viernes, 7 de mayo de 2010

“Las Águilas de Roma II”, de Enrico Marini.

Me decepcionó tanto la primera entrega de esta serie en la que el suizo Marini ha realizado su debút a los guiones que cuando me enteré que Norma iba a publicar esta segunda entrega a punto estuve de dejarla en el expositor de la librería. Craso error hubiera cometido, porque si bien el primer álbum de “Las Águilas de Roma” muestra todos los vicios del guionista primerizo en esta nueva entrega Marini enmienda la plana y ofrece un entretenido peplum que nada tiene que envidiarle a clásicos del género como “Murena”.

Marini demuestra unos recursos narrativos insospechados en este nuevo álbum en el que se hace desde el principio con el lector situando la acción varios años en el futuro respecto el punto en que acabó la primera entrega presentado a Marco, uno de los protagonistas que en la primera entrega dejamos casi adolescente, como un curtido soldado que, a su regreso a Roma tras una dura campaña, se dedica a la conquista de las mujeres de los senadores engañando a su propia mujer. Tras este impactante inicio, Marini inicia un largo flashback en el que retoma la acción donde la dejó al final de la primera entrega para mostrar a Marco y Arminio en la tumultuosa Roma de su juventud en la que intentan labrarse una carrera de éxito. Mientras el ambicioso Arminio pretende progresar dentro del ejército, Marco conocerá a una joven noble y se enamorarán locamente a pesar de ser estar prometida a uno de los hombres más ricos y ambiciosos de la ciudad por su padre. La aventura amorosa de Marco acabará mal y le generará peligrosos enemigos para el futuro, provocando, además, el distanciamiento definitivo con Arminio. Años más tarde, el emperador Tiberio encarga al Marco adulto una peligrosa misión que le obligará a reencontrarse con su viejo amigo Arminio tras cinco años de distanciamiento en la revuelta Germania y con el amor del que fue separado.

Marini sorprende en esta nueva entrega de “Las Águilas de Roma” rectificando buena parte de los errores de la primera entrega para ofrecer un álbum entretenido y muy bien construido a pesar de no transitar dentro de premisas poco originales. A lo largo de sus cincuenta y seis páginas, la narración está perfectamente hilvanada y los personajes se muestran bien construidos más allá de lo manido del género al que se adscribe la historia. Se nota que Marini se ha preocupado especialmente en documentarse para que los personajes reaccionen y se comporten como es de suponer que lo harían y refleja la obra un cuidadoso estudio de las tradiciones e instituciones de la Antigua Roma. Marini ,tras el álbum de la presentación, plantea emocionantes tramas que confluyen en el personaje de Marco el cuál asume todo el protagonismo quedando, sin embargo, en suspenso su resolución hasta próximas entregas.

Si la historia mejora a nivel argumental y en el desarrollo narrativo, en el apartado gráfico, auténtico punto fuerte de Marini, me atrevería a decir que el autor se supera. Marini recrea perfectamente los distintos ambientes de la ciudad de Roma desde las villas hasta el Hipódromo, pasando por el palacio imperial o los barrios más humildes con maestría y sentido al tiempo que caracteriza perfectamente a los distintos personajes cuidando todos los detalles, desde la indumentaria hasta los más mínimos rasgos, con un detallismo que pocos alcanzan hoy día, resultando un placer demorarse en las grandes viñetas en las que el autor no ha dejado nada al azar.

En definitiva, el segundo álbum de “Las águilas de Roma” es el mejor trabajo que he leído de Enrico Marini hasta la fecha y deja con ganas de más, mostrando a un autor maduro que cuando quiere es capaz de realizar trabajos a la altura de los mejores manteniéndose, eso sí, fiel a las reglas de los géneros más comerciales en los que se mueve.
Si quieren leer un tebeo escaso de originalidad pero bien construido, entretenido y adictivo prueben con este.

Otras obras de Marini en El lector impaciente:

La estrella del desierto”.
Las águilas de Roma I”.