalar que es una lástima la edición reducida por la que ha optado Planeta que impide disfrutar en toda su plenitud del majestuoso dibujo de P. Craig Russell y quizás hubiera sido mejor optar por una edición en formato integral o álbum a su tamaño original. Sin embargo, es lo que hay…

Otras obras de P. Craig Russell en El lector impaciente:

El anillo del Nibelungo

Chile



Erlich tiene razón. Ánimo y solidaridad con todos los chilenos. ¡¡¡ Van más de 300 muertos !!!.