

En un vertedero de una deprimida Buenos Aires, unos vagabundos encuentran dos gemelos abandonados dentro de una caja de cartón. Uno de los niños está ya muerto pero el otro bebé sobrevive y recibe el nombre de Caín, un nombre que marcará su destino y le deparará toda una vida de violencia, venganza y misterios que solo resolverá cuando logre descubrir su oscuro origen.
A finales de los ochenta, Barreiro ya anunciaba en esta visionaria distopía porteña la violencia de las barras bravas futboleras, el corralito, las maquinaciones de los despiadados lobbys económicos y la telebasura, elementos que usa para ambientar la venganza del protagonista frente a todos los que convirtieron su vida en un infierno narrada con agilidad por todo un maestro del género en apenas sesenta páginas.

En el aspecto gráfico, Eduardo Risso muestra su dominio del blanco y negro dando ya sobradas muestras de unas habilidades narrativas innatas a las que ya le quedaba demasiado pequeña la composición de página clásica en viñetas cerradas.
Buscad por ahí en saldos y quizás todavía encontréis casi regalada esta joyita del auténtico cómic de género en el que Ricardo El Loco Barreiro fue un maestro. No os decepcionará.