martes, 31 de julio de 2012

“Barracuda: Cicatrices”, de Dufaux y Jérémy.


Con sorprendente celeridad en comparación con otras series Norma Editorial se ha puesto a la altura de la edición francesa de “Barracuda”, correctísima serie de piratas del guionista Jean Dufaux y el novel dibujante Jerémy publicando este mes la segunda entrega "Cicatrices".
Han pasado algunos años y el rey de España prepara una expedición para rescatar a la noble Maria de Acevedo de los piratas y recuperar el estratégico diamante Kashar que perteneció a su familia. Mientras en Puerto Blanco, la isla donde los piratas encuentran cobijo, no se ha vuelto a tener noticia del capitán Blackdog y el resto de la tripulación del Barracuda tras partir en búsqueda del legendario diamante. De los tres jóvenes cuyos destinos se cruzaron en el primer álbum, la bella Maria se ha convertido en la poderosa e influyente esposa del más importante tratante de esclavos de la isla mientras Raffy –el hijo de Blackdog- vive amargado al haberse quedado fuera de la expedición emprendida por su padre. Por otro lado, el ambiguo Emilio vive feliz junto a su protector, el capitán Flynn, sin embargo cuando a la isla llega el desfigurado pirata Morkam para ajustar cuentas con Flynn su plácida vida se pondrá en peligro.
 
Tras las buenas impresiones causadas por el primer álbum, en “Cicatrices” el veterano Dufaux mantiene el pulso de la historia centrándose en el desarrollo del triángulo de jóvenes protagonistas y  desvelando el orien del misterioso capitán Flynn, incorporando a la trama nuevos y siniestros personajes y obviando otros tan importantes en la primera entrega como Blackdog de cuya expedición no tendremos noticia en este álbum. Es cierto quizás que este álbum carece del ritmo y la sorpresa que tenía la primera parte, pero el guionista demuestra su oficio,  dando progresivamente un mayor empaque a la historia y preocupándose por hilvanar  las distintas tramas paralelas relacionadas con los numerosos personajes secundarios presentados en la anterior entrega con lo que atrapa  al lector y le deja con ganas de conocer los futuros acontecimientos.
En el aspecto gráfico, no se nota una especial evolución en el correcto dibujo de Jérémy Petiqueux y sí algunos detalles irritantes que no percibí en la primera entrega como cierto descuido a la hora de dotar de expresividad a los uniformes rostros de los personajes mas jóvenes. Más allá de ese detalle, Jérémy sigue mostrando su talento para la narración y el cuidado en el desarrollo de las localizaciones manteniéndose a un nivel inferior en la estela de los Delaby, Marini e incluso Juillard.

Tras esta segunda entrega toca parón al no haber más álbumes publicados en Francia. Esperemos que los autores retomen la serie pronto para que podamos seguir disfrutando del clasicismo de este cómic de piratas.

viernes, 27 de julio de 2012

“Reportajes”, de Joe Sacco.




 Hay tebeos, a pesar de su calidad, que no apetece leer y cuya lectura acabó demorando durante meses. Y es que con la que nos está cayendo, por muy bueno a priori que sea el cómic, resulta duro enfrentarse a los reportajes en viñetas que nos propone el maltés Joe Sacco, un recorrido por las cañerías más bajas de la crueldad, miseria e hipocresía de la que es capaz nuestra especie.

“Reportajes”, la obra recopilatoria publicada por Mondadori hace unos meses, recoge prácticamente el itinerario completo por la carrera reporterista del periodista de cómic –así es como él define en la introducción el género que prácticamente ha inventado y del que es máximo exponente- que reune reportajes de corta extensión realizados para distintas revistas desde finales de los noventa hasta el año pasado, clasificados en zonas de conflicto desde los Balcanes a la India, pasando por Chechenia, Palestina, Iraq, o el problema de la inmigración africana a Europa localizado en Malta.



Los que seguimos de antiguo a Sacco no descubriremos nada excesivamente nuevo en su estilo influido directamente por autores como Crumb, Pekar o Spiegelman y rememoraremos su paso por conflictos de los que ya se ocupó en obras más extensas pero descubriremos otros nuevos de los que se ha ocupado en los últimos años como la historia de los emigrantes de Malta o la de los descastados de la India, que reflejan una madurez como autor total que ya venía anunciado desde la imprescindible “Notas a pie de Gaza”. De este modo, a lo largo de la evolución marcada por los distintos años en que se realizaron estos reportajes, aun mediatizada por su distinta extensión, los lectores veteranos  podremos apreciar como Sacco, sin abandonar unas premisas básicas innegociables, ha evolucionado progresivamente  para dotar de más voces y perspectivas a sus historias jugando incluso  con la elipsis para dar más empaque a las dificultades con que se encontró en el desarrollo de su labor en India.
 
El que no se haya atrevido antes a abordar su obra descubrirá a un reportero comprometido que ha viajado por medio mundo reflejando las mayores injusticias de nuestro tiempo aun a costa en ocasiones de poner en peligro su propia vida. Consciente de la imposibilidad de dar objetividad a los temas que trata pero abordando con la suficiente perspectiva los mismos para aprovechar la potencialidad del cómic para ofrecer distintos testimonios al tiempo que aportar datos precisos y posicionamiento personal en un documento uniforme incapaz de conseguirse en el reporterismo convencional

En definitiva, “Reportajes” vuelve a ser un serio candidato a mejor cómic del año y deja abierta la incógnita sobre qué nueva injusticia denunciará Sacco en sus próximos trabajos. ¿La Primavera Árabe?¿Siria?¿España? No importa porque de todos y todas será de obligación leerlo.

jueves, 26 de julio de 2012

“Howard, el pato”, de Steve Gerber y VVAA.



Como parece que Panini se ha propuesto ponerse las pilas y recuperar, bajo el arrope de las películas, material clásico de Marvel en cuidadas ediciones, he pensado que por pedir que no quede, y se me ha ocurrido reivindicar del olvido una de esas grandes obras de los setenta que por azares editoriales - o porque siempre es más fácil apostar por cualquier truño del Hombre Araña o el Capitán América que por historias satíricas protagonizadas por un plumífero amarillo fumador- nos fueron escamoteadas durante años hasta el tomillo de Selecciones Marvel publicado por Comics Forum a principios de los noventa con los primeros cinco números de la serie o un todavía más antiguo Spiderman team up”. Me estoy refiriendo  aHoward, el pato”, obra y gracia del talentoso y polémico Steve Gerber.

Creado por Gerber y el dibujante Val Mayerik en 1973 como personaje secundario en la serie del “Hombre-Cosa” (“Adventure for Fear”) que Gerber estaba realizando en ese momento, Howard fue creciendo en popularidad hasta conseguir su propia serie en 1976 de la que se publicaron la nada despreciable cifra de 31 episodios, dibujados por artistas de la talla de Frank Brunner (que dejó la serie a los pocos episodios porque se consideraba demasiado bueno par dibujar patos), John Buscema y, sobre todo, un talentoso Gene Colan convertido en el dibujante fijo de la serie capaz de adaptar su siempre sombrío estilo a un nuevo registro cómico con asombrosos resultados. Gerber firmó la mayoría de los guiones, pero a raíz de su marcha de la serie y de la editorial, consecuencia de sus desavenencias con los jerifaltes los últimos episodios fueron guionizados por un joven Bill Mantlo.

La premisa argumental era bastante sencilla. El pato Howard había sido trasladado a la Tierra  accidentalmente en un enfrentamiento con un demonio. Atrapado en este nuevo mundo, el irascible pato debía adaptarse a las convenciones de un mundo cuyas costumbres le chocan  convirtiéndose de paso en muchas ocasiones en un héroe accidental

Aunque no os lo creáis, “Howard El Pato” marca un punto de inflexión en los cómics norteamericanos, ya que un inspirado Gerber –este hombre fue un adelantado a su tiempo como también quedó patente  en “Omega, El Desconocido”- rompió los moldes del medio para dotar de credibilidad las divertidas  e increíbles historias protagonizadas por un pato y  subvirtiendo  las convenciones generales sobre lo qué tenía que ser un cómic de superhéroes. Si el gran logro de Stan Lee, Jack Kirby o Steve Ditko una década antes fue dotar de mayor verismo a sus superhéroes incorporándolos a un mundo real y cotidiano enfrentándose muchas veces en sus identidades secretas a problemas cercanos a los lectores, Gerber le dio una vuelta de tuerca al concepto introduciendo en el asentado universo marveliano como nota discordante a un antihéroe patuno tan ajeno y ridículo como solo puede serlo un gruñón pato fumador de puros del semidivino panteón marvelita  y utilizando las historias que protagonizaba –muchas veces al alimón con esos misos superhéroes- para realizar una crítica social apenas encubierta de los valores de la sociedad norteamericana de la época, introduciendo de paso en el género superheroico la sátira y la crítica social como nunca antes se había visto en los cómics Marvel.

 De este modo, en la serie se puede encontrar  a Howard enfrentado a mundos tan ajenos como los media o la política como candidato a la presidencia norteamericana –de hecho, en las elecciones de presidenciales de ese año en cientos de votos declarados nulos el pueblo votó a Howard –, las residencias de ancianos o,  satirizando a la cultura popular norteamericana, en historias que parodiaban “Star Wars”, los clásicos del terror o  géneros boyantes en los cómics de la época como  la espada y brujería o las artes marciales sin olvidar, por supuesto, a los propios superhéroes.

Lamentablemente, Gerber no pudo continuar con su trabajo debido a desavenencias con el editor jefe de Marvel por aquel entonces, el coco Jim Shooter y,  poco después de su marcha, cancelaron tanto la serie, que por entonces guionizaba Mantlo, como la tira de prensa que había propiciado y había provocado la polémica inicial con Marvel,  en la que ya había sido relevado por Marv Wolfman, aduciendo el temor a una hipotética querella de la todopoderosa Disney..

Gerber, que fue de los primeros autores en mantener los derechos sobre sus personajes, pleiteó durante años con Marvel hasta conseguir un mal acuerdo indemnizatorio  e incluso junto a otro gran damnificado por la Casa de las Ideas, Jack Kirby, realizó un émulo de “Howard”, “Destroyer Duck” , para Eclipse Comics para financiar sus respectivas demandas.

Visto en perspectiva, “Howard, el pato” introdujo el realismo en los funny animals –o los funny animals en el realismo- y fue el germén del que tomaron buena nota autores tan dispares y aclamados hoy en día, como Dave Sim con su “Cerebus”, Stan Sakai con su “Usagi Yojimbo” e incluso años más tarde Jeff Smith con “Bone”.

Estaría bonito y sería de justicia que para celebrar los cuarenta años del personaje y reivindicar a ese airado contestatario ya desaparecido que fue Steve Gerber (y de paso a Colan), Panini  recogiera el guante y recuperara la serie completa en uno de esos voluminosos Omnigold que tan bien editan. Por pedir que no quede. Total, si es por eso,  por tener “Howard, El Pato” ha tenido hasta película (horrible, por cierto).

miércoles, 25 de julio de 2012

A Anthrax y The Cure les gusta Juez Dredd.



A lo lago de sus más de tres décadas de existencia, desde su primera aparición en la revista británica “2000. A.D.” el juez, jurado y verdugo Joe Dredd, creación de John Wagner y Carlos Ezquerra, ha generado multitud de fans y su imponente presencia fascistoide policial ha extendido su influencia más allá del medio de expresión para el que fue creado.

En el ámbito musical, dos son los más sonados homenajes que se le han hecho a Dredd por afamados grupos referentes en su género:

En 1987, el influyente grupo estadounidense de Trash Metal, Anthrax se inspiró en el popular personaje de cómic para componer su canción “I am the law” incluida en uno de sus mejores discos, “Among the living”. Como curiosidad, comentar que el single de la canción incluía la portada que aparece al inicio de la entrada dibujada por el batería del grupo, Charlie Benante y el sencillo incluía también un poster en el que Benante dibujó al resto de los miembros del grupo uniformados como jueces.

A continuación, un directo del grupo interpretando la canción de 1987:


Además, en 1995, The Cure, cuyo solista y compositor Robert Smith es un fan declarado del personaje, compuso “The Dredd Song” canción principal de la BSO de la película de Danny Cannon y Sylvester Stallone.


¿Traerá la nueva película sobre el personaje nuevas y destacables aportaciones a esta entrada? En unos meses, lo sabremos, cucarachas.

martes, 24 de julio de 2012

“Usagi Yojimbo: El regreso del alma negra”, de Stan Sakai.




Vaya por delante que disfruto como pocos tebeos actuales cada tomo de Usagi publicado por Planeta. Y es que cada nueva entrega no hace más que refrendar la calidad de una de las mejores series regulares que se está publicando en el mainstream y que por su carácter minoritario – el hecho que lo edita Dark Horse y no ninguna de las grandes- y los prejuicios que muchos todavía sienten hacia los funny animals no tiene ni el respaldo ni la repercusión que merece.
Esta nueva entrega, tras una elipsis en la que Sakai nos descubre los orígenes del vengativo demonio Jei, el autor retoma la narración de los hechos donde quedaron en el tomo anterior con distintos grupos de cazarecompensas a la búsqueda de la poseída Inazuma. Esta, gravemente herida, se esconde en un viejo templo mientras Usagi se une a viejos camaradas como Gen, Perro Callejero o el sacerdote Sanshobo y un misterioso y despiadado samurai para encontrarla antes que el resto. Cada miembro de la partida tiene sus propios intereses en encontrar a la mortífera espadachina.


Sakai ha llegado a una madurez creativa en la serie del conejo samurai en la que no necesita mantener a su protagonista en primer plano para mantener el interés por la historia. De este modo, a lo largo de las aventuras recogidas en este volumen la presencia de Usagi es en buena medida testimonial, centrándose en el desarrollo de la adictiva trama en la que los encuentros y desencuentros – en la mejor tradición de Kurosawa cuya influencia es bien patente en toda la obra- entre los distintos personajes es constante. Sakai asimismo es capaz de adaptar a la corriente de la novela río que es la historia reencuentros con personajes aparecidos en anteriores y lejanas entregas ajenos a la historia que está contando pero que en un parpadeo vuelven a aparecer para hacer participe al lector de su evolución y dar solidez a la estructura de la obra.

En el apartado gráfico, nada nuevo. Sakai vuelve a mostrar su maestría con un estilo sobrio pero efectivo en el que cuida al máximo la ambientación del período histórico en que se engloba la obra y un magnífico sentido de la narración que permite que la trama vaya desplegándose con exquisita fluidez, escondiendo para el lector atento distintas referencias. Especial mención merece el tratamiento de las onomatopeyas y la rotulación en las que Sakai es un maestro y refuerzan la historia como en pocos cómics actuales podemos apreciar.
En fin, “Usagi Yojimbo”, discretamente, es una de las mejores series regulares que se vienen publicando actualmente y reivindica la validez del siempre acosado cómics de género de calidad frente a las modas y tendencias.


lunes, 23 de julio de 2012

“Fabulas: Heredar el viento”, de Bill Willingham, Mark Buckingham, Adam Hughes, Paul Craig Russell y otros.

ECC Ediciones toma el relevo de Planeta y publica este mes una nueva entrega de la errática “Fábulas”  que que engloba los números 108 a 113 norteamericanos y en la que los autores devuelven al primer plano a la familia Lobo.




Tras la muerte del Viento del Norte en el enfrentamiento final con el Señor Oscuro, uno de sus nietos –los hijos de Lobo Feroz y Blancanieves- está llamado a sucederle, iniciándose las pruebas que determinarán quién es el elegido mientras los otros  Vientos Cardinales se encuentran a la expectativa para intentar situar a un candidato que les sea afín. Mientras tanto, Bufkin continua con su revolución en el mundo de Oz y Rosa Roja inicia la exploración de la Granja para preparar el regreso de las Fabulas exiliadas. Sin embargo, en el Castillo del Señor Oscuro en Manhattan, su antigua concubina Leigh Douglas, se prepara para cuando las Fabulas regresen.

En este continuo reinventarse que es la serie principal de “Fábulas” se está notando para bien que Willingham anda algo más centrado – el cierre de “Jack of Fables” parece que le ha sentado bien- y está ofreciendo tramas más originales e ingeniosas, desarrollando un conjunto de tramas en paralelo que ahonda en el carácter coral de una obra en la que cualquier personaje puede erigirse en protagonista. En ese sentido, todo el tema en torno a la herencia del Viento del Norte y la profecía a la que se hace referencia en el arco titulado "Heredar el viento"   resulta interesante y deja con ganas de saber cómo Willingham va a resolver el arco.

 La serie se desdibuja, como viene siendo habitual, una vez más con los episodios autoconclusivos dibujados por distintos artistas que permiten a Buckingham ponerse al día con el dibujo de la trama principal y a Willingham ir introduciendo nuevos elementos y personajes. En este caso, hay una de cal y otro de arena. Mientras que el episodio navideño protagonizado por Rosa Roja –dibujado por Buckingham, todo sea dicho- resulta atractivo y adictivo con su homenaje a clásicos como Andersen o Dickens, la historia de relleno dibujada por distintos autores con guiño incluido al Mundodisco de Terry Prattchett resulta deslavazada e incoherente.

En el aspecto gráfico, Buckingham se muestra tan solvente como acostumbra en una serie ideada a su medida mientras que en el episodio de relleno siempre resulta agradable reencontrarse con el talento de los autores que colaboran, desde el sorprendentemente esquemático Paul Craig Russell hasta un Adam Hughes que deja buena muestra de su talento secundados por el relevista habitual de la serie Zander Cannon y el interesante Ramon Bachs. Mención aparte merece la labor aparte del portadista, el brasileño Joao Ruas que logra la difícil tarea de hacernos olvidar a James Jean.

Parece que de nuevo se avecinan buenos tiempos para “Fábulas” y eso en una serie que –parece mentira como pasa el tiempo- ya ha sobrepasado la centena de episodios tiene su mérito. Seguiremos informando.

viernes, 20 de julio de 2012

“Dexter, el oscuro pasajero”, de Jeff Lindsay.

Creo que no lo he dicho nunca por aquí pero soy fan de la serie “Dexter”. Me divierten mucho las peripecias de este asesino en serie, sociópata justiciero, metido a padre de familia agobiado y creo que todas las temporadas – a falta de ver la última- han estado realmente bien. Por ese motivo, en cuanto he tenido un ratillo me he leído la primera novela original en que se inspiró la serie “Dexter, el oscuro pasajero”, de Jeff Lindsay.

El argumento de esta primera novela se ajusta básicamente a la primera temporada de la serie, aunque contenga algunos cambios significativos que no voy a contar para no chafarle a nadie el placer de descubrirlos por sí mismo.

Decir, sin embargo, que la novela de Lindsay ha sido una pequeña decepción ya que el original me parece bastante peor que la adaptación televisiva, mucho más profunda y consistente esta en la descripción y tratamiento de los personajes. Es cierto que ha de servir de atenuante que la mayor parte de las sorpresas que con un estilo ágil y directo en permanente diálogo con el lector desarrolla Lindsay a través de la narración en primera persona de Dexter son ya conocidas de antemano para el que siga la serie pero, a pesar de ello, la novela es demasiada abrupta y precipitada, especialmente en su embarullado tramo final que estropea buena parte de lo bueno realizado por Lindsay en las doscientas páginas previas.

Como curiosidad está bien, pero las soluciones del conjunto de guionistas de la serie dan una mayor solidez y profundidad al personaje y su historia, en mi opinión. Que cada cuál saque sus propias conclusiones.

jueves, 19 de julio de 2012

“La Cosa del Pantano 1”, de Scott Snyder, Yanick Paquette, Victor Ibáñez y Marco Rudy.

 
En los cómics, como en la vida, se premia el talento, entendiendo en este caso por tal el de ver más allá de lo que la mayoría no somos capaces. Y mucho más talento del que le presumía en sus prometedoras obras anteriores ha confirmado el guionista Scott Snyder en el relanzamiento de “La Cosa del Pantano” en el NUDC, del que ha publicado ECC Ediciones las cuatro primeras grapas en un nuevo tomito. Y es que tras su “Génesis Oscura” obra y gracia de Len Wein y Bernie Wrightson  y catapultada a la categoría de obra de culto merced a la genialidad del barbas de Northampton, muchos han sido los llamados a rememorarr las viejas glorias del querido Swampy –Morrison, Millar y Vaughan, como nombres más destacados- sin ser ninguno capaz de volver a sacarle del lodazal en que parecía instaurado tras el paso de Moore. Mérito enorme por tanto  de Snyder que con dos detallitos el de volver a hacer de nuevo atrayente al lector –y sin necesidad de conoce toooda la larga trayectoria anterior de los autores mencionados- el uniervo de “La Cosa del Pantano”.

La premisa de la que parte la nueva serie es que Alec Holland, el botánico que acabó transformado en La Cosa del Pantano, ha resucitado y recuperado su humanidad aun cuando mantenga intactos los recuerdos de su alter ego. Holland intenta llevar una vida normal mientras el Verde y el Consejo de Árboles formado por las antiguas encarnaciones de la Cosa del Pantano intentan convencerlo para que vuelva a convertirse en la Cosa del Pantano, el adalid del Verde predestinado para enfrentarse a su némesis, la Podredumbre, que ha resurgido y se fortalece en las zonas desérticas de Estados Unidos alistando para su causa un ejército de zombis y a su propio adalid, el pequeño William Arcane.

Para empezar, desde hace décadas no recuerdo tal proliferación de cartelas y texto escrito en un tebeo de superhéroes. Y no lo digo como un desmérito. Con el tema de la adaptación de la narrativa gráfica a la cinematográfica, dar más importancia al impacto visual de las grandes viñetas y la absurdez de que los jóvenes y nuevos lectores repelen el texto escrito, el género ha sufrido un empobrecimiento del texto que ha mermado la calidad y profundidad de las historias. Sin embargo, ni todos los textos son reiterativos ni prescindibles y en muchas ocasiones son necesarios para contar correctamente una historia porque, pese a quien pese, el mejor cómic nace de la reunión complementaria de texto e imagen. Es una suerte que Snyder vaya a la contra de esa tendencia tan generalizada y haya sabido encontrar el modo de incorporar los textos  que ha considerado necesarios sin mermar por ello el impacto visual del buen trabajo de Paquette, Ibañez y Rudy.

Entrando ya en la historia, por otro lado, se nota el buen trabajo de documentación realizado por el guionista para aprovechar la herencia recibida y a partir de su interpretación y la introducción de unas sutiles modificaciones reinventarla de un modo entretenido y atractivo para un amplio abanico de lectores, sacando buen partido además para crear expectación del recurso del cliffhanger. Sin renunciar del todo a los guiños al terror clásico de Wein ni al lirismo de la sofisticada interpretación de Moore, Snyder hace suyo al personaje desde el principio con un tratamiento ecléctico del personaje y su universo y más deudor acaso al del temprano Cronenberg de “La Mosca” al  apostar por mantener la condición humana de Holland y abriendo así un interesante abanico de posibilidades a explorar.

Respecto a la elección de la némesis de “La Cosa del Pantano” parece que interrelaciona estrechamente la serie con otro personaje de los de culto de DC, “Animal Man” en la corta pero esplendida etapa de Jamie Delano, con lo que imagino que en algún momento habrá crossover a la vista. A pesar de esto, Snyder no renuncia a incorporar numerosos guiños de terror setentero que parece conoce bien  con la introducción de un macabro ejército zombie y ese Willam Arcane niño a medio camino del Damien de “La Profecía” y los niños de la genial película española ¿Quién puede matar a un niño?" ”.

Si hasta ahora hemos hablado de las excelencias del guionista, también hay que destacar la labor del trío de dibujantes que dan  un tono sombrío a la historia sin llegar al agobio claustrofóbico y manteniendo la claridad expositiva. Paquette, el dibujante principal, introduce con buen criterio espectaculares páginas dobles en las que la separación entre viñetas viene dada por motivos que ayudan a la caracterización de la acción o incluso por bocadillos y cuadros de textos hábilmente distribuidos para reforzar el conjunto de la composición y guiar la narración. Y por otro lado muchas de sus viñetas evocarán en el seguidor veterano del personaje el trabajo de grandes dibujantes que han pasado por sus páginas como el mencionado Wrigthson, Bisette o Veitch. También merece destacarse por adaptarse miméticamente tan bien al tono de la serie y el trabajo de Paquette el trabajo del español Víctor Ibáñez y el brasileño Marco Rudy.

En definitiva, la nueva “La Cosa del Pantano” de Snyder y Paquette es una excelente proposición para adentrarse en los terrores protagonizados por Swampy desde una nueva perspectiva deudora pero no acomplejada respecto al excelente trabajo de los autores anteriores. Sin duda, este es el camino.

miércoles, 18 de julio de 2012

“Evaristo”, de Carlos Sampayo y Francisco Solano López.

Es una idea arraigada que el género negro está de moda en el cómic actual y, aunque puede que sea cierto según la procedencia de los cómics en cuestión, yo soy más bien de la opinión que realmente nunca ha dejado de estarlo, apareciendo cada cierto tiempo nuevas obras que por su calidad refuerzan mi idea. Sin embargo, también es cierto que, por lo menos en nuestro país, hay autenticas joyas dentro del cómic negro que permanecen olvidadas y son prácticamente desconocidas por los aficionados actuales, salvo honrosas excepciones. Probablemente uno de los cómics de género negro de mayor calidad que permanecen inéditos en España a pesar del tiempo transcurrido desde su publicación inicial en la década de los ochenta sea el argentino “Evaristo”, guionizado por Carlos Sampayo y dibujado por el gran Francisco Solano López.


Originalmente publicada en las revistas “Superhumor” y “Fierro”, “el conjunto de 16 historias en blanco y negro que la componen narran los diversos casos en que se ve envuelto el comisario de la Policía Federal, Evaristo Meneses en el Buenos Aires de los años cincuenta y sesenta, donde lidiaba desde con bandas de pistoleros, asesinos en serie y hasta con leones escapados del zoo.

El guionista Carlos Sampayo quién ya venía demostrando su talento y conocimiento del género en la revolucionaria “Alack Sinner” junto a José Muñoz, en “Evaristo” adopta un tratamiento más convencional para adaptar al cómic las historias inspiradas en los casos del auténtico Evaristo Meneses, un policía real al parecer bastante popular en la Argentina de la época convertido en héroe de historieta, adelantándose en varias décadas por tanto en la idea al "RG" de Peeters y Dragon, aunque parece ser que el auténtico Meneses como estos no quedó muy contento con el resultado final.  Sampayo, en algunas de las historias, se incorporaba a la historia como un personaje más al que el propio comisario Evaristo contaba sus casos y  de un modo similar al que venía haciendo Montalbán en su serie “Carvalho” o Ed McBain en las novelas sobre el “Distrito trece”  identifica fuertemente las historias con el lugar donde acontecen, el Buenos Aires de los años cincuenta y sesenta dándole un tono autóctono característico y renunciando a seguir los modelos impuestos por los populares cartoons norteamericanos de detectives e incorporando a algunas de las historias los componentes de crítica social y política tan característicos de su obra.

Si excelente es el trabajo del guionista, magnífico es el del dibujante, un Solano López probablemente en su mejor momento que da a la historia un empaque realista único dejando en evidencia a aquellos que le criticaban por ser un dibujante de “cabezas parlantes”.

 
Solano López se muestra como un perfecto dominador del claoroscuro, referenciando con todo detalle las localizaciones urbanas en las que se desarrollan la mayoría de las historias y un narrador sobrio que no renuncia a jugar con las perspectivas para dotar de mayor presencia visual a los personajes e incorporar a algunas de las historias un tono poético e imaginativo que raya con el surrealismo y que involucra de un modo original al lector.

“Evaristo” probablemente es uno de los mejores cómics negros de la historia del cómic y seguramente el mejor trabajo de ese monstruo del cómic argentino que fue Francisco Solano López. No estaría de más que alguna editorial española -001 Ediciones en su paralizada Biblioteca Solano López, por ejemplo – se animase a presentarla a los lectores españoles. Merece la pena reivindicarlo.

martes, 17 de julio de 2012

“Juez Dredd: Mega-City Masters”, de John Wagner, Alan Grant, Carlos Ezquerra, Steve Dillon, Brian Bolland, Kevin O’Neill, Alan Davis, David Gibbons, John Byrne, Simon Bisley y otros.




2012 puede ser el año del “Juez Dredd”, sin duda. Y no lo digo solo por la nueva adaptación cinematográfica – a mí la de Stallone en su momento ya me gustó, que conste- sino también porque basta ver cualquier telediario o conectarse a Internet para comprobar la pujanza y clarividencia del dibujante Carlos Ezquerra y el guionista John Wagner al crear hace más de treinta años para la referencial revista británica “2000 AD” a este policía fascista que aglutina las funciones de juez , jurado y verdugo de un futuro distópico en que la Humanidad se hacina en inmensas ciudades masificadas  tras una serie de guerras nucleares. Parece que los métodos de Joe Dredd están de moda y lo que nació como una sátira gamberra al autoritarismo y ha coqueteado en sus páginas con el Terror, la Ciencia Ficción y la crítica social algunos parecen tomárselo demasiado en serio. Kraken Ediciones, la editorial que en España ostenta los derechos de la serie y viene publicando la edición cronológica del personaje en “Juez Dredd: Archivos Completos” se sube al carro de la celebración editando en España el primer volumen de una nueva recopilación “Juez Dredd Mega-City Masters” que reúne una historias clásicas del personaje usando como excusa la hiperbólica y masificada ciudad de Megacity Uno en la que transcurren la mayor parte de las aventuras de Dredd.

Tengo que reconocer que las violentas barrabasadas de Dredd cargadas de humor negro y bizarro ideadas por Wagner (y otros autores) a mí siempre me han hecho bastante gracia y me han resultado una lectura la mar de entretenida. Historias que en cierto modo y salvando las distancias en sus orígenes tomaban como referencia los modelos de la  E.C sin las restricciones a las que estuvieron sometidos los geniales autores de esa compañía para luego ir elaborando y coqueteando con otros géneros sin perder nunca su base en la genuina Ciencia Ficción más fantasiosa y bizarra con el referente exclusivo en el estrellato del carismático protagonista. Sin embargo, el principal aliciente que tienen antologías como esta es poder disfrutar del trabajo gráfico de los magníficos dibujantes que han pasado por sus páginas, muchos de los cuales las usaron como trampolín para triunfar al otro lado del Atlántico.
De este modo, en estas páginas podemos disfrutar de trabajos del creador gráfico del personaje, el gran Carlos Ezquerra como de pesos pesados británicos de la altura de Steve Dillon –cuando se molestaba en dibujar sin simplificar tanto su estilo-, Brian Bolland, Kevin O’Neill o David Gibbons o Simon Bisley a los que se unen otros que homenajean al personaje como el mismísimo John Byrne. De todos modos, y a modo de curiosidad yo destacaría la inclusión de ese curioso experimento que son las dos historias dibujadas por Bisley y John Higgins quiénes cada uno interpretan gráficamente el mismo guión de Wagner y Grant manteniendo el mismo téxto en  las  cartelas y los diálogos. Que cada uno se quede con la que más le guste.
 
Quizás el único pero que se le pueda poner al excelente material recopilado tanto en color como en blanco y negro es el bajo nivel de reproducción de algunas de sus historias (¿No habrán podido disponer de mejor material?) que desluce el trabajo de artistas fantásticos como Bolland.
Con todo, y dada la publicación errática y dispersa a lo largo de los años de Dredd en España, este conjunto de hsitorias no deja  de ser una buena oportunidad para conocer e iniciarse en el universo de uno de los personajes más carismáticos y geniales que ha dado el mundo del cómic. Le pese a quién le pese, cucarachas.