jueves, 18 de noviembre de 2010

“Onírica”, de José María Beroy.


Por fin me he hecho con el integral en el que Ediciones Glénat recopila buena parte de la obra de ese gran contador de historias que es José María Beroy. A pesar de la reducción a la que Glénat somete las recopilaciones que realiza de veteranos autores patrios (no me atrevo a considerarles clásicos), el volumen está reproducido con cariño y cuenta con interesante material extra así como un divertido artículo de Migoya. Pero centrándonos en el contenido, esta obra es una oportunidad única para conocer en un único volumen lo mejor de la producción de uno de los autores más interesantes y talentosos de los ochenta que por desgracia ha permanecido durante demasiado tiempo en silencio.

Ya he comentado en diferentes entradas del blog tres de las obras que forman parte del integral –“Doctor Mabuse”, “999” y “La enfermedad del sueño”- por lo que me centraré en la cuarta, “Ajeno”, un álbum aparecido inicialmente por entregas en la revista “Cairo” y recopilado en álbum por Norma Editorial a finales de los ochenta y que no había leído.
Ajeno” es una historia fantástica de magia y locura que da un nuevo significado más siniestro y oscuro a la trillada idea del amor más allá de la muerte. En las postrimerías de la guerra civil un alquimista que lleva a cabo la guerra mágica a favor de los republicanos ha de exiliarse en un limbo más allá de la existencia tras lograr conjunrar la reencarnación de Ana su perdido amor cincuenta años en el futuro. Pasado el tiempo, el mago volverá a nuestro mundopara recuperar a su amada reenarnada en una joven anticuaria, Julia, y vengarse de los alquimistas que apoyaron al bando vencedor en la Guerra Civil.

Beroy construye en “Ajeno” una brillante y compleja historia en la que da rienda suelta a su imaginería lovecraftiana y convierte a la ciudad de Barcelona en un personaje más de la trama escenario alucinado y alucinante en la que el autor conjuga con maestría lo mejor del modernismo y el expresionismo para construir una fantástica trama elíptica en la que el lector no desvelará el misterio de la trama hasta el final. Aparte del detalle con el que autor caracteriza una Barcelona que, en la actualidad tras veinte años ha cambiado, la historia tiene elementos que recuerdan al primer “The Sandman” de Gaiman u otros cómics norteamericanos en boga en los ochenta como “The Question” o “V de Vemdetta” aunque con el inimitable toque opresivo marca de la casa. Más allá de ser la trama de “Ajeno” un ejemplo perfecto de epítome del fantástico con toques de terror romántico que envidiarían Gaston Leroux o Ruiz Zafón es en el aspecto grafico donde adquiere toda su profundidad merced al conocimiento del medio que impregna la obra y en la que las enseñanzas de grandes como Toth, Eisner o Krigstein son sabiamente sintetizadas para conseguir un resultado eficaz en lo narrativo, bello en su superficialidad y plenamente coherente con el universo oscuro que conecta la mayor parte de la obra de Beroy.

En definitiva, “Ajeno” y todas las obras que componen “Onírica” son comics indispensables de un autor que hace más de veinte años ya se atrevía a acometer los más ambiciosos proyectos para regocijo de sus seguidores obviando cualquier sospecha de acomodamiento. Ojalá “Onírica” signifique un punto de inflexión en su carrera y siga ofreciéndonos nuevas obras. El talento es escaso y a Beroy le sobra.
Otras obras de Beroy en El lector impaciente:

Alan Moore a sus 57 años.

P: Así que esto es por lo que dijiste que te estabas alejando del Cómic, pero ¿no el Cómic como medio sino el Cómic como industria es lo que estás dejando?

A.M.: Absolutamente. Yo siempre he dicho que probablemente amaré el medio de los cómics para siempre. Sí, ahora estoy trabajando en una espantosa cantidad de medios diferentes, pero es que así ha sido en muchas ocasiones a lo largo de mi carrera, aunque ha habido una fuerte tendencia hacia los cómics. Yo siempre he estado trabajando en proyectos laterales, en proyectos musicales, mucho más a través de los completos 25-30 años de trayectoria de mi carrera. Por lo tanto no es del medio de los cómics del que me estoy alejando. Es decir, aún siento gran diversión haciendo THE LEAGUE OF EXTRAORDINARY GENTLEMEN con Kevin, como sabes, y varios otros bocados y piezas, pero siento gran repulsión de la Industria del Cómic, y no tiene nada que ver con que dejara mi camino para participar en ella. Yo no sentía más que amor por la Industria del Cómic cuando entré. Podría haber sido muy diferente. Lo único que ocurrió fue que cuando sentí que estaba siendo timado y robado, donde inicialmente pusimos montones de sensatos caminos para salir adelante de forma que esa situación podría ser rectificada sin malestar en ninguna parte, todo fue completamente ignorado y de veras todo lo que he dicho desde entonces ha sido completamente ignorado, incluso mi petición de que Dave Gibbons no debería telefonearme con más mensajes de sus jefes de DC. No parece haber una sola ocasión en todo este lamentable valle de lágrimas en el que las cosas que he dicho hayan sido siquiera escuchadas. De manera que siento que tengo que resolver esto con claridad. Es mi reputación lo que está en juego, y la reputación de mi trabajo. En alguna manera es como cuando me lancé a mi enconada diatriba con la película de V DE VENDETTA. No lo hubiera hecho si esas personas asociadas a la película de V DE VENDETTA no hubieran estado diciendo sobre mí cosas que no eran verdad, no hubieran estado diciendo que sí, que yo estaba ilusionado con la película y que sí, que yo había estado hablando con los hermanos Wachowski cuando sabían que estas cosas nunca habían ocurrido. Ya no soy capaz de sentarme y dejar que la gente invente lo que quiera sobre mí, y desde que tengo cierto caché ya no lo necesito. Así que ya ves, no es que tenga alguna venganza contra la Industria del Cómic, sólo quiero que me dejen tranquilo y dejen mi trabajo tranquilo. No quiero tener nada que ver con la Industria del Cómic en el futuro. Es lamentable porque tengo un montón de viejos amigos en la Industria del Cómic. Sin embargo, dejando a un lado la manera en que aparentemente Dave Gibbons fue usado como chico de los recados, me parece que realmente no me puedo permitir tener ningún contacto con nadie que trabaje en el mainstream de la Industria del Cómic, porque es una vergüenza, puede que sólo quisieran mantener el contacto por los viejos tiempos, pero nunca puedes estar seguro, porque me han dado una imagen de lo que están preparados a hacer con tal de conseguir que yo entre en juego. Parece, al menos en mi opinión, que han llegado a ir sin ninguna regla y convertirse en totalmente inhumanos con tal de conseguir su propósito. Y me reservo el derecho a tener esa opinión. Ciertamente no voy a cruzar dócilmente la línea y ceder los derechos de mi propiedad porque eso sería como decir “Sí, todo el asunto de amenazar a Steve Moore y su hermano moribundo estuvo bien, al menos en mi opinión, vamos a perdonar y olvidar. El hecho de que vayáis a entregar estos personajes y este trabajo de los que me siento tan orgulloso a un puñado de personas que yo considero escritorzuelos para simplemente diluirlos y degradarlos para vuestro provecho comercial, todo eso está bien para mí”. No, eso no va a suceder. Es una cosa que voy a intentar por todos los medios que no ocurra. Por lo tanto no tengo problema en que termine el derecho de copia de WATCHMEN. Si DC fuera a dejar de publicar WATCHMEN entonces saldría de la imprenta y de esa manera los derechos revertirían automáticamente en mí y en Dave Gibbons, lo que es justo, como sabes. Esos eran los términos bajo los que yo entendía que la cosa ocurriría. Pero ciertamente no voy a aceptar una oferta donde parece que ellos sólo están esperando lanzarme una relativamente pequeña suma de dinero o devolverme los derechos de propiedad de una forma que muy bien que podrá ser usada desde su punto de vista, con el objetivo de conseguir que les deje seguir adelante con todos estos potencialmente muy lucrativos proyectos. No, como yo digo, es algo de lo que estoy totalmente en contra. Y me sorprende que se movieran de una manera tan torpe, pero supongo que eso es DC Comics.

(Moore sigue siendo Moore, y que nos dure muchos años. La entrevista completa aquí. Muchas Felicidades).

25 años de “Calvin y Hobbes”.

En Tebeosfera nos recuerdan el cuarto de siglo de la mágica tira de Bill Watterson y, aunque casi hayan pasado quince años de su conclusión, sigue manteniendo su valor intacto, sino aumentado, por el tiempo en su reivindicación de esa maravillosa y terrible aventura que es la infancia.

¡Felicidades! Un cómic que releer y releer y releer…