martes, 14 de febrero de 2012

“¡Pussey!”, de Dan Clowes.

Tras leer el otro día “Wimbledon Green” me quedó el runrún del recuerdo de la ácida obra de Clowes. Y, efectivamente tras su relectura, es inevitable encontrar puntos en común entre la nostálgica visión de Seth y la ácida sátira que Clowes desarrolló en “Eightball” en torno a la industria y los aficionados del cómic unos cuantos años antes.

Dan Pussey es un freak decidido a convertirse en un gran dibujante de cómics. Lo mismo da que sea un inadaptado social alejado de la realidad o que nunca haya sido capaz de salir con una chica. Su única ilusión en la vida es publicar sus dibujos y ser un respetado profesional del mundillo para fardar delante de fans capullos en los salones y convenciones. Para ello, el infeliz Pussey entrará en contacto con Doc Infinity, reputado y astuto editor que lleva en el negocio de los comics, que le guiará en su objetivo aunque ello suponga explotar su talento.

Es curioso realizar la comparación de cómo “Wimbledon Green” y “¡Pussey!” abordan la (auto)crítica humorística al mundillo del cómic desde enfoques diferentes. Existe una misma preocupación de contenido para mostrar lo obsesivo de los aficionados y coleccionistas, los desmanes históricos de la industria frente a los artistas o el posicionamiento personal de ellos mismos pero mientras que el estilo de Seth es fantasioso y amable, casi naif y cercano a las fábulas de Tim Truman o Roald Dahl, el de Clowes es una sátira descarnada y salvaje aferrada a la realidad mostrando, mediante su estilo deforme y feista, las miserias del medio. Mientras Seth se mimetiza y se introduce en la historia a través del personaje de Joseph, uno de los coleccionistas con los que rivaliza Wimbledon y en el que resulta sencillo reconocerle y reconociéndose como parte de ese mundo, Clowes desde las primeras páginas asume el distanciamiento de su alter ego Pussey con el que se cruza el joven Clowes en la calle al inicio de la historia decidido a realizar un tipo de cómic alejado de las cloacas del medio a las que acabará destinado al pobre Pussey.

En “¡Pussey!”, editado por La Cúpula hace ya unos años como obra unitaria, Clowes denuncia todas sus frustraciones en torno a la industria del cómic de las que es víctima el inocentón de su protagonista frente a las maquinaciones cínicas de Doc Infinity, villano de la historia que con su astucia y cinismo lleva desde los inicios de la industria del cómic book enriqueciéndose del esfuerzo del trabajo de los artistas de cómic, un personaje que acaba robando buena parte del protagonismo al personaje principal.

Si podéis, tras leer “Winbledon Green” creo que no está de más volver a “¡Pussey!", ya que son dos obras que se complementan a la perfección. Dos obras que desde la independencia y la diversidad de estilo de sus autores tratan temáticas similares llegando a parecidas conclusiones por caminos diferentes. Otra cosa es que esas temáticas interesen a alguien más allá de los aficionados y artistas de cómics pero eso será materia para otra entrada.