viernes, 9 de enero de 2009

El último tango de las malas ediciones.



En una de mis últimas visitas a la librería donde me proveo de soma en viñetas, encontré un cómic al que la tenía ganas. “Che, historia de una vida” de Enrique y Alberto Breccia y Héctor Oesterheld que ha recuperado la editorial argentina Doedytores en una edición que en su web califican de “definitiva, corregida y completa”. Sin embargo, mi gozo acabó en el más hondo de los pozos al hojearla y comprobar la pésima reproducción que no puedo calificar más que como fotocopias encuadernadas a 12 Euros el ejemplar. Quizás no hubiera buenos materiales que reproducir pero eso no explica el pésimo papel elegido, los “quemados” y las páginas sucias de tinta sin secar. Vamos, que se quedó en el estante, a la espera de una mejor ocasión. Y, pasadas ya unas semanas, ahí lo sigo viendo.

Todo esto va de cómo ha evolucionado a mejor la edición de cómics en España gracias sobre todo a la exigencia de los lectores que han reivindicado durante años el tratamiento adecuado de un medio tan visual como el cómic como de los mismos editores que han tenido que adaptarse para ajustarse a esas exigencias. Esto ha tenido cosas buenas en forma de ediciones generalmente bastante cuidadas, y malas, con un aumento importante y progresivo de los precios que han provocado que el cómic haya dejado de ser un entretenimiento popular al alcance de la mayoría de la población regularmente para convertirse prácticamente en un producto de lujo casi exclusivo al alcance de unos pocos, lo que puede dificultar que los jóvenes se enganchen a la historieta. También es cierto que la situación no es perfecta ya que a lo largo del año todas las editoriales echan un borrón pero el ojo atento del aficionado no suele pasar ni una y el nivel en general de las ediciones es bastante bueno. No conozco la situación de la industria del cómic en Argentina en profundidad pero hay que reconocerle a Doedytores un interés por recuperar autores y obras indispensables pero resulta también necesario que esas obras no se vean maltratadas en su reproducción. Ojalá esta pésima edición del Che suponga un punto de inflexión.

Por lo demás, sólo queda esperar que alguna editorial española se haga con los derechos de esta obra y la edite en condiciones. Santa paciencia.