lunes, 17 de octubre de 2011

“Superman: Identidad Secreta”, de Kurt Busiek y Stuart Immonen.



Estos días que a más de uno se le nota con la depre subida y ya aventura el principio del fin del género superheroico como consecuencia del Reboot de DC (si cada vez que DC monta un mal megaevento que vende un montón y no gusta ni a los aficionados y ni a los críticos se acabase el género este habría sido consumido por la antimateria hace muchos años) se me ha ocurrido rescatar”Superman: Identidad Secreta” miniserie para la línea Elseworld realizada por Kurt Busiek y Stuart Inmonen hace algunos años ya y publicada en tomo por Planeta en España, como ejemplo de un buen tebeo superheroico, comercial e inteligente que demuestra –igual que muchos otros, aunque sean propuestas situadas más en los límites del género- que este no solo no está muerto sino que ha evolucionado para incorporar aparte de una enorme oferta mainstream de tebeos olvidables obras interesantes y que merecen ser destacadas y revindicadas.

Partiendo de una idea aparecida en “DC Comics Presents 87”, Busiek hace una reformulación del concepto clásico de Superman –y por extensión del superhéroe- explicando, a lo largo de los cuatro episodios que forman la miniserie, las distintas problemáticas y evolución que un Superman/Clark Kent de una Tierra sin superhéroes y en la que estos son solo héroes de los cómis afrontaría a lo largo de su vida (adolescencia, juventud, madurez y senectud).

Busiek medita acerca de un viejo concepto del cómic de superhéroes que parece se ha ido perdiendo en los últimos tiempos – o bien los guionistas no han sabido sacarle suficiente partido si exceptuamos quizás a Robert Kirkman en “Invencible”- que es el de la identidad secreta, mostrando como su Clark Kent lucha por mantener el anonimato e intentar llevar una vida normal y protegerse a sí mismo y a su familia (respecto a la que también se plantea mantener el secreto) del villano de la historia que en este caso sería el gobierno.

Busiek, como ya hiciera en otras de sus obras más reconocidas como “Marvels” o “Astro City”, hace participe al lector de su fascinación por la figura del superhéroe clásico aunque en esta ocasión – a diferencia de “Marvels” donde incorporaba un personaje intermedio que era el vehículo de sus meditaciones y fascinaciones- deja que sea el propio protagonista a través de las anotaciones de su diario el que transmita al lector sus pensamientos, preocupaciones, miedos y anhelos en un diálogo directo con el lector. Es curioso como Busiek aprovecha su profundo conocimiento del género superheroico para mostrar unos conflictos a los que se enfrenta su Superman adolescente calcados a los que cuarenta años antes desarrollara Stan Lee y Steve Ditko en “Spiderman” mientras que otras situaciones –como el ocaso del héroe- el propio Busiek se ha encargado de desarrollarlo en “Astro City”. Busiek se preocupa por hacer un superhéroe accesible y humano en el que, al margen de sus hazañas heroicas (que generalmente no tienen trascendencia para el público porque son precisamente secretas) desarrolla una fructífera y exitosa vida personal y laboral de lo más convencional.

En el aspecto gráfico, el canadiense Stuart Immonen realiza un excelente trabajo creando una atmósfera oscura y realista que recuerda a otros autores como Michael Lark, John Paul Leon o Steve Epting que se contrapone con la espectacularidad y luminosidad hueca que suele imperar entre los dibujantes de “Superman” aplicando el color grafico directamente a un minucioso acabado a lápiz. Immonen mima los detalles y las texturas para dar verosimilitud a la historia y que resulte creíble para el lector el que, durante el rato que está leyendo el tebeo,pueda existir en nuestro mundo de no ficción un Superman que secretamente vele por nosotros en algún lugar.

No nos decepcionemos por lo más grueso de la producción superheroica y no creamos que dentro del bosque de una producción industrial que busca la rentabilidad económica casi a cualquier precio no hay árboles capaces de ofrecer muebles de primera calidad que satisfagan al lector más exigente dentro de un género que, como todos, pasará por momentos mejores o peores pero forma parte por derecho propio de nuestras fantasías como especie. A estas alturas, se puede criticar a la industría pero no se puede dudar del potencial del género. Y obras como "Superman: Identidad Secreta" son buena prueba de ello.