lunes, 27 de agosto de 2007

Emma Penella (1930-2007)


Muchos la recordarán por ser una presencia habitual en las comedias televisivas de las distintas televisiones privadas desde hace años. Sin embargo, Enma Penella fue mucho más que eso. Muchas veces de la mano de su marido el productor, Emiliano Piedra, con más ilusión que medios se dedicaron a hacer películas en un país donde eso podía ocasionar más de un disgusto trayendo a algunos de las grandes estrellas de Hollywood cuando ser una estrella de Hollywood significaba algo y dando oportunidades a actores actualmente contrastados. Participó en esa joya del cine español, “El Verdugo” de Berlanga, demostrando una solvencia interpretativa que no la abandonó nunca en una carrera en la que se reinventaba constantemente pasando de “La Regenta” a “La estanquera de Vallecas” con la naturalidad de aquellos que de su oficio hacen su pasión. Hoy nos deja debido a las complicaciones ocasionadas por la diabetes que llevaba años padeciendo. Su obra no nos abandonará nunca.

D.E.P.

“Hasta que te encuentre” de John Irving.



Leí este novelón de más de mil páginas el verano pasado y hasta ahora no he encontrado las fuerzas para decidirme a escribir sobre él. En esta novela, Irving (“El mundo según Garp”, “Príncipes de Maine”) de la mano de su gran referente, el clásico Charles Dickens se transmuta en Jack Burns para volver a relatarnos una historia sobre padres ausentes y mujeres dominantes y manipuladoras. Jack Burns vive, desde su infancia hasta su madurez, marcado por la ausencia de su padre, un organista protestante obsesionado por los tatuajes, que abandonó a su madre una tatuadora y desequilibrada dispuesta a perseguir al padre de Jack por medio mundo durante un año para hacerle sentir culpable de su falta. Nos narra la infancia de Jack por internados y colegios donde pronto descubre su sexualidad y las chicas e inicia una carrera como actor, que le acabará convirtiendo en una estrella del “star system” hollywoodiense ganadora de un oscar, incluso a pesar de sí mismo. Pero, a pesar de su aparente éxito la vida de Jack va cuesta abajo y los recuerdos y los demonios le llevan a realizar un nuevo viaje por Europa para rencontrar al padre perdido y una versión de la historia, su historia, que le fue arrebatada.
“Hasta que te encuentre” es una novela ambiciosa y que tiene casi todo para cautivar y mantener la atención del lector de principio a fin: grandes personajes, una ambientación exótica por medio mundo, el “glamour” hollywoodiense contado por alguien que conoce sus entresijos, pero que, sin embargo, aburre. ¿Por qué? En mi opinión, por el personaje protagonista, un Jack Burns que es una tabula rasa en la que Irving vuelve a contarnos sus obsesiones de siempre, un personaje plano por el que el lector –al menos yo- no siente en ningún momento simpatía ni complicidad y que, en ocasiones, no se puede dejar de pensar que es un imbécil. Y, este punto es importante, porque el edificio en que se sustenta toda la novela de Irving es Burns y su penosa existencia a lo “Oliver Twist” que parece que no va a terminar nunca. Irving necesita un remozado urgentemente y cambiar el chip porque esta historia de un modo u otro ya nos la ha contado en otras ocasiones y cansa. ¿Mis razones para no abandonar esta obra? Un cierto masoquismo que me obliga a no abandonar ningún libro que empiezo por malo que me parezca y el encontrarme en la maravillosa isla de Cuba, donde iba a tener graves dificultades para encontrar alguna otra cosa con la que saciar mi dosis de lectura. Para incondicionales de John Irving.