lunes, 2 de julio de 2012

“Batman Inc.”, de Grant Morrison y David Finch, Yanick Paquette, Chris Burnham, Cameron Stewart y Scott Clark.



El mayor reto de nuestra especie consiste en adaptarnos a los cambios. Sin embargo, romper los tabúes y prejuicios ancestrales de la tribu para aprender nuevas técnicas o incorporar nuevas ideas solo es asumible por unos pocos elegidos por la genética y/o el carácter en cada generación que por lo general antes de alcanzar el reconocimiento general, si lo logran más tarde que pronto, son ridiculizados o abiertamente rechazados por una obtusa mayoría que prefiere aferrarse a la comodidad de lo conocido antes que evolucionar.

Lo anterior es una regla que se repite a lo largo de nuestra historia y se cumple en cualquier ámbito de la vida... incluidos los tebeos de superhéroes de “Batman”. A lo largo de sus ya casi 75 años de historia, el Hombre Murciélago ha sufrido distintas evoluciones para adaptarse a los gustos de las nuevas generaciones de lectores. De este modo, los distintos autores de Batman han explorado distintos aspectos de su personalidad - superhéroe, detective, justiciero, vengador…- a lo largo de las generaciones con el rechazo inicial de aquellos que se aferraban a las versiones pretéritas y no aceptaban los cambios del personaje aun cuando a la larga acabaran –en muchas ocasiones- rindiéndose ante las buenas historias que  posibilitaban las nuevas versiones.

Tras muchos años, el siempre discutido Grant Morrison en “Batman Inc.”- el cuidado tomo recopilatorio en el que ECC Ediciones ha recopilado la serie limitada de ocho números homónima, junto a las historias “Batman: The Return” y  “¡Batman Incorporated: Leviatán ataca!” que funcionan a modo de prólogo y epílogo  respectivamente de la primera - logra dar un paso más en la evolución del Hombre Murciélago que seguramente no será entendido por muchos pero que señala, con la genialidad propia de un autor siempre un par de pasos por delante del resto, el camino a la evolución natural del Batman contemporáneo.

Tras los sucesos de “Batman RIP”, un Hombre Murciélago que ha atisbado el negro destino de la humanidad  se prepara para afrontar la nueva amenaza global que se esconde bajo el nombre de  Leviatán, organizando (y financiando a través de su identidad civil de Bruce Wayne) una red de justicieros mundial que bajo su supervisión hará frente a Leviatán y sus secuaces a lo largo y ancho del mundo.

Grant Morrison no deja de sorprenderme con su habilidad para sacar petróleo de donde parecía que todo estaba contado aprovechando personajes e historias que en muchas ocasiones ni los más veteranos del lugar recordaban que existieran, otorgándoles una nueva perspectiva. De este modo, en “Batman Inc.” aprovecha conceptos que están al orden del día para contextualizar la historia como los de amenaza global, Internet 3.0 o internacioalización para dar una nueva patina a Batman  renovando tramas y argumentos que ya eran viejos hace treinta años sin que apenas se note para el lector novel y planteando un endiablado juego multireferencial al veterano del que seguramente no saldrá bien librado.

 De este modo, la idea de una organización global de justicieros es tan viejo casi como el género, pero Morrison la presenta ahondado en la propia tradición del Hombre Murciélago en un juego referencial solo al alcance de los aficionados más hard al Hombre Murciélago y que incluso lleva al propio Morrison a explicar en un apéndice de dónde recuperó tal o cuál personaje marginal aparecido en la Golden o Silver Age. A partir de una supuesta amenaza global de un misterioso enemigo que no acaba de desvelarse hasta el genial clifhagging final Batman y sus acólitos se presentan corriendo de un lado para otro del mundo para acabar con los demenciales planes de esperpénticos supervillanos en frenéticas tramas imposibles... Un momento, ¿pero esto no es el Batman de toda la vida? Pues sí y no. Porque precisamente el gran mérito de Morrison es sumar los distintos aspectos del personaje que anteriores autores desde la Golden Age se encargaron en desarrollar y aprovecharlos para abrir nuevas vías  expandiendo su universo hacia nuevas posibilidades más allá de la monótona repetición de las mismas fórmulas aunque, como el mismo Morrison es consciente y así lo hace notar constantemente con una de las claves de la historia -el uróboros-  volver al origen del personaje y de paso anunciar quizás el principio del fin de su etapa en la serie resolviendo algunas de las cuestiones pendientes desde su arranque.

En el aspecto gráfico, Morrison se encuentra bien secundado por un elenco de dibujantes de lujo como David Finch, Yanick Paquette Chris Burnham, Cameron Stewart y Scott Clark, cada uno de los cuáles se hace cargo de un número de la serie y  que resuelven con brillantez y a su propio estilo las dificultades que el exigente escocés les plantea con sus complejos y enrevesados guiones.

En fin, mi único consejo al lector que afronte la que es  la mejor tormenta de ideas  en torno al concepto de Batman de los últimos años que, como en todos los tebeos de Morrison, se deje llevar y disfrute sin intentar entenderlo todo antes de tiempo y condene a un visionario como el escocés. El viaje al final  merecerá la pena.