viernes, 25 de mayo de 2007

“Ex Machina: Realidad contra Ficción” de Brian K. Vaughan y Tony Harris.



El sello Wildstorm lleva varios años intentando modernizar el concepto de superhéroe para adaptarlo a los gustos actuales. Así, a lo largo de los últimos noventa y lo que llevamos de milenio han ido apareciendo en este sello una serie de colecciones como “Authority” o “Sleeper” (de la que ya nos hemos ocupado por aquí) que sin el lastre de la continuidad y los royalties cinematográficos que paralizan a las dos grandes del género Marvel y DC y de la mano de jóvenes guionistas con ideas nuevas y libertad para desarrollarlas saben aunar calidad y originalidad para ofrecer historias del agrado del lector tradicional y con gancho para las nuevas generaciones. En este grupo hay que englobar “Ex Machina”, ganadora de varios premios Eisner y que da una vuelta de tuerca más a la modernización del género.
En “Ex Machina”, el guionista Brian K. Vaughan (“Y, el último hombre”, “Runaways”), nos cuenta la historia de Hundred Mitchell, la Gran Máquina, el único superhéroe de la Tierra que cuenta con la capacidad de “hablar” con las máquinas y hacer que estas le obedezcan. Tras una corta y accidentada carrera vestido de mallas, Mitchell queda traumatizado por haber fracasado en su intento de evitar el atentado contra las Torres Gemelas del 11S (sólo logra salvar una de las Torres) y decide abandonar su corta carrera como héroe, hacer pública su identidad y presentarse a las elecciones a alcalde de Nueva York y, sorprendentemente, ganarlas. Es en el principio de la legislatura de Mitchell donde se inicia la colección que se encuentra sobre todo centrada en las vicisitudes del Mitchell político, con su particular estilo populista y heroico, para tratar de sobrellevar la dirección de una gran urbe como Nueva York.
El planteamiento de Vaughan le permite acercarse de este modo a los temas candentes en la vida pública norteamericana –y en la nuestra- que generalmente no han sido tratados en un género como el superheroico desde una perspectiva tan realista y adulta. Así, si en anteriores episodios de la serie Vaughan trataba sobre el matrimonio gay o el racismo, en el arco argumental que hoy nos ocupa, “Realidad contra ficción”, se centra en la institución del Jurado. El alcalde Mitchell decide formar parte de un jurado popular para dar ejemplo a la ciudadanía de la ciudad, generalmente renuente a aceptar esta obligación, para encontrarse en medio de un secuestro con rehenes que se resuelve de la manera menos superheroica imaginable. Al mismo tiempo, la policía y los colaboradores de Mitchell en su antigua actividad superheroica se enfrentan a la presencia de un nuevo vigilante enmascarado decidido a ocupar el hueco dejado por la Gran Máquina a cualquier precio.
Vaughan a través de continuos “flashbacks” es capaz de desarrollar y resolver varios hilos argumentales de manera que podamos asistir a las razones y circunstancias que motivaron los acontecimientos que se están resolviendo en el presente. De este modo, la serie goza de un perfecto equilibrio para mantener la atención del lector tanto en los problemas sociales y las rencillas políticas y personales a las que debe hacer frente Mitchell como en las tramas más superheroicas de las que son partícipes la Gran Máquina y sus colaboradores. Probablemente, el punto fuerte de la serie sea éste, la coherencia con que Vaughan desarrolla el personaje de Mitchell mostrando la causa de cada una de las decisiones que va tomando a lo largo de su vida así como el esfuerzo de verosimilitud con que el guionista resuelve las situaciones que plantea.
En el aspecto gráfico Tony Harris (“Starman”) hace una labor correcta a través de un estilo realista y detallista que casa perfectamente con la temática de la serie y ambientando los escenarios de la ciudad de Nueva York donde se desarrolla la acción espléndidamente. Sin embargo, en mi opinión, sus figuras humanas son un tanto hieráticas y carecen de dinamismo lo que en parte empaña los buenos guiones de Vaughan.
De momento, Vaughan va resolviendo con brillantez las situaciones que plantea pero habrá que ver si mantiene el alto nivel ofrecido hasta ahora durante los cincuenta números que prevé dure la serie, aunque viendo los interrogantes que va planteando (el origen de sus poderes, la presencia de su madre y el secreto que sobrelleva…) es casi seguro que seguiremos escribiendo bien de “Ex Machina” por aquí durante bastante
tiempo.
Un tirón de orejas final a Norma por la publicación de parte de la entrevista de Zona Negativa a Vaughan en la tapa interior de la contraportada. ¿Tan costoso es incluir una hoja más para publicarla debidamente y que no nos dejemos los ojos leyéndola? Esperemos que cuiden más detalles como este en el futuro.