viernes, 13 de marzo de 2009

Cómics y Nostalgia 3: Los Cómics de MI infancia.

La semana pasada Bruce y Mo Sweat propusieron un intersante desafío: preparar para este fin de semana una entrada que recogiera los quince tebeos de nuestra infancia que nos marcaron y todavía recordamos y publicarlas este fin de semana. Todo un ejercicio de nostalgia y un esfuerzo memorístico para mí que llevo leyendo cómics desde que aprendí a leer.

Como meter las quince portadas y el comentario subsiguiente quedaría un poco largo, he dividido la entrada en tres bloques que irán apareciendo en días sucesivos a partir de hoy. Ya me dirán que les parecen los tebeos de MI infancia (en concreto, hasta los doce años).


15º.-Chapeau el Esmirriau”. ¿Qué niño español de mi generación (treinteañeros) no ha disfrutado de las aventuras de los agentes de la TIA? Poco sabíamos de Ibáñez y sus apaños pero sus personajes nos divertían como pocos por aquél entonces y, de sus primeras historias, la que más disfruté fue su enfrentamiento contra este señor bajito de bigote y su sombrero rojo lleno de trucos.


14º.-Los pitufos negros” de Peyo. Este álbum publicado en la colección Olé de Bruguera fue seguramente mi primer acercamiento al cómic europeo en una historia en la que los pitufos eran víctimas de una rara enfermedad. ¡Cómo disfruté de esa viñeta en la que se veían a los pocos pitufos supervivientes intentando resistir el asalto de las hordas de los pitufos infectados!.


13º.-El Planeta de los Monos”. Era común entre mis primos, también buenos aficionados a la lectura y los cómics en su infancia, y yo aprovechar las comidas dominicales en la casa de mis abuelos para intercambiarnos nuestros tebeos. Entre los suyos, llegó un número maltratado y gastado de pasar de mano en mano de esta colección editada por Vertice (¿Y no Bruguera? Qué raro) dirigida a "mayores" en la que se adaptaban las películas de la franquicia simia (ya había visto alguna) y se contaban historias nuevas. En concreto, en el número que les comento se contaba la historia de un anciano que, creo recordar vivía en una cabeza de presidente dentro del monte Rushmore de Dakota, rodeado de un batiburrillo de recuerdos de épocas pasadas. Me encantó.


12º. -“El tesoro de Rackhan el Rojo”. Como niño que fui, el dinero era un problema por lo que para poder acceder a mis lecturas tenía que aspirar a la benevolencia de mis padres o algún regalo de algún pariente. Entre los tebeos más caros de mi infancia estaban “Las aventuras de Tintin” de la Editorial Juventud (cuatrocientas y pico pesetas de la época costaba el ejemplar), por lo que en toda mi infancia sólo logré hacerme con tres ejemplares. Sin embargo, tuve la suerte de elegir algunos de los mejores ideados por Hergé: “El secreto del Unicornio”, “El tesoro de Rackhan el Rojo” y “El templo del Sol”. En aquella época, me daba igual si Tintin era gay y colonialista o Herge colaboracionista, disfrutaba como un enano con esas aventuras. A día de hoy, me sigue dando igual.


11º.-Jan Europa”. Mi obsesión infantil por cómo terminaba una historia de Jan Europa, serializada en "Mortadelo" ya se la expliqué en su momento por aquí.

Mañana y pasado, más.