viernes, 30 de diciembre de 2011

“The Rocketeer”, de Dave Stevens.

Norma ha reditado en una cuidada edición la obra magna de Dave Stevens, “The Rocketeer” que ya fuese publicada en su momento por la añorada Ediciones Zinco. Stevens fue un primoroso dibujante legendario por una lentitud que garantizaba espectaculares resultados convirtiendo las escasas dos historias que realizó sobre “The Rocketeer” en una obra de culto que incluso contó con una temprana y correcta adaptación cinematográfica a cargo de Joe Johnston.

The Rocketeer” está ambientada en 1938 y cuenta las peripecias de Cliff Secord, un joven piloto de un circo aéreo que se hace por casualidad con un cohete aéreo autopropulsado. A Cliff no se le ocurre mejor idea que sacar partido al cohete en su espectáculo para conseguir dinerillos con los que engatusar a su escultural novia Betty a la que ronda un taimado fotógrafo que intenta convencerla sobre su potencial como estrella holliwoodiense. Sin embargo, todo se complicará cuando un atribulado Cliff se vea constantemente perseguido por los dueños del cohete y unos espías nazis que pretenden robarlo.

The Rocketeer” sigue siendo una lectura tremendamente agradable por su carácter naif y retro que nos sumerge de lleno en la ingenuidad de una época en la que todo era bastante sencillo. Stevens caracteriza perfectamente a los personajes para desarrollar divertidas historias inspirándose en los seriales e historias pulp que devoró en su niñez plasmando su esencia en su obra, llena de referentes y melancolía. Con ser una lectura agradable, realmente lo más atrayente de "The Rocketeer” es disfrutar del enorme talento gráfico de Dave Stevens, que nos sumerge directamente en la idealización de los años treinta siendo probablemente junto a otro gran autor retro como Mark Schultz los grandes herederos de los grandes dibujantes de aquella época. Stevens, claramente influido por su maestro Russ Manning, fue un magnífico narrador gráfico y dominó como pocos la figura y expresión humana, especialmente la femenina, siendo uno de los grandes culpables que las pin ups de los cincuenta y su principal exponente Bettie Page volviesen a ponerse de moda. Sin embargo, Betty Page no fue la única actriz en la que se inspiró Stevens estando su obra llena de referencias y homenajes escondidos al viejo Hollywood en particular y a la cultura popular de la época -las ferias, los pulps y los circos aéreos- desgraciadamente todo eso ha pasado ya a la historia.

La edición de Norma Editorial es muy buena a pesar del recoloreado de Laura Martin, quién aun mostrándose muy respetuosa con los lápices de Stevens le da inevitablemente un estilo más moderno que no acaba de cuadrar del todo. Completa la edición una exhaustiva selección de material complementario de todo tipo (hay casi más material complementario que cómic en sí) que los admiradores de Stevens sabrán agradece.