lunes, 7 de abril de 2014

“Breach”, de Bob Harras, Marcos Martín y Javier Pulido.





¡ Qué rabia da cuando una serie de calidad es cancelada por bajas ventas! Y aunque el público es soberano y las ventas indudablemente mandan, hay series que no sé sabe muy bien por que motivos no acabaron de convencer y son finiquitadas antes de lo que se merecerían por su calidad. Uno de esos casos fue el “Breach” de Bob Harras y Marcos Martín cuyos once números de serie regular ECC ha publicado en dos apañados tomitos y que en mi opinión debió haber corrido mejor suerte.

El mayor Zanetti es un esforzado militar que tiene una vida perfecta hasta que se ve afectado por una brecha interdimensional en el proyecto militar ultrasecreto en el que trabaja. Cuando despierta la vida idílica de Zanetti se ha convertido en una pesadilla. Su mujer se ha casado con su mejor amigo, su hijo ya es adulto y le ha olvidado y él mismo se ha transformado en una criatura superpoderosa de toque mortal que ha de luchar por mantener a salvo los escasos recuerdos que le quedan y su humanidad. Cuando de la brecha que se formó tras su accidente empiezan a surgir poderosos y despiadados seres conocidos como los Visitantes, Zanetti parece que es el único capaz de pararle los pies aunque siniestras fuerzas parecen dispuestas a confabularse para impedírselo a toda costa.
Lo que en principio era un proyecto pensado para ser un retcon del Capitán Átomo actualizando su origen pronto tomó visos de convertirse en algo más ambicioso y personal gracias al buen hacer del veterano Bob Harras que aparcando sus desvaríos espidermaníacos retoma el buen pulso que demostrara en series como “Los Micronautas” o “Los Vengadores” en una serie que contaba con elementos más que suficientes para atraer a los lectores y desarrollar ideas con potencial como para haber dado juego durante mucho más números.
Harras construyó el nuevo personaje incorporado plenamente al Universo DC convencional – en estos números hay varias apariciones de Superman y otros miembros de la Liga de la Justicia de América- en una trama de origen bastante manido pero que desarrolló con oficio e inteligencia para mantener atrapado al lector desde la primera a la última página en torno a los diversos misterios que rodeaban al personaje principal y los diversos secundarios con los que interactuaba pero sin obviar las imprescindibles dosis de acción que el cómic precisaba. Harras hasta el final mantiene el interés y la tensión dejando al lector con ganas de conocer los detalles que se le escapan en torno al atormentado protagonista, más cercano en cuanto a modelo al Doctor Manhattan de “Watchmen” que al Capitán Átomo popularizado por DC (del original de la Charlton ya ni os quiero contar) en los noventa.

Si el trabajo de Harras es realmente bueno, el que realiza una labor brillante es el español Marcos Martín quién saca el máximo partido a su estilizado y elegante trazo para construir una narrativa plenamente adaptada a la historia que está contando y fuertemente influida en mi opinión por el “Madman” de Mike Allred. Martín, en “Breach” ya mostraba plenamente esa identidad propia y su personal estética con la que ha deslumbrado últimamente en “Daredevil” o “The Private Eye”, desarrollando un cómic vistoso y entretenido, siendo relevado con buen pulso igualmente por un Javier Pulido que, como es habitual,  tampoco desmerece en los dos últimos números de la serie de los que se hace cargo.

Es una lástima que obras como “Breach , que buscaban sintetizar las tramas de género con la innovación formal, no encontrarán su público en el momento de su publicación a mediados de la década pasada aunque sin duda sirvieron para abrir el camino a otras series posteriores. Quizás en este momento en que Marvel está publicando con éxito obras que abundan en esta tendencia como “Ojo de Halcón”, “FF” o “Daredevil” no sería mala idea que DC diera una nueva oportunidad a una serie que por calidad merecía haber corrido mejor suerte.