jueves, 26 de julio de 2012

“Howard, el pato”, de Steve Gerber y VVAA.



Como parece que Panini se ha propuesto ponerse las pilas y recuperar, bajo el arrope de las películas, material clásico de Marvel en cuidadas ediciones, he pensado que por pedir que no quede, y se me ha ocurrido reivindicar del olvido una de esas grandes obras de los setenta que por azares editoriales - o porque siempre es más fácil apostar por cualquier truño del Hombre Araña o el Capitán América que por historias satíricas protagonizadas por un plumífero amarillo fumador- nos fueron escamoteadas durante años hasta el tomillo de Selecciones Marvel publicado por Comics Forum a principios de los noventa con los primeros cinco números de la serie o un todavía más antiguo Spiderman team up”. Me estoy refiriendo  aHoward, el pato”, obra y gracia del talentoso y polémico Steve Gerber.

Creado por Gerber y el dibujante Val Mayerik en 1973 como personaje secundario en la serie del “Hombre-Cosa” (“Adventure for Fear”) que Gerber estaba realizando en ese momento, Howard fue creciendo en popularidad hasta conseguir su propia serie en 1976 de la que se publicaron la nada despreciable cifra de 31 episodios, dibujados por artistas de la talla de Frank Brunner (que dejó la serie a los pocos episodios porque se consideraba demasiado bueno par dibujar patos), John Buscema y, sobre todo, un talentoso Gene Colan convertido en el dibujante fijo de la serie capaz de adaptar su siempre sombrío estilo a un nuevo registro cómico con asombrosos resultados. Gerber firmó la mayoría de los guiones, pero a raíz de su marcha de la serie y de la editorial, consecuencia de sus desavenencias con los jerifaltes los últimos episodios fueron guionizados por un joven Bill Mantlo.

La premisa argumental era bastante sencilla. El pato Howard había sido trasladado a la Tierra  accidentalmente en un enfrentamiento con un demonio. Atrapado en este nuevo mundo, el irascible pato debía adaptarse a las convenciones de un mundo cuyas costumbres le chocan  convirtiéndose de paso en muchas ocasiones en un héroe accidental

Aunque no os lo creáis, “Howard El Pato” marca un punto de inflexión en los cómics norteamericanos, ya que un inspirado Gerber –este hombre fue un adelantado a su tiempo como también quedó patente  en “Omega, El Desconocido”- rompió los moldes del medio para dotar de credibilidad las divertidas  e increíbles historias protagonizadas por un pato y  subvirtiendo  las convenciones generales sobre lo qué tenía que ser un cómic de superhéroes. Si el gran logro de Stan Lee, Jack Kirby o Steve Ditko una década antes fue dotar de mayor verismo a sus superhéroes incorporándolos a un mundo real y cotidiano enfrentándose muchas veces en sus identidades secretas a problemas cercanos a los lectores, Gerber le dio una vuelta de tuerca al concepto introduciendo en el asentado universo marveliano como nota discordante a un antihéroe patuno tan ajeno y ridículo como solo puede serlo un gruñón pato fumador de puros del semidivino panteón marvelita  y utilizando las historias que protagonizaba –muchas veces al alimón con esos misos superhéroes- para realizar una crítica social apenas encubierta de los valores de la sociedad norteamericana de la época, introduciendo de paso en el género superheroico la sátira y la crítica social como nunca antes se había visto en los cómics Marvel.

 De este modo, en la serie se puede encontrar  a Howard enfrentado a mundos tan ajenos como los media o la política como candidato a la presidencia norteamericana –de hecho, en las elecciones de presidenciales de ese año en cientos de votos declarados nulos el pueblo votó a Howard –, las residencias de ancianos o,  satirizando a la cultura popular norteamericana, en historias que parodiaban “Star Wars”, los clásicos del terror o  géneros boyantes en los cómics de la época como  la espada y brujería o las artes marciales sin olvidar, por supuesto, a los propios superhéroes.

Lamentablemente, Gerber no pudo continuar con su trabajo debido a desavenencias con el editor jefe de Marvel por aquel entonces, el coco Jim Shooter y,  poco después de su marcha, cancelaron tanto la serie, que por entonces guionizaba Mantlo, como la tira de prensa que había propiciado y había provocado la polémica inicial con Marvel,  en la que ya había sido relevado por Marv Wolfman, aduciendo el temor a una hipotética querella de la todopoderosa Disney..

Gerber, que fue de los primeros autores en mantener los derechos sobre sus personajes, pleiteó durante años con Marvel hasta conseguir un mal acuerdo indemnizatorio  e incluso junto a otro gran damnificado por la Casa de las Ideas, Jack Kirby, realizó un émulo de “Howard”, “Destroyer Duck” , para Eclipse Comics para financiar sus respectivas demandas.

Visto en perspectiva, “Howard, el pato” introdujo el realismo en los funny animals –o los funny animals en el realismo- y fue el germén del que tomaron buena nota autores tan dispares y aclamados hoy en día, como Dave Sim con su “Cerebus”, Stan Sakai con su “Usagi Yojimbo” e incluso años más tarde Jeff Smith con “Bone”.

Estaría bonito y sería de justicia que para celebrar los cuarenta años del personaje y reivindicar a ese airado contestatario ya desaparecido que fue Steve Gerber (y de paso a Colan), Panini  recogiera el guante y recuperara la serie completa en uno de esos voluminosos Omnigold que tan bien editan. Por pedir que no quede. Total, si es por eso,  por tener “Howard, El Pato” ha tenido hasta película (horrible, por cierto).