martes, 8 de noviembre de 2011

“Blankets”, de Craig Thompson.


Continuando con la relectura de la obra de Craig Thompson tras “Adiós, Chunky Rice”, le tocaba el turno a la multipremiada y prestigiosa “Blankets”, obra publicada también por Astiberri sobre la que han corrido ríos de tinta –virtual- en parte, y más allá de su indudable calidad tebeística, por ser una de las más representativas e influyente del movimiento de novelistas gráficos que la tomaron como una de sus obra de referencia. No voy a ser tan presuntuoso como para pensar que lo que comente no se ha expuesto –mejor- antes, pero como opinión personal ahí queda.

Blankets” es el relato de la infancia y juventud del propio Craig Thompson en el seno de una familia de férreas creencias cristianas en un rincón perdido de la América profunda, con especial relevancia a las relaciones que Thompson mantiene con su hermano menor y su primer amor con Raina una chica que vive en una familia parecida a la suya en otro estado. La relación con Raina marcará una crisis de fe de Thompson y el paso de la adolescencia a la madurez.

Desde el sobrecogedor primer capítulo de esta obra – uno de los relatos más duros que he leído nunca en un cómic- es imposible no empatizar con Thompson en este tebeo que en buena medida parece guardar un fuerte carácter expiatorio de culpas y traumas infantiles producidos por las gamberradas de los compañeros de colegio (no por comunes menos crueles) y otros más personales y terribles como los abusos sexuales que presuntamente sufrieron él y su hermano o la cerrazón opresiva de una educación religiosa ultraortodoxa que sin duda marca el carácter y por suerte la mayoría no hemos padecido. Thompson nos pone en su situación logrando la simpatía del lector por cómo abre las ventanas a los lectores a su dura infancia en forma de viñetas y, sobre todo, por las omisiones y silencios implícitos entre los intersticios de estas que cuentan casi más que lo que muestran sus dibujos, llevándonos a tocar fondo junto a él en ese magistral primer capítulo en el que todo su incuestionable talento para la narración gráfica está al servicio de la historia.

Sin embargo, Thompson sitúa al lector contrito quizás demasiado pronto en un mundo muy triste, muy sucio y muy gris para rescatarle demasiado pronto embelesándole con la relación que mantiene con Raina. Pero, en mi opinión, quizás es el mismo Thompson el primero en embelesarse demasiado en sus recuerdos y en la exposición de su talento con lo que se demora en exceso en los dimes y diretes y los flirteos con su primer amor, logrando que el tebeo pierda buena parte del ritmo y la intensidad inicial para ya no volver a recuperarla.

A pesar de no ser la obra maestra que se supone –en todo caso, para mí sería solo media obra maestra-, “Blankets” no deja de ser un tebeo mayúsculo, muy valiente y muy superior a la media. Con un manejo de conceptos como la elipsis, la digresión, la transición, la metáfora gráfica o la composición de página digno de estudio tanto por el dominio que muestra Thompson a lo largo de tantas y tantas páginas como por la belleza y originalidad de las soluciones particulares, pero, en la segunda mitad de la historia, tanto virtuosismo, alarde preciosista y mimo se vuelve en contra de lo que el autor quiere contar y creo acaba lastrando la historia, que para mí siempre ha de ser lo principal.

En fin, “Blankets” es un tebeo importante e influyente, sí. Rico en méritos pero también con algunos defectos, propio de un autor joven con un inmenso talento, pero del que todavía se puede esperar mucho más. ¿Habrá logrado en “Habibi” pulir Thompson sus defectos y será su obra maestra definitiva? Ni idea, ya cuando la lea os cuento que me parece si os interesa.