lunes, 9 de diciembre de 2013

“Los surcos del azar”, de Paco Roca.






Lo ha vuelto a hacer. Paco Roca nos ha vuelto a colar un gol por toda la escuadra. Cuando quién más quién menos creía que el valenciano había tocado techo y, cuan estrellita mediática, tras el éxito de sus obras anteriores relajaría el músculo creativo y echaría barriguita, Roca se ha colado en plena forma por la banda como una flecha, nos ha pillado con la defensa a por uvas y ha soltado un pepinazo en forma de cómic imparable e inapelable. Y es que "Los Surcos del Azar" está  llamado a convertirse en el cómic del año, la década o lo que vosotros queráis, que permitirá exteriorizar y vocear las excelencias del Noveno Arte patrio nacional e internacionalmente más allá del estrecho guetto en el que nos movemos los convencidos.

 Si “Arrugas” fue un cómic visceral que tocaba en lo más hondo la sensibilidad del más templado y “El invierno del dibujante” una necesaria reivindicación y denuncia de uno de los capítulos menos bonitos de la historia de su oficio, en “Los Surcos del Azar”, publicado hace nada por Astiberri, Roca acomete su obra más ambiciosa y sofisticada para narrar la aventura de algunos de los héroes olvidados de la Historia, los republicanos españoles derrotados y exiliados tras la Guerra Civil Española  que liberaron París formando parte de la mítica Compañía La Nueve del capitán Dronne perteneciente a la División Blindada del General LeClerc en la II Guerra Mundial. Y para ello, Roca ha construido un exquisito tebeo que está llamado a ser en el Cómic lo que fue  “Soldados de Salamina” en la Literatura patria hace unos años (la peli ni la comento porque no está a la latura de esas dos obras), una llamada de atención y una reflexión sobre figuras y hechos históricos que todavía hoy se pretenden ignorar.

En este cómic, Paco Roca nos muestra su investigación de la historia de la Nueve a través de sus entrevistas con Miguel Ruiz, un viejo republicano español, que nonagenario vive su soledad en Francia. A través de las conversaciones con el viejo Rúiz, el autor conocerá de primera mano la peripecia vital de cientos de republicanos derrotados que huyeron de España a través del puerto de Alicante a bordo del Stanbrook para ser maltratados durante años en los duros campos de trabajo de la Francia vichista en Argel hasta que se enrolaron en el ejército de la Francia Libre del general De Gaulle para participar en la Guerra del Desierto y acabar liberando París con la ilusión siempre de poder regresa y liberar igualmente España de Franco.
Paco Rocapuede sentirse más que orgulloso de "Los Surcos del Azar", pues estamos ante su obra más redonda y conseguida, en lo que es una extensa, apasionante y entretenida novela histórica en la que la documentación ha sido cuidada con minuciosidad para no dejar ningún elemento al azar más allá del título. Roca hilvana con aparente sencillez un elaborado artificio argumental compuesto por diversas tramas que se van concatenando para ofrecer un resultado coherente y fluido que el lector no nota mientras lee. Por tanto, no existe ningún brusco ni artificioso giro argumental en el cómic gracias al cuidado con el que se producen las transiciones a partir de las conversaciones de los personajes entre los diversos lapsos temporales en el que transcurre la historia, el momento presente que avanza linealmente, día a día, y los diversos momentos del pasado del protagonista escogidos a lo largo de casi una década de su vida. 

Los dos grandes lapsos temporales, Roca los diferencia incluso formalmente mediante un elegante recurso consistente en variar el  tratamiento del color y el estilo plasmándose la historia en el “presente” en un elegante bitono gris y un trazo más esquemático mientras que las partes de la historia que transcurren en el pasado  protagonizadas por el joven Miguel Rúiz son a todo color y con un estilo más elaborado y detallista en las que son probablemente las mejores páginas que Roca ha dibujado hasta la fecha.

Como suele suceder en muchas ocasiones en este tipo de historias que se desarrollan en dos épocas muy alejadas, podría pensare que una fuese un mero recurso del guionista para destacar más la otra quedando aquella como mero prólogo para centrarse en lo que realmente le interesa al autor. Y sin embargo, Roca se ha cuidado mucho de caer en ese error, logrando un equilibrio para que las dos épocas en que se desarrolla la historia de Miguel Ruiz resulten atractivas al lector y se retroalimente para formar un conjunto unitario.

 Para ello, en la historia del “presente”, con un tratamiento mucho más costumbrista, el autor ha puesto especial cuidado en crear subtramas accesorias a través de personajes secundarios como Albert y sus hijos cuyas vivencias cotidianas, conexas con las del protagonista, acaban resultando tan interesantes como la de este y sirven de contrapunto a las mismas. Asimismo, en la parte de la historia  en la que se relatan los episodios bélicos Roca, sin evitar los momentos puramente de acción – que más de uno asociará indefectiblemente con el imaginario que nos han implantado las películas y series de Spielberg,Salvar al Soldado Ryan” o “Hermanos de Sangre”- , se ha preocupado mucho de evitar reducirlo todo el desarrollo de un cómic de acción bélica estereotipado tributario de “Los Violentos de Kelly” -como el propio autor señala que estuvo barajando en un momento-  cuidando para ello de dotar de identidad y humanidad  a los personajes que aparecen en esta parte de la historia especialmente en la introducción de los personajes históricos reales que aparecen como secundarios (llega a presentar incluso figuras como Machado o Hemingway) sin que la trama se resienta y  otorgan un plus extra de verosimilitud a los elementos de ficción, con lo que hacen aún más difícilmente distinguibles unos de otros y la obra adquiere por momentos un tono más coral y es que, Roca otorga importancia a todos los personajes y se preocupa porque el destino de ninguno quede en el alero alimentado y robusteciendo el conjunto. Además, es en esta segunda parte en la que Roca se suelta como dibujante presentado diversas localizaciones y lugares de lo más alejados así como poniendo un especial cuidado en la descripción del armamento o los uniformes de los personajes y ampliando el registro compositivo y narrativo de la historia para ofrecer episodios bélicos creíbles, primorosamente presentados, sí…pero al servicio de una historia mucho más interesante.

Por otro lado, no hay que negar que la sombra de “Maus” y Spieguelman son alargadas y se nota la influencia de esa obra maestra en el punto de partida formal de “Los surcos del azar”. Pero, sin embargo, cualquier parecido termina ahí y Roca maneja con maestría los hilos para mantener atrapado al lector de la primera a la última página con sus propias armas y medios, comprometido con la obra hasta convertirse en un personaje más de la misma, para ofrecer finalmente un tebeo con personalidad propia en el que ha volcado todo lo aprendido en sus obras anteriores y que sin estridencias supone un escalón más en su progresión autoral.
Con lo que hay que quedarse, en definitiva, es que  “Los surcos del azar” es un tebeo magnífico y una historia conmovedora sobre un episodio poco conocido de la Historia en el que Paco Roca ha volcado toda su ilusión y saber. El resultado sin duda estará a la altura de cualquier expectativa. Muy recomendable.