martes, 16 de abril de 2013

“Buddy Longway”, de Derib.





Entre los muchos títulos clásicos de la BD olvidados por los editores españoles ocupa un lugar importante en el recuerdo de los aficionados más veteranos este Western atípico y crepuscular en el que todo un clásico como Derib plasmó la vida de los tramperos y los indios norteamericano con un tratamiento reivindicativo moderno en el momento de su publicación al inicio de los setenta por Lombard, alejado del planteamiento clásico hasta entonces que presentaba a los pieles rojas como los villanos a batir por el vaquero de turno.

Y digo que es una serie bastante recordada porque por aquella época tuvo un seguimiento bastante continuado por la chavalería de la época gracias a la publicación de los primeros ocho álbumes – de los veinte que finalmente la componen- en las revistas de Bruguera al igual que pasó con otros westers clásicos como Blueberry” o “Comanche” que, por fortuna, han sido ya recuperados por las editoriales españolas.

“Buddy Longway” cuenta inicialmente la historia del personaje que da título a la serie, Buddy Longway, un intrépido trampero solitario que sobrevive en contacto directo con la naturaleza en las agrestes e inhóspitas Black Hills. Allí conocera a Chinook, una india sioux  con la que se casa y  tiene dos hijos, Jeremy y Kathleen, deviniendo a partir de ese momento la serie en una saga familiar en la que prima el respeto a la cultura de los indios y el amor a la naturaleza y los espacios libres frente a la presencia invasora de los ambiciosos rostros pálidos.

El suizo Derib, un clásico de la BD con obras cómicas y humorísticas planteadas quizás para un lector más infantil en series como “Yakari” o “Attila”, toma como principal referencia para su gran serie dramática la magnífica película de Sydney Pollack,Las Aventuras de Jeremiah Jonson”  para desarrollar un proyecto que extiende su historia mucho más allá de lo que la película permitiría.

 De este modo, a lo largo de las distintas aventuras que componen la serie, vamos asistiendo a los distintos capítulos de la vida del protagonista y la evolución física y personal de los principales personajes convirtiendo  además la serie en un entretenido y reivindicativo documento sobre la historia de la nación sioux tras su contacto con el hombre blanco, reflejando su historia y costumbres y el choque cultural entre ambas en la estela que posteriormente seguiría otra magnífica película como es “Bailando con Lobos”.


Derib se preocupó más allá de la imprescindible trama aventurera especialmente de documentarse en la cultura sioux para reproducir sus costumbres  en la serie convirtiendo al observador y sensible Buddy en un testigo directo de su desintegración al tiempo que en un abnegado hombre de familia, un antihéroe familiar equiparable al Thorgal de Van Hamme y Rosinski.
En el aspecto gráfico, conforme la serie avanza, también lo hace el estilo de Derib un brillante dibujante capaz de adaptar su estilo según las circunstancias de la serie. De este modo, si en un principio su dibujo es más caricaturesco en la estela de los Franquin  con el transcurso de los álbumes va ganando en realismo bajo la influencia inevitable de un Giraud que establecia el canon sobre cómo dibujar westerns serios por aquella época.

La serie completa de  Buddy Longway”  fue recopilada completa en Francia en cinco integrales que reúnen cuatro álbumes cada uno hace tiempo, por lo que no sería descabellado que algún editor hispano se acordara de su existencia y haciéndole  justicia publicara esta estupenda serie. Desde luego, cuenta con mi voto.