martes, 24 de agosto de 2010

“Northlanders 3: Sangre en la nieve”, de Brian Wood y varios.

Brian Wood es uno de los guionistas más interesantes que hay actualmente dentro del panorama norteamericano y, dentro de Vertigo, el que mejor ha entendido en los últimos tiempos las características de este sello en el que la innovación de las historias y la búsqueda de nuevos planteamientos y perspectivas se presuponen siguen siendo su razón de ser. El afán por innovar lleva a Wood en ocasiones a arriesgar en exceso dando lugar a resultados decepcionantes como la anterior entrega de “Northlanders” que me pareció de los trabajos más flojos que he leído a este autor…Menos mal que con "Sangre en la nieve", la nueva entrega publicada por Planeta que recoge los números 9 y 10 y del 17 al 20 de la edición original, Wood vuelve por sus fueros y nos ofrece una serie de historias cortas que ofrecen la auténtica medida de las ideas del autor aplicadas en esta serie de vikingos, un planteamiento renovador de un subgénero que, en caso de existir, sólo se ha rascado su superficie por otros autores y que, aun cuando en ocasiones Wood resulte en exceso experimental (en buena medida debido a algunos de los dibujantes que le acompañan), siempre se encuentran elementos a destacar empezando por el trabajo de documentación histórica realizado por el guionista para ofrecer una ambientación aceptable de los distintos pueblos vikingos y sus constumbres..

En este tomo, Wood, acompañando de una variopinta serie de dibujantes, nos sorprende con historias que probablemente sean las mejores publicadas hasta el momento en la serie.

Lindisfarne” es la mejor historia que le he leído a Wood en “Northlanders” y da buena muestra de su talla como guionista convirtiendo una incursión vikinga en el instrumento de la venganza de un niño hacia su padre. Wood brilla por el tratamiento de los personajes y el modo sutil en que incorpora a los vikingos en el desarrollo de la historia al tiempo que muestra el enfrentamiento religioso entre vikingos cristianos y vikingos paganos, encontrando en el prometedor Dean Ormston un cómplice perfecto que da con la atmósfera justa que la historia requiere.

El arte vikingo del combate singular” es un ejemplo de lo que un dibujante inadecuado puede dar al traste con una buena historia. En esta historia en la que dos clanes vikingos pretenden resolver sus diferencias a través de un combate singular entre sus campeones, Wood pretende adentrarse en la psicología de estos para mostrar sus motivaciones y el trauma de unos guerreros que repasan sus vidas en los prolegómenos de la lucha. Sin embargo, el estilo expresionista y frio de Vasilis Lolos -¿se cree Sienkiewickz?- exento de cualquier matiz en el tratamiento de los personajes se adueña de la historia haciendo que la narración gráfica resulte por completo ajena a la narración de Wood convirtiendo el tebeo en un galimatías irritante.

En la correcta “Mujeres con Escudo”, Wood explora el carácter de la mujer en las culturas nórdicas a través de tres mujeres que tratan de resistir en una antigua fortificación el ataque de un clan sajón que ha acabado con sus maridos y el resto de su clan danés. Probablemente se trate de una historia que hubiera ganado con una mayor extensión y un dibujante más adecuado ya que el estilo sombrío del croata Danijel Zezelj (que, a pesar de todo, en algo mejora respecto a “El Diablo”) no facilita la identificación de las protagonistas resultando en ocasiones esta confusa.

La historia que cierra el tebeo “Sven, el inmortal”, es una historia autoconclusiva en la que Wood a modo de epílogo retoma a los personajes de “El Regreso de Sven”, la primera historia de “Northlanders”, para situarlos 20 años después de los sucesos de aquella y enfrentar a un viejo y cansado Sven con un grupo de jóvenes vikingos que han viajado hasta su isla para enfrentarse al guerrero legendario de las sagas. Wood escribe un tebeo bastante entretenido en el que retoma con maestría al personaje de Sven para meditar acerca de la figura del héroe medieval, contraponiendo inteligentemente a la persona con el mito que ha generado. En el aspecto gráfico, Davide Gianfelice sigue demostrando que es un dibujante a seguir y quién, en mi opinión, debería ser el dibujante fijo de esta serie (alternándose quizás con Ryan Kelly) mostrando ser un más que correcto narrador y entederse con Wood en el tratamiento de los personajes.

En definitiva, la tercera entrega de “Northlanders” es la que quizás permita al lector que aun no conozca la serie hacerse una idea de sus características. En mi opinión, Brian Wood es un autor arriesgado que aun cuando ofrece su peor versión tiene más cosas que contar que la mayoría de sus coetáneos. Eso convierte series irregulares como “Northlanders” en las que alterna las de cal con las de arena un banco de pruebas que convierte cada número en una sorpresa sólo recomendable para los que busquen tebeos en los que no se les dé todo masticado. Yo aviso.

Más “Northlanders” en El lector impaciente:

El Regreso de Sven
La Cruz + El Martillo”.


Otras obras de Danijel Zezelj:

“El Diablo”, junto a Brian Azzarello.

Diseñando carteles.

No me había enterado yo de esto hasta que lo vi el otro día en Dolmen.

Parece que fueron los chicos de ADLO los que levantaron la liebre hace ya un tiempo sobre el cartel que Javier Mariscal (o desde su Estudio) diseñó para la próxima Mostrá de Cómic de Valencia y sus fragrantes similitudes con la portada del All Star Comics 36 realizada en 1937 por Irwin Hansen.

En el mundo del cómic la repetición de motivos y situaciones en portadas que homenajean portadas anteriores, más o menos clásicas, son corrientes y una practica aceptada hasta cierto punto como gancho comercial con que satisfacer a los aficionados que gustan de esos homenajes, siendo los propios artistas o las editoriales las que explican ese carácter conmemorativo.

Lo que está por definir y creo que difícilmente se conseguirá algún día es en qué punto el homenaje se convierte en plagio y la licitud de este tipo de maniobras en artistas tan renombrados como Mariscal... ¿Basta con mencionar que es una mera reproducción como es el caso para justificar el homenaje? ¿Por qué hasta que los chicos de ADLO destaparon las similitudes nadie dio una explicación entre las similitudes del cartel y la portada? ¿Son satisfactorias esas explicaciones?¿Le gustaría a Irwin Hansen el cartel?¿Por qué en el cartel se margina al Dr. Midnight y a Hawkman (ya puestos...) del "homenaje"?...

Lo que está claro es que el cartel ni la idea han sido ni originales ni afortunados.

¿Vosotros qué opináis?...