viernes, 10 de enero de 2014

“Invencible Ultimate Collection 4”, de Robert Kirkman, Ryan Ottley y Crabtree




Dolmen/Aleta parece haber cogido carrerilla en la edición de los integrales de “Invencible” y acaba de publicar este fin de año el cuarto tomo que reúne los números 36 a 47 de la edición norteamericana que ya fueron publicados previamente en los TPB 10 y 11 que recogían los arcos titulados “Mi marciano favorito” y “De otro mundo” en los que un Kirkman en plena forma nos hace disfrutar con cada capítulo al presentar las situaciones de siempre del género con una frescura y desparpajo que las hace parecer novedosas y originales.

En estas nuevas entregas, Mark/Invencible se encuentra sumido en un mar de incertidumbres ya que si bien en su carrera superheroica no hay supervillano ni amenaza que se le resista, a su identidad secreta no le va tan bien planteándose abandonar sus estudios y su relación con Amber. Mientras la vida de Mark se complica por momentos como Invencible tendrá que hacer frente a la invasión extraterrestre de los calamaridos y la aparición de una nueva vultramita dispuesta a que se replantee su papel como defensor de la Tierra.

Más allá de su originalidad,  la gran cualidad de "Invencible” es la gran habilidad de Kirkman para replantear las gastadas tramas superheroicas explotadas por las grandes desde la Silver Age para que reluzcan de nuevo y renueven su oferta de entretenimiento tanto para el lector que apenas conozca el género superheroico como para al aficionado más resabiado. Para ello, Kirkman se basa en un profundo conocimiento del género y el lenguaje del cómic, que le permite ir desarrollando en paralelo diversas tramas, al tiempo que construye una amplia galería de personajes secundarios a los que dota de una personalidad propia, tan o más atractiva que del protagonista principal, y con unos diálogos vivos y directos interconecta todo este artificio que se transforma en una compleja novela río en torno al protagonista que llegará hasta donde él quiera.

En este volumen en concreto, Kirkman muestra que ha aprendido de grandes guionistas como Claremont o Stern la capacidad para mezclar en una misma historia la épica con el melodrama o la comedia sin que en ningún caso el discurso narrativo se resienta y el lector note que la historia se estire artificialmente. Kirkman maneja los tiempos a la perfección e incluso sus ex machina y trucos de guionista están utilizados con tal pericia que las partes más endebles de la historia y podrían ser objeto de la suspicacia del lector quedan hábilmente ocultadas o directamente son contestadas por boca de alguno de los personajes.

En el aspecto gráfico, Ryan Ottley hace tiempo que nos hizco olvidar ya al cocreador del concepto Cory Walker, y a lo largo de estos números muestra un trazo más limpio y elegante que se refleja en sus estilizadas figuras y composiciones cada vez más espectaculares. Ottley y Kirkman desmienten el tópico que con grandes viñetas no pueden desarrollarse historias excesivamente complejas ofreciendo a lo largo de esta serie tramas y personajes que no paran de crecer ni evolucionar.

En fin, aunque muchas veces se nos olvide, obviado por otros proyectos mucho más mediáticos o por otros guionistas que trabajan en editoriales y series que cuentan con un mayor marketing, Robert Kirkman es actualmente el mejor guionista de superhéroes del momento y este cuarto integral de “Invencible” no hace otra cosa que refrendarlo.