jueves, 19 de diciembre de 2013

“Aama 3: El desierto de los espejos”, de Frederik Peeters.



Astiberri publicó hace nada la esperada tercera entrega del Aama” del suizo Frederik Peeters, la que probablemente sea la serie de Ciencia Ficción más atractiva de los últimos tiempos con el permiso de “Saga” y “Prophet”. Un álbum excelente  que, sin embargo, en esta nueva entrega subtitulada “El desierto de los espejos” por momentos sufre de la decisión de Peeters de convertir la trilogía que tenía inicialmente planificada en una tetralogía. Os cuento

En esta nueva entrega la expedición científica inicial se ve reducida a Verloc, su hermano Conrad, el robótico Winston, el profesor Rajeev y la pequeña y misteriosa Lilja, y continuan explorando el exuberante mundo de Olan(ji) convertido por la acción de Aama en un inhóspito y hóstil vergel en el que nuevas y extrañas formas de vida se desarrollan. Al final de su camino, Verloc acabará recuperando su memoria y empezará a descubrir algunos de los misterios que encierra la enigmática sustancia y el sentido de su presencia en ese mundo.
Peeters sigue desarrollando con mimo esta peculiar trama de Ciencia Ficción en la que reformula una trama clásica desde los tiempos de “Planeta Prohibido  para aportar su original interpretación que bebe directamente de la Ciencia Ficción racional y filosófica del polaco Stanislav Lem, en general, y la que es su obra más conocida, la excelente y recomendable “Solaris”, en particular.
Peeters está desarrollando una sutil trama en la que desordena la temporalidad para sacar el máximo partido  al desmemoriado protagonista y en esta tercera entrega rellena buena parte de los huecos que quedaban vacíos en su memoria al tiempo que plantea algunos nuevos  previos a la conclusión de la historia sin obviar, en este entorno de Ciencia Ficción, el estudio de las relaciones personales que tanto le obsesionan profundizando en la relación de Verloc con sus familares.
A nivel gráfico, Peeters hace un despliegue espectacular de talento para transmitir al lector la confusión propia del protagonista incorporando transiciones tan sutiles que resulta complicado establecer en que momento de la historia nos encontramos exactamente y se embriaga desatando su imaginación para recrear la exuberancia de los nuevos ecosistemas de Olan(ji) y la fauna y flora que lo pueblan. Quizás en ciertos momentos, el único defecto que se le puede poner a Peeters en este álbum es que cae en el ensimismamiento en la composición de algunas viñetas mudas y que las secuencias de “acción” resultan un tanto confusas, aunque tampoco me extrañaría que ese efecto sea conscientemente buscado por el autor. Por otro lado, el tratamiento del color explota sacando Peeters el máximo partido del mismo en este álbum.
En fin, más allá de esos pequeños detalles, la tercera entrega de “Aama” mantiene las cotas de calidad e interés ofrecidas en sus anteriores entregas y deja todo preparado para que Peeters nos deje con la boca abierta con la conclusión de la historia. Esperemos que así sea.