martes, 29 de noviembre de 2011

“Starman 3”, de James Robinson, Tony Harris y VVAA.

La excelente edición de Planeta de la serie “Starman”, de la que ya comenté aquí y aquí, es como el caviar. Hay que paladearla despacito porque, más allá de su precio, es una delicatessen que hay que saborear de a poquitos.

Y es que esta serie responde a lahistoria de siempre mil veces repetida en el género de superhéroes: personaje perdido en el limbo de las malas ventas, editor avispado (en este caso uno de los más avispados, Archie Goodwin) que selecciona a James Robinson, un joven guionista con talento al que da manga ancha, y a Tony Harris, un dibujante hiperrealista que se ajusta como un guante a su estilo, y como resultado, "Starman", una de las series más originales, imaginativas e innovadoras del género en los noventa que no solo redefine con respeto el personaje clásico en que se inspira sino muestra una vez más que la única limitación del género superheroico la establece solamente el talento de sus autores y la miopía de sus editores.

En este tercer tomo de la notable edición de Planeta, se recogen los números 30 a 38 de la serie regular, el segundo anual, la serie limitada de cuatro números protagonizada por The Shade y un número de Secret Origins. Quizás lo más destacable dentro de la continuidad de la serie sea “Artefactos Infernales” el arco de la serie regular en el que Robinson presenta al Pirata Negro y “mata” a Solomon Grundy, redefiniendo de paso toda la idiosincrasia del personaje y explicando eficazmente el rol bueno de su versión, o el episodio en el que la nueva Niebla acaba sin esfuerzo con la mayor parte de los miembros de la LJE, sin desmerecer la entretenida miniserie de The Shade en la que el antiguo villano se va enfrentando a lo largo del tiempo con las distintas generaciones de una misma familia que han jurado eliminarle Sin embargo y, a pesar de lo buenos que son estos tebeos, creo que Robinson donde más brilla es en los episodios autoconclusivos en las que aparentemente no pasa nada, pero de las que se sirve el guionista para profundizar en la personalidad de los personajes y en su propia concepción del superhéroe, aparte de ir preparando la entrada a nuevas tramas. Tebeos como “Charla con David: Año 97” en las que en una animada cena con distintos superhéroes muertos de la Golden Age, Robinson deja constancia de su profundo conocimiento del Universo DC y de paso homenajea a Norman Rockwell, o el anual 2 que sirve de recapitulación de todo lo que se lleva publicado al tiempo que profundiza en las relaciones amorosas de los distintos personajes.

En el aspecto gráfico, Tony Harris firma algunas de sus mejores páginas, especialmente en el mencionado “Charla con David: Año 97 pero la dificultad de mantener la regularidad obliga a Robinson a buscar nuevos dibujantes que le suplan, algunos excelentes, como Mark Buckingham o Richard Pace, y otros, como Steve Yeowell o Dusty Abell, más discretos pero cumplidores. No son los únicos dibujantes que realizan una labor meritoria y destacable en el presente volumen, en la miniserie de “The Shade” cada número de los cuatro que los componen está realizado por un dibujante diferente de gran nivel (Gene Ha, J.H. Williams III, Brett Blevins y Michael Zulli) restando uniformidad al conjunto pero sorprendiendo con las diferentes versiones y perspectivas que cada uno de los dibujantes aporta al ambiguo The Shade.

En “Starman”, Robinson creó un tebeo de superhéroes culto, anticlimático y referencial que nada tiene que envidar a las creaciones de culto de Moore y Gaiman, un tebeo que se aleja de los cánones más trillados del género para encontrar nuevas vías al mismo. Lástima que los derroteros del mainstream parezcan ir por otras vías.

Seguiré informando conforme vaya leyendo el resto de los volúmenes