martes, 12 de marzo de 2013

“Las verdaderas aventuras de Alexix Strogonov”, de Émile Bravo y Jean Régnaud.




Como parece que poco a poco se va publicando la obra del francés Émile Bravo en España, no estaría de más que alguna editorial se acordara que todavía queda la muy recomendable trilogía de “Las verdaderas aventuras de Alexix Strogonov” inédita. Editados por Dargaud entre 1993 y 1998, los tres álbumes que componen la serie –“Bielo”, “Kino” y “Tamo”-  fueron recopilados en un  integral, por lo que no  parece que haya razón para que este estupenda BD de aventuras en las que con implacable ironía Régnaud y Bravo  satirizan la Europa de la primera mitad del siglo XX a través de las andanzas del protagonista de la historia, el trotamundo Alexis Strogonov, continúe siendo una desconocida para los aficionados españoles.

De este modo, en el primer álbum de la serie, “Bielo, Alexix y su hermano Oleg son dos idealistas revolucionarios enviados a instaurar un soviet en un pueblo perdido de Bielorrusia en el que todavía se esconden los rusos blancos; en el segundo álbum, ”Kino”, Strogonov exiliado en Berlín se incorporarán a la incipiente industria cinematográfica de la Alemania perdedora de la I Guerra Mundial en la que se larva el resentimiento del que nacerá el nazismo; y en la tercera entrega, “Tamo”, Alexis acaba  haciéndose cargo de la custodia de una joven hija de un líder nacionalista tras sufrir un atentado en el polvorín de los Balcanes donde se está gestando una nueva guerra civil.

El guionista Jean Régnaud abarca usando como vehículo y excusa  las andanzas aventureras del idealista Alexis Strogonov – una especie de Tintin ruso- el complejo contexto histórico europeo de las tres primeras décadas del siglo XX denunciando con inteligencia, humor y finura el absurdo de los totalitarismo y la arbitrariedad de los poderosos. Régnaud construye un conjunto de historias intensas y emotivas que se disfrutan de principio a fin, perfectamente contextualizadas y documentadas para acercarse desde un planteamiento desmitificador a la aventura en la estela de clásicos como “Spirou” o “Tintin” a los que Régnaud y Bravo no dudan en incorporar una importante carga crítica hacia los acontecimientos que gestaron los principales conflictos bélicos europeos del siglo pasado.

Si el guión de Régnaud es eficaz y se lee con agrado, los tebeos brillan especialmente en la parte gráfica donde Émile Bravo realiza una estupenda labor con un estilo tributario de la línea clara, heredero de los Herge y Franquin, autores de los que, como ya demostrara en el excelente “Diario de un ingenuo  es un gran conocedor.

En fin, es una auténtica pena que “Las verdaderas aventuras de Alexix Strogonov” continúen inéditas en España, habiéndose publicado algunos títulos europeos de menor calidad. Ojalá editoriales como Ponent Mon, Norma, Dibbuks o Planeta tomen nota de este título y se animen a apostar por una serie en el que la diversión y la reflexión se unen en una invencible combinación.