jueves, 3 de mayo de 2007

“Sunshine” de Danny Boyle.



Aprovechando el macropuente del 2 de Mayo nos acercamos a ver "Sunshine" y el sabor que se te queda tras la pelicula es muy agridulce.
“Sunshine” es la aportación de Danny Boyle al género de la ciencia ficción tras la celebrada “Trainspotting” y sus fallidas incursiones en el género de terror con “28 días después” o “La Playa”. Y, lo cierto, es que se trata de una aportación bastante escasa.
“Sunshine”tiene lugar a mediados del siglo XXI. La Tierra se está muriendo debido a que el Sol se apaga. Una expedición internacional se dirige, a bordo de la nave “Icarus II” – con semejante nombre ya es bastante previsible lo que va a pasar-, a lanzar una bomba atómica en el Sol para intentar reactivarlo y salvar así a la especie y al planeta. A lo largo de su viaje, reciben una señal de socorro de la “Icarus I”, una nave que se lanzó unos años antes con la misma misión y de la que no se tenían noticias. La tripulación intenta el rescate y, a partir de ahí, los hechos se desencadenan y la acción se precipita.
“Sunshine” es una película para los incondicionales del género de la ciencia ficción. La recreación de un posible viaje espacial al Sol, de la tecnología para lograrlo y la vida dentro de una nave está bien documentada en base a los últimos estudios científicos y documentales divulgativos al respecto. Sin embargo, si el espectador está buscando algún tipo de originalidad en su argumento y desarrollo que busque en otra parte. La trama principal de “Sunshine” –el lanzamiento de la bomba- se queda bastante corta y sólo resulta interesante durante la primera parte de la película en la que Boyle trata de emular al mejor Kubrick de “2001: una odisea en el espacio”, centrándose en la presentación de los personajes y las fricciones entre ellos en el ambiente claustrofóbico de la nave. Sin embargo, Boyle no es Kubrick y su talento no le da para rellenar con estos elementos los 107 minutos de la película por lo que busca la solución en otra referencia del género espacial, “Alien: el octavo pasajero” de Ridley Scott. De este modo, la segunda mitad de la película abandona la recreación científica y la relación entre los tripulantes por el terror espacial con unos resultados más que discretos. Asimismo, el desenlace de la misión resulta confuso y pesado con una búsqueda forzada de trascendencia a través de una pirotecnia exagerada y poco efectiva con unas secuencias finales tan poco conseguidas que casi echan al traste todo el intento de coherencia científica anterior. El reparto en general hace un buen trabajo intentando no naufragar ante tantas inconsistencias del guión, destacando sobre el resto un Hiroyuki Sanada (“El último samurai”) sobrio y creíble en su papel de capitán y Chris Evans (“Los 4 Fantásticos”) que pasa de ser una antorcha humana a un astronauta congelado.
Ah, una última cosa…Si a pesar de todo deciden acercarse a ver la película no piensen al principio que se han equivocado y están viendo un episodio de “Héroes”. No, es mera coincidencia.
Si quieren echar un ojo a la web oficial de la película pinchen aquí.