viernes, 14 de diciembre de 2012

“Major League Chew 5”, de Rob Guillory John Layman.


Si hay una serie realmente divertida dentro del mainstream que no deja de sorprenderme entrega a entrega esa no es otra que “Chew” de la que Planeta acaba de publicar el quinto arco argumental que reúne los números 21 a 25 de serie regular norteamericana.

En esta nueva entrega, el agente federal Tony Chu, el cibopata perfecto, y su compañero el cybog John Colby son finalmente defenestrados de su puesto dentro de la FDA  y degradados. Chu es trasladado al Departamento de Tráfico para convertirse en un mero agente de tráfico con faldita escocesa mientras Colby pasa a fomar parte de la USDA. A pesar de ello,  cuando parece que por fin Chu ha encontrado un sitio en el que encaja es secuestrado por el exnovio de su chica para obligarle a usar su cibopatía –Chu es capaz de recibir información de todo lo que come- para descubrir los secretos sexuales de antiguas estrellas del baseball muertas y escribir un best seller con el que forrarse. Mientras Chu se encuentra secuestrado y es torturado, su hija Olive también es secuestrada por el renegado de la FDA Mason Savoy quien quiere aprovechar sus habilidades en su lucha paralela contra el crimen y hacer de ella su pupila.

Guillory y Layman me tienen ganado con la habilidad con que desarrollan unas tramas repletas de originalidad y mala baba, en la que renuevan los tópicos del thriller policial en historias asquerosillas de metaficción alimentaria repletas de personajes sorprendentes con los que construyen una distopía delirante en la que vuelcan sus conocimientos de dos vidas dedicadas a satisfacer su  insaciable hambre de cultura de derribo. 

Lo mejor de todo es que en lugar de ir improvisando los autores parecen tener perfectamente definidio en todo momento hacia donde quiere ir la serie y qué historia están contando dejando muy poco hueco a la improvisación. De este modo, “Major League” es un arco lleno de ideas a desarrollar, vomitadas en viñetas únicas, de las muchas de las que a sus autores parecen sobrarles que en otros mundos y épocas habrían dado lugar a multitud de páginas de cómics repetitivos y formulaicos.

Sin embargo, estos chicos tienen un dominio absoluto de su medio y solo se repiten cuando ellos quieren como, por ejemplo, a la hora de presentar las tramas en paralelo de los dos secuestros desarrollados en este arco que conforme progresan van dando resultados divergentes que seguramente darán mucho juego en el futuro de la serie.

En fin, “Chew” es una gozada, un cómic comercial lleno de talento y gracia. Algo que hoy por hoy no resulta tan fácil de encontrar. Que os aproveche.