domingo, 28 de febrero de 2010

“Jonah Hex 2: Armas de Venganza”, de Jimmy Palmiotti y Justin Gray y VVDD.


A falta que en la próxima entrega tenga lugar el desembarco en la serie de nuestro Jordi Bérnet esta segunda entrega de la puesta al día de Jonah Hex que recoge los números 7 al 12 de la colección original mantiene la misma línea que la anterior: una apuesta contracorriente en el mainstream por aventuras autoconclusivas del Oeste protagonizadas por el cazarrecompensas de la cara marcada que cuenta como elemento más interesante un apartado gráfico en que distintos dibujantes de calidad – en esta entrega la nómina no es moco de pavo: Paul Gulacy, Phil Noto, Luke Ross, Tony de Zúñiga, Val Semeiks, Dylan Teague, David Michael Beck y Gator Bait- ofrecen en cada número su propia versión de Hex.


En estos números, hay un intento por pare de los guionista Jimmy Palmiotti y Justin Gray de introducir nuevos elementos que enriquezcan las historias sin abandonar por ello la apuesta por el cómic de género. Así, aparte de los pistoleros y villanos arquetípicos, Hex se enfrenta en estas historias con los miembros del circo ambulante del que rescató al niño salvaje en el primer episodio de la serie y esta adquirirá un tono mucho más fantástico con episodios en los que el protagonista se encontrará con otro héroe del Oeste olvidado de la DC, El Diablo, en un encuentro que ayudará a definir mejor la compleja personalidad de este cazarrecompensas. Episodio a episodio los guionistas van añadiendo rasgos a un personaje capaz de ser más duro y despiadado que los malvados que persigue motivado por su particular y enfermiza idea de la justicia y, a pesar de ser un personaje bastante despiadado y cínico, en el que es el mejor episodio de lo publicado hasta el momento, los guionistas muestran como es capaz de sentir algo parecido a la piedad con las víctimas colaterales de sus actos.

En este libro hay dibujantes de calidad para todos los gustos pero yo destacaría dos: el filipino Tony de Zúñiga, cocreador del personaje en los años setenta, y un Paul Gulacy que deja muestras de su enorme calidad en una historia clásica en la que Hex acaba con unos asesinos a sueldo dejando constancia que por su estilo elegante y estilizado no pasan los años.

En definitiva, a falta que Bérnet defina definitivamente el origen del personaje en la próxima entrega, en esta encontraremos unas estupendas historias de género que ningún aficionado al Oeste debería perderse.
Más “Jonah Hex” en El lector impaciente:

El rostro de la violencia”.