

Black Kaiser es una leyenda en el despiadado mundo de los asesinos a sueldo. Una máquina de matar entrenado en la Unión Soviética tras la Guerra Fría que vende sus servicios al mejor postor. Cuando el asesino tuerto aceptó un encargo para acabar con un congresista incómodo no podía imaginar que se iba a ver implicado en el atentado a las Torres Gemelas e iba a ser perseguido por varias agencias de espionaje. ¿Podrá una cansada leyenda viviente descubrir quién le ha tendido una trampa a él y a su joven ayudante antes de que le eliminen? Tendrán que leerlo para averiguarlo.

Victor Santos ofrece un cómic que se lee en un suspiro y cuya única pretensión es el entretenimiento. Brubaker, Azzarello, Risso, Timm, Grist y Miller son algunas de las referencias evidentes de las que se nutre Santos en una obra en la que homenajea a un grande de las novelas de espionaje injustamente olvidado como fue Trevanian, el autor de “Shibumi” o “La sanción del Eiger”, y al Nick Fury del nunca suficientemente reconocido genio del cómic Jim Steranko, personaje, junto al brubakeriano Soldado de Invierno, en el que se inspira Santos para caracterizar su Black Kaiser. Con todos esos mimbres, Santos escribe un pulp de espias clásico, frenético y desmesurado, confuso y potente en el que hace gala de un sólido blanco y negro que camufla algunas deficiencias narrativas evidentes que hubieran permitido trabar mejor la historia entre tanta acción y pelea.
En definitiva, Black Kaiser es un tebeo que no creo que pase a los anales del noveno arte pero con el que me lo he pasado pipa y que deja abierta la puerta abierta a nuevas entregas merced a su final abierto. La edición de Planeta bastante correcta y ajustada de precio incluye divertidos extras elaborados por el propio autor.

Victor Santos ofrece un cómic que se lee en un suspiro y cuya única pretensión es el entretenimiento. Brubaker, Azzarello, Risso, Timm, Grist y Miller son algunas de las referencias evidentes de las que se nutre Santos en una obra en la que homenajea a un grande de las novelas de espionaje injustamente olvidado como fue Trevanian, el autor de “Shibumi” o “La sanción del Eiger”, y al Nick Fury del nunca suficientemente reconocido genio del cómic Jim Steranko, personaje, junto al brubakeriano Soldado de Invierno, en el que se inspira Santos para caracterizar su Black Kaiser. Con todos esos mimbres, Santos escribe un pulp de espias clásico, frenético y desmesurado, confuso y potente en el que hace gala de un sólido blanco y negro que camufla algunas deficiencias narrativas evidentes que hubieran permitido trabar mejor la historia entre tanta acción y pelea.
