miércoles, 5 de septiembre de 2007

“Un viejo que leía novelas de amor” de Luis Sepúlveda.



Hay novelas que llegan tarde. Entiéndame lo que quiero decir. Hay novelas que probablemente escritas unos años antes (los años póngalos ustedes) se hubieran convertido por mor de las modas, de los contextos históricos o por váyase a saber el motivo, en novelas referenciales para una generación o un movimiento literario, respuestas fáciles para un concurso de cultura general o una encuesta de opinión. Y esa es la impresión que me produce cada vez que leo o releo “Un viejo que leía novelas de amor” de Luis Sepúlveda (“Mundo del fin del mundo”, “Nombre de torero”), una novela publicada por primera vez en 1989 y en estas tierras de España en 1993 por Tusquets Editores, una novela que reúne todos los elementos para haberse convertido en una pieza clave del “realismo mágico” latinoamericano si se hubiera escrito cincuenta años antes y que, sin embargo, ha pasado bastante desapercibida.
“Un viejo…” narra la historia de Antonio José Bolivar Proaño, un anciano habitante de El Idilio, un remoto puesto perdido en la Amazonía habitada por los shuar (popularmente conocidos como jíbaros) sin otra distracción en su solitaria y dura vida que leer novelas de las “que hablan del amor con palabras tan hermosas que a veces le hacían olvidar la barbarie humana” que le lleva dos veces al año su amigo el dentista Rubicundo Loachamín y dedicarse a la caza del tigrillo, procurando mantenerse alejado de las ambiciones y locuras de sus convecinos blancos. Sin embargo, se ve requerido por el avaricioso, corrupto y asqueroso alcalde del pueblo para dar caza a un tigrillo que ha matado a varias personas. Durante la caza, Antonio José descubrirá los verdaderos motivos que llevaron al animal a convertirse en un matahombres y le llevará a sentir una mayor comunión con el animal que con sus congéneres.
En esta novela corta, Sepúlveda incorpora y homenajea a los grandes de la literatura americana del último siglo. Desde el “Realismo Mágico” militante del mejor Garcia Márquez y el “Indigenismo” de Ciro Alegria hasta el Hemingway de “El viejo y el Mar” ó el Steinbeck de “La perla”, todos están muy presentes en esta obra para conformar la personalidad de José Bolivar, el protagonista del que se sirve Sepúlveda para denunciar los problemas a los que se enfrenta la selva amazónica. La novela está escrita en un estilo sencillo y directo accesible a todas las edades, que seducirá a un lector fascinado por la caza del tigrillo y la humanidad de José Bolivar. Lo dicho: publicada treinta años antes esta novela hubiera sido cabeza de león de un movimiento de denuncia del Amazonía, pero en 1989 no deja de ser cola de ratón de la novela latinoamericana. Si les gustó “El viejo y el Mar” o “El mundo es ancho y ajeno” ya están tardando.