viernes, 7 de diciembre de 2012

“Invencible 2”, de Robert Kirkman y Ryan Ottley.



 Aunque lleven un considerable retraso en la publicación de nuevo material de la serie, con buen ojo comercial desde Aleta/Dolmen han corrido para sacar en estas fechas prenavideñas el segundo integral de “Invencible”, una entretenidísima serie de superhéroes en la que Robert Kirkman está dando brillo y solera a las convenciones que han sustentado el género desde sus inicios, readaptándolas a los tiempos y gustos modernos. En esta nueva entrega se recoge el material publicado previamente en los tomos prestigio 6 y 7 de la edición española, que a su vez recogían los números 14 a 24 de la serie regular, el número 0 y el especial del Día del Cómic Gratis 2004 de las ediciones yanquis.



Tras el shock que supuso descubrir que su padre no era el superhéroe que pensaba, sino un extraterrestre dispuesto a conquistar la Tierra, el joven Mark Grayson inicia una nueva etapa en su vida finalizando el instituto y comenzando las clases en la Universidad al tiempo que como Invencible empieza a colaborar con el Gobierno en múltiples misiones que le impiden normalizar su vida. Las crisis con su novia Amber y el incipiente alcoholismo de su madre le obsesionan, sin embargo, estos no son los únicos problemas de Mark pues antiguas y nuevas amenazas se preparan para comprobar si realmente es tan Invencible como presume.

 Tras el nivel de intensidad y las revelaciones de las anteriores entregas, la serie entra en un período de calma aparente en la que Kirkman con mimo va desarrollando y continuando las numerosas subtramas que ha ido abriendo al tiempo que se centra en dotar de profundidad la vida civil de Invencible otorgando algo más de protagonismo a personajes como Amber,  William o la madre de Mark. Ello no quiere decir que la serie pierda interés en el plano netamente superheroico pues Kirkman plantea a su ritmo tramas que eclosionarán en futuras entregas. 

 Kirkman da soluciones coherentes a los problemas que se enfrentaría un joven superhéroe sin forzar las situaciones como hemos visto en tantas ocasiones. Esa ausencia de  artificiosidad a la hora de reflejar las reacciones del personaje ante sus problemas es lo que hace grande la serie y humaniza al personaje principal. ¿Es lógico que un chaval joven huya del alcoholismo de su madre y le cuente a su novia o a su mejor amigo que es un superhéroe? Por supuesto que sí.  

Kirkman juega con las convenciones del género y les saca su máximo partido no solo se limita a usarlas con sabiduría en el curso de la historia que está desarrollando en la serie sino que además reflexiona desde el humor como se han sobredimensionado y forzado en otras épocas esas mismas fórmulas. Por otro lado, en el aspecto superheroico las historias y los personajes son prototípicos, pero el guionista da rienda suelta a su imaginación para dar cabida en la serie a todo tipo de amenazas y personajes abarcando toda la amplitud de posibilidades que el género permite – villanos urbanos, genios locos, zombis, genios interdimensionales o amenazas extraterrestres- con lo que el elenco de supervillanos de Invencible en apenas 24 números nada tiene que envidiar al de creaciones mucho más longevas.

En el aspecto gráfico, tras la marcha del padre gráfico de la serie Cory Walker, su sustituto Ryan Ottley demuestra ser un relevo de garantías capaz de mimetizar el estilo elegante de líneas alargadas y finas de Walker al tiempo que le dota de una mayor fuerza y espectacularidad a sus composiciones (y lo que es importantísimo en la industría de los cómics, cumple con las entregas). Creo que la serie sale ganando con el cambio.

En fin, lo mejor de “Invencible” está aun por llegar pero para ello hay que pasar –y disfrutar- de estos números. Ojalá en 2013 desde Aleta/Dolmen le metan caña a la serie y aparte de seguir publicando integrales hagan algo para recuperar el considerable retraso que han acumulado respecto a la serie norteamericana.