miércoles, 29 de agosto de 2012

“El Fantasma de Hoppers”, de Jaime Hernández.


La verdad es que cada vez me sorprende más lo del paso del tiempo. Y ya no es que necesite días de 28 horas para conciliar trabajo, vida personal y aficiones, sino que, además, para cuando quiero darme cuenta una lectura que creía pendiente desde hace solo un par de meses la tengo aparcada desde hace ocho. Esto me ha pasado con el último recopilatorio publicado por La Cúpula de las “Locas” de Jaime Hernández, “El Fantasma de Hoppers”, que pensaba que llevaba menos tiempo entre los pendientes y ya llevaba acumulando polvo desde finales del año pasado.
A Jaime Hernández y sus creaciones no le debe pasar lo mismo que a mí, ya que a pesar de los obstáculos que pone La Cúpula para leer con continuidad lo que se supone que es una novela-río – el material de este tomo publicado originalmente en el primer lustro del 2000 y se situaría entre “Penny Century” y “La Educación de Hopey Glass” ya publicados en España y que dejaría solo pendiente de publicación el material de el segundo volumen de “Love and Rockets”- construida por multitud de personajes interrelacionados vertebrados a través de tres principales- Hopey, Maggie y Penny- solo falta sumergirse en sus primeras páginas para reintegrarnos en ese hermoso universo paralelo que el tiempo no desgasta y la calidad de sus historias se mantiene inalterable año a año y década a década.
Esta ¿nueva? entrega se centra en uno de los personajes principales de la serie, la rellenita Maggie Chascarrillo, que intenta rehacer su vida como gerente de unos apartamentos habitados por particulares inquilinos, alejada de Hoppers, la barriada de emigrantes en la que se crió y de su añorada Hopey con la que sigue manteniendo una inclasificable relación sentimental. Maggie iniciará una amistad con Vivian, una voluptuosa azafata de televisión, que la traerá más de un problema y la enfrentará directamente con los fantasmas de su pasado.

 


Como digo, “El fantasma de Hoppers” quizás no sea el mejor tomo para iniciarse en el particular universo de ficción ideado por Jaime Hernández pero es un tomo tan bueno como cualquier otro para apreciar la calidad de uno de los mejores narradores gráficos en activo. Jaime, bajo la aparente sencillez de su trazo y sus planos medios, amalgama con maestría una compleja historia en la que coquetea con distintos géneros –del slice of life al thriller psicológico o el enredo- y que se mantiene gracias a la profundidad y coherencia de unos personajes soberbios que se convierten en tan cercanos y lúcidos para el lector que este olvida constantemente las contradicciones del fantasioso imaginario al que pertenecen, síntesis fluida entre el arrabal mexicano y la cultura pop norteamericana en una construcción tan genuina, inimitable y personal que rechinaría imitada por cualquier otro.


El Fantasma de Hoppers” es una pieza más del original rompecabezas que es la serie de Jaime Hernández en la que nos revela una pizca más de su inigualable talento para las viñetas y la ecléctica personalidad que se esconde tras las misteriosas miradas con las que nos retan sus mujeres. Que nos dure muchos años.