
“El lagarto hipotético” es un relato de fantasía que pretende imitar el estilo y carencia de las fábulas orientales pero que resulta irregular y un tanto aburrido por el empeño de Moore de pretender ser mejor escritor de lo que realmente es. En el cerrado y claustrofóbico Mundo Sin Relojes, un burdel de categoría trabaja desde niña Som Som, quien fue lobotomizada para convertirse en concubina de los poderosos magos que acuden allí a desahogarse. Som Som que tiene los dos hemisferios cerebrales separados por una mágica operación es en muchos aspectos un vegetal por lo que resulta la confidente ideal a través de la que nos enteramos de la historia de amor entre otros dos empleados del Mundo sin Relojes, Rawra Chin y Foral Yatt., una historia de amor homosexual que acaba bastante mal. Si quieren saber más, tendrán que leer la obra.
Alan Moore más que narrar, divaga durante las setenta y ocho páginas del libro sin dejar muy claro al lector que quiere contarle. ¿La historia de Som-Som?¿La de Rawra Chin y Foral Yatt? ¿Las dos?¿Ninguna? Moore se muestra en exceso críptico y ambiguo jugando incluso con el género de los personajes de un modo que sólo logra aumentar la confusión de una obra de por sí en exceso difícil e impregnada de cierto misticismo hueco que debido a su brevedad no se hace del todo insoportable.
En definitiva, en “El lagarto hipotético” Moore juega a imitar a Borgés y le sale mal a pesar de sus atractivos planteamientos iniciales. Pendiente me queda su novela “La voz del fuego” pero me parece que, tras esta lectura, va a tardar bastante. Prefiero releerme sus cómics. La edición de Planeta bastante mona.