jueves, 13 de diciembre de 2012

“Aama 2: La multitud invisible”, de Frederik Peeters.




Astiberri concentra lo más interesante de sus novedades en este final de año y entre las mismas destaca “La multitud invisible”, segunda parte de “Aama”, la trilogía futurista que el suizo Frederik Peeters iniciara con Olor a tierra quemada, confirmando las buenas impresiones que me dejó esa primera entrega.

El desmemoriado Verloc irá descubriendo a través de las anotaciones en su diario como tras su llegada al planeta Ona(ji) y la toma de contacto con la colonia científca que desarrolló la revolucionaria Aama,  partió junto a su hermano Conrad y el simio robótico Winston con algunos miembros de la colonia en busca de la Aama para comprobar como la sustancia está empezando a afectar sorprendentemente al ecosistema de Ona(ji).

Desde las primeras páginas, Peeters nos vuelve a arrastrar a los misterios que se esconden en el mundo de Ona(ji) en una expedición transversal  e iniciática que se desarrolla en varios planos dejando constancia de la madurez de un autor que a pesar de su juventud es capaz de reinventar su obra en cada nueva entrega para presentar de una manera original sus obsesiones.

Como ya hiciera en “Lupus” se vuelve a aprovechar de la versatilidad de la Ciencia Ficción para desarrollar una metáfora hipnótica en torno a los problemas del hombre contemporáneo, sugiriendo las consecuencias de los pliegues más oscuros de las sociedades tecnificadas planteando el éxito de as quimeras futuristas a las que nos enfrentamos al describir una sociedad deshumanizada en la que cuanto más implantes tecnológicos y racionalidad evolutiva más aumenta la sensación de soledad y aislamiento interior de los individuos.

Peeters refuerza esa sensación de desamparo y zozobra en la que se mueven siempre sus personajes otorgándole a su protagonista Verloc la condición de desmemoriado con lo que el propio personaje va descubriendo su historia a través del socorrido recurso de la lectura del diario al mismo tiempo que los lectores del cómic. En ese sentido, Peeters da buena muestra de su condición de exquisito narrador para trasladar al lector con fluidez y claridad a través de los diferentes lapsos temporales en los que se desarrolla la aventura al tiempo que construye un discurso uniforme que otorga solidez y coherencia a la obra.

Por otro lado, “La multitud invisible” es quizás la obra de Peeters en la que la acción y la aventura aun desarrolladas mediante un narrador interpuesto y sin ser el l objetivo último del autor están más presente al centrarse durante buena parte de este álbum en la narración de los azares y peligros a los que se enfrentó la expedición que parte en busca de la Aama por el evolucionado y revolucionado planeta Ona(ji). Sin embargo, este planteamiento aventurero no es más que una excusa para presentar el trasfondo de la obra enfrentando al mermadoy confundido protagonista con la exuberancia de la nueva fauna y la flora del planeta evolucionada a partir de la Aama.

En el fondo, el interés de Peeters es hacer una Ciencia Ficción filosófica partiendo de convenciones y clichés de género con lo que todo tiene un toque personal e intimista aun cuando transite por sendas ya trilladas por grandes del género en referencias que resonarán en la mente de los aficionados a la Ciencia Ficción aunque no acaben de ubicarase del todo.

Así, es fácil rastrear elementos en “Aama”  propios de los Herbert, Lem,  Asimov o Aldiss filtrados y reinterpretados en función de las propias obsesiones de Peeters, lo cuál otorga un mayor atractivo a una obra que además en el apartado gráfico cuenta con un acabado excelente en el que el autor suizo muestra un especial detalle en la descripción del ecosistema de Ona(ji) poniendo un detalle similar al del brasileño Léo en “Aldebarán”, autor y obras con las que guarda ciertas similitudes en cuanto al trasfondo de su obra  aun cuando Peeters se muestre como un autor más sutil y ambicioso en el tratamiento de sus objetivos. Tampoco habría que obviar referencias más peregrinas como un acabado gráfico que, por momentos, parece influido por el estilo elegante y limpio del Guillon de “Los Naufragos del tiempo  e incluso detalles tan extravagantes como esos deambuladores que recuerdan a los tentáculos del Dr. Octopus o el acabado del traje de Conrad que se parecen al diseño del Madrox de “Factor X” que hacen sospechar de la enorme variedad de referencias ocultas en la obra. 

En fin “La multitud invisible” me ha parecido un gran cómic, una aventura transversal que en estos tiempos de tontadas que confunden la Ciencia Ficción con la espectacularidad sin contenido apuesta por una Ciencia Ficción inteligente, honda y conmovedora que replantea las preguntas de siempre - ¿Quiénes somos?¿Adonde vamos?¿De donde venimos? – con sutileza y sensibilidad. Ojalá en la tercera entrega de “Aama”, Peeters nos ofrezca alguna respuesta valida.