
En Freddy Lombard partiendo de un tratamiento de la acción clásico a la manera en que Hergé construía sus historias, Lombard evoluciona hacia un grafismo innovador experimentando con el tratamiento de página y el color logrando unos resultados asombrosos para la época en que se dibujaron estos álbumes aglutinando al mismo tiempo las enseñanzas de las dos grandes escuelas de línea clara, Bruselas y Charleroi, con una naturalidad, exenta de complejos y en constante evolución gracias a un dominio de la técnica y un perfeccionismo pocas veces visto. Evolución gráfica que se puede apreciar perfectamente a lo largo de las tres historias que conforman la recopilación de Glénat alcanzando su máxima expresión en la última de ellas, “El cometa de Cartago”, una obra ambiciosa que Chaland sitúa en una comunidad aislada donde la aparición de un cadáver flotando en la playa sirve como catalizador de emociones reconcentradas frente al contrapunto de las inclemencias climáticas. En “El testamento de Godofredo de Bouillon” queda de relieve otro de los elementos característicos de los cómics de Chaland, su sentido del humor y fina ironía, al ser contratados Freddy y sus amigos para encontrar la herencia de Godofredo por su descendiente alcohólico, Chaland juega con los cánones de la historieta clásica llegando a un desenlace tan original como divertido. Lo mismo se puede decir de “El cementerio de Elefantes” donde de una primera parte naif y divertida en la que los protagonistas viajan a África se pasa a una segunda con un punto más siniestro pero igualmente graciosa en la que han de resolver una serie de asesinatos.
Hay que felicitar a Ediciones Glénat por lo acertado de la edición dándole a la obra el tratamiento que merece y ahora sólo queda esperar que las ventas acompañen lo suficiente para que podamos ver publicadas el resto de la obra de este malogrado genio del Cómic inéditas en castellano.