miércoles, 13 de enero de 2010

“Jan Europa 1”, de Edmond

Tiene razón Hernán Migoya cuando habla en el epílogo del primer recopilatorio de la serie “Jan Europa” que ha empezado a publicar Glénat, de la bofetada de nostalgia que provoca releer las aventuras de este personaje a los que lo hemos conocido de pequeño. No me pidan objetividad porque Edmond y “Jan Europa” son probablemente una de las razones de mi continuada afición al medio aunque durante años desconocí el nombre del autor de las aventuras que aparecían en “Mortadelo”. Y conste que me daba miedo reencontrarme con los ojos del adulto resabiado con las historias y los personajes que me marcaron tanto de niño. Sin embargo, tras finalizar la lectura del primer álbum, he de reconocer, que a falta de releer la historia que más me impactó y que aparecerá en próximas entregas (la del triángulo de las Bermudas con la Calavera Gigante y el cementerio de barcos y aviones de todas las épocas), "Jan Europa" ha envejecido razonablemente bien y creo que resistiría dignamente su lectura por los lectores más jóvenes, lo que no deja de confirmar las cualidades de Edmond, uno de los dibujantes de Bruguera menos conocidos.

En su época, Jan Europa era un héroe sui generis. Alejado del prototipo de hombre duro y desencantado es un tipo optimista que odia la violencia pero que combatiendo en la I Guerra Mundial recibió el don de la inmortalidad y la eterna juventud. Tras setenta años alejado de su familia y amigos, Jan inicia accidentalmente una ambigua elación sentimental con la nieta de su antigua novia, Anne, y vive trepidantes aventuras como paladín de los Guardianes del Poder en constante lucha contra los Iniciados Negros, una poderosa organización secreta liderada por el misterioso Incógnito y cuyo objetivo es hacerse con el poder. A lo largo de este primer libro de tres asistiremos a esa luchspor todo el mundo al tiempo que Edmond da detalles sobre el pasado de Jan y presentando al sorprendente ayudante de Jan, David McIntire, un policía escocés retirado (genial giro de Edmond presentar al sidekick de Jan en un anciano) experto en el arte del disfraz que Jan conoció en el pasado y que cree firmemente que Europa es un extraterrestre.

Edmond cuenta en el libro que creó "Jan Europa" como un proyecto de héroe español y europeo alejado de los estereotipos imperantes en la época, un héroe de cómics que reúne todos los elementos para haberse convertido en una serie de culto como son en Italia “Dylan Dog” o “Martyn Mistere” sino fuera porque su publicación coincidió con los estertores de Bruguera víctima de la incipiente crisis del cómic nacional junto al hecho, para que engañarnos, que sus aventuras tienen ciertos ecos a honradas historias de género que ya venían contándose desde hacía décadas en Argentina o el resto de Europa. Y, sin embargo, “Jan Europa” en su inocencia tiene algo que sigue atrapando, quizás debido al buen hacer de Edmond, un dibujante versátil capaz de afrontar cualquier estilo con maestría y pasar sin dificultad del realismo a la caricatura. En las historias de "Jan Europa", Edmond se da en ocasiones ciertos aires a Mezieres o a Gir, mostrando un completo dominio técnico para el tratamiento de todo tipo de localizaciones y la caracterización de los personajes y objetos (geniales esos coches de época) unido a un sentido de la narración trepidante (en cada página pasan un montón de cosas sin dar tregua al lector) que, en ocasione,s se vuelve demasiadoconfusa como en la historia titulada “Operación Aristóteles”. A pesar de ello, Edmond demuestra ser un guionista más que competente capaz de incorporar una trama conclusiva en cada episodio al tiempo que mantiene la tensión y la continuidad en el argumento principal que enfrenta a las fuerzas del bien personificadas por el bueno y sencillo Jan frente a las del mal lideradas por Incógnito, un rimbombante y exagerado personaje que cumple a la perfección su labor de villano arquetípico, aunque en demasiadas ocasiones abuse del "deus ex machina", algo por otro lado habitual en los cómics de la época que compensa, por otro lado, con un gran desparpajo a la hora de construir los diálogos de los personajes dotándolo de cierta socarronería que ayuda a no tomarse demasiado en serio la historia y disfrutarla como lo que es, un cómic de entretenmiendo dirigido a un público infantil-juvenil, algo que queda reforzado con los diálogos entre personajes en los que incorporan elaboradas y didácticas explicaciones, destinados a enseñar lo que era al lector infantil lo que era un virús o las civillizaciones del indo.

En definitiva, que no me ha disgustado el reencuentro con “Jan Europa” y espero con ansías las nuevas entregas porque estoy seguro que lo mejor está por llegar (ese anunciado material inédito me quita el sueño...), sin embargo, tengo que poner un pero a la edición de Glénat, ya que más allá de la reducción que el dibujo de Edmond aguanta muy bien, en la supresión del cuidado coloreado de Edmond, que era uno de los puntos fuertes de la edición original en “Mortadelo”, sustituido por un blanco y negro cumplidor pero que a aquellos que hemos leído la otra nos chirría. Por otro lado, la edición recoge las portadas originales de la colección “Jan Europa”, estas sí, a color, lo cuál no deja de ser un punto a su favor.

Ya saben, si quieren disfrutar de un cómic de género de los de antes con el que pasarselo pipa y de una serie que por su calidad debía haber merecido mejor suerte, no dejen pasar este tebeo. Y, si no conocían, la serie ni al personaje de antemano dején sus comentarios por aquí a ver si logramos entre todos en esta entrada reunir algo más de objetividad. A mí me cuesta.

Carlos Nine, Alberto Breccia y Hugo Pratt.


Carlos Nine: Nací en Haedo, donde vivió y murió Alberto Breccia. El tenía una casa enorme, un estudio espectacular. Era un mito él. Aparte interesante la vida de él, porque fue un dibujante, digamos común, regular, y vivía de eso tranquilo durante casi toda su vida, hasta que de pronto un día algo le ocurre, o tiene una crisis. No se cómo funciona, pero cambia totalmente su forma de dibujar. El se hace famoso, no por Vito Nervio, sino por Mort Zinder, El Eternauta. Cambió estéticamente. El lo atribuye a que un día Pratt, que vivía acá en Argentina, le dijo:- “Vos con lo que sabés dibujar porque hacés toda esa mierda”- “Tengo que vivir”- “No, sos un cobarde”El Tano (Pratt) era muy agresivo, y le insultó. Entonces le dio como vergüenza y se puso a dibujar. Parece que eso le influyó, los insultos del tipo lo asustaron.Todos lo elogian (a Breccia), pero todos están cómodos haciendo veinticinco mil años el oso chirimbolo porque se vende bien. No, ahora hacé otra cosa, corré peligro. Tanta gente corre peligro, un albañil, hacé algo que te ponga en riesgo, sino es muy aburrido ir asi.

Alberto Breccia en “Vito Nervio”.

Alberto Breccia en “Mort Cinder”.

(El gran Carlos Nine habla sobre sus orígenes y la necesidad de afrontar riesgos en la carrera de dibujante con una ilustrativa anécdota ocurrida entre Alberto Breccia y Hugo Pratt. Nine cuenta muchas más cosas en esta interesante entrevista del 2007 que La Duendes recoge aquí y aquí).