jueves, 18 de abril de 2013

“Los proyectos Manhattan: Ciencia.Malo.”, de Jonathan Hickman y Nick Pitarra.






Bajo una anodina portada, Planeta acaba de iniciar la publicación de una de las series más interesantes que en estos momentos momentos se está editando en Estados Unidos por Image, con el primer recopilatorio que recoge los primeros cinco números de la serie regular. Se trata de “Los Proyectos Manhattan”, guionizada por Jonathan Hickman y dibujada por Nick Pitarra en la que el equipo creativo desarrollan una divertida ucronía tomando como punto de partida el célebre –y real - Proyecto Manhattan que supuso en las postrimerías de la II Guerra Mundial el desarrollo por parte de Estados Unidos, y posterior utilización bélica contra Japón, de la Bomba Atómica en el que estuvieron involucrados científicos de la talla de Oppenheimer o Enrico Fermi.
A mediados de la II Guerra Mundial, el general Leslie Groves está al frente de los proyectos Manhattan, con los que los Estados Unidos  tratan no solo de crear la primera bomba atómica sino de sacar partido a todo proyecto científico que pase por las mentes de los mejores científicos del país por muy locos que estén.

Dentro de las manidas propuestas mainstream, “Los Proyectos Manhattan” son todo un soplo de aire fresco no tanto por la originalidad de la idea –ya que desde el auge de la literatura cyberpunk en los ochenta y especialmente en los cómics hemos leído ucronías por un tubo- sino por la inteligencia gamberra y desmitificadora con la que Hickman plantea y desarrolla una serie en la que el tema central no es tanto explotar las infinitas posibilidades que le da su carácter de ficción como cuestionar subrepticiamente la realidad mostrando diversas existencias paralelas que se convierten en uno de los ejes de la serie junto a las más delirantes teorías conspiranoicas y los más salvajes y trillados clichés pulps.

  Hickman tiene claro que lo que le interesa en esta rocambolesca y documentada ficción en la que entremezcla los elementos justos de realidad con las más delirantes fantasías es entrecruzar las realidades paralelas y los reflejos oscuros y extremos de unos personajes históricos respetables a los que caricaturiza salvajemente. De este modo, desde las primeras páginas el lector asiste a lo que parece una convencional –y posible- reunión inicial entre el general Groves y Oppeheimer en torno a los proyectos que paulatinamente va añadiendo elementos gráficos sospechosos que harán preguntarse al lector si tras esa apariencia de verosimilitud  estamos ante una historia realista o una ficción.
Tras la ruptura de la cuarta pared por el general Groves, Hickman nos adentra en una delirante fantasía conspiranoica.en la que no se ha cortado un pelo en la que  Oppenheimer ha sido devorado por su siniestro gemelo oscurol,  Einstein será sustituido por un misterioso doble surgido de un portal extradimensional o el respetable Richard Feynman es un egocéntrico enamorado de su propio reflejo. Son solo pequeños ejemplos con los que Hickman va sorprendiéndonos con una ficción familiar y cercana a la realidad pero completamente alejada de ella ya que en algún momento de la historia nos ha hecho cruzar al otro lado del espejo y estamos en una siniestra realidad paralela.

Al igual que en otras series exitosas Planetary" o “AIDP”, Hickman juega con la hipotética existencia de una organización paragubernamental encargada de investigar misterios y secretos que se nos quieren escamotear a los ciudadanos comunes. Sin embargo, Hickman le ha dado una vuelta de tuerca al concepto de esas series incorporando una base histórica real a la trama y convirtiendo a respetables figuras científicas del siglo pasado como Einstein, Oppeheimer, Feynman o Fermi y el controvertido Proyecto Manhattan que tantas controversias despertara en el punto de partida de su planteamiento. De este modo, en la realidad paralela ideada por Hickman las más brillantes mentes científicas son  auténticos científicos locos protagonistas de un pulp alucinante que desde las sombras manejan a presidentes norteamericanos de la talla de Roosevelt o Truman como si de marionetas se tratara, deciden la II Guerra Mundial, contactan con civilizaciones alienígenas, incorporan disidentes nazis o desarrollan los más rocambolescos y misteriosos proyectos científicos a espaldas de los ciudadanos.
Hickman ha hecho un cuidado trabajo de documentación histórica para versionar a los personajes reales que convierte en los protagonistas de su ficción para retorcerlos al máximo y engancharnos en el tono pulp y delirante de una historia que atrapa de la primera a la última página y deja con ganas de más.

En el aspecto gráfico, Nick Pitarra se adapta perfectamente a las demandas de la historia ideada por Hickman realizando un magnífico trabajo mediante un dibujo realista al que incorpora un matiz caricaturesco. Pitarra, que parte de influencias tan diversas como Frank Quitely o Howard Chaykin, maneja con soltura diversos recursos narrativos haciendo especial uso del color, especialmente los azules y los rojos, para caracterizar no solo la personalidad de algunos de los personajes sino también los diversos planos de existencia contrapuestos en los que se desarrolla la historia e hilvanar diversas versiones paralelas de los mismos hechos.

Los Proyectos Manhattan” han tenido un arranque excepcional y nos muestran a un Hickman motivado y con ganas de demostrar que la reputación que se ha forjado en series como “Los Cuatro Fantásticos” no es flor de un día. Que no os engañe la portada, si es capaz de mantener este nivel lo que dure la serie podemos flotarnos las manos.