

En el presente, empiezan a excavar en Alemania un túnel y dan con una ciudad fantasma de los nazis. Una tipa se equivoca y activa una trampa de los nazis que activa un misil que suelta un virus que acabará con toda la humanidad en cuestión de un par de días. La cosa está muy chunga pero a los mandamases se les ocurre que cuatro esforzados G I Joes salten en el tiempo un par de días al pasado y eviten que la trampa se active. Sin embargo, alguien se equivocó con las comas, los cálculos salen mal y los cuatro comandos acaban viajando a la Alemania nazi para enfrentarse al mismísimo Hitler y al genio malvado que ideó la gracia de la bomba.

Jimmy Palmiotti y Justin Gray son dos tipos esforzados aunque escasos de originalidad que han hecho un poco de todo en la industria del cómic destacando sobre todo por su correcta revisión de “Jonah Hex”. En “Time Bomb” han ideado una historia a medio camino entre “Stargate”, Malditos Bastardos” y la clásica “El nido de las águilas” centrando todo el guión en imprimir a la historia una espectacularidad artificiosa y un ritmo desenfrenado a partir de una idea que seguramente podría haber dado más de sí con un ritmo algo más pausado que hubiera permitido una mayor definición de los estereotipados protagonistas (el listo moreno, el malo rubio, la maciza aplicada y el negro gracioso). Tras un planteamiento inicial bastante correcto, la historia se desquicia en una sucesión delirante de situaciones molonas –no olvidemos que es un blockbuster- en la que los protas no dejan nazi sano para acabar cerrando la historia de un modo aceptable aunque abrupto.

En el aspecto gráfico, el que tuvo retuvo y Paul Gulacy (imagino que se embarcó en este proyecto por su relación con su antiguo entintador, Palmiotti) realiza un excelente y elegante trabajo tanto la representación de los personajes y su entorno aunque como es característico en su estilo muestra cierta rigidez en los rostros de los personajes. Gulacy no tiene problemas a ajustarse a los ritmos cinematográficos que la historia demanda y cumple sobradamente con lo que Palmiotti y Gray le demandan.

En fin, “Time Bomb” promete exactamente lo que da por lo que no se puede pedir mucho más. Ahora solo hace falta que Tony Scott o Roland Emmerich dirijan la peli. Yo, por si acaso, voy preparando las palomitas.